Acaso como un símbolo infausto y bufo a la vez del gobierno fernandino que acaba de peer el sufragio universal. Como un signo nefando y burlesco de la nueva deposición popular; como una personificación grotesca cuanto abominable del Régimen monstruoso dominante; y al fin, acaso como efigie infame y sátira, obscena y ridícula de la democracia, ha sido enfocado en el primer plano de los actores de la nueva inmundicia gubernativa, la figura de Estanislao Fernández. El hijo degenerado del presidente, cuyo oficio convicto y confeso tiene una decena de nombres eufemísticos en inglés, pero un solo y frontal nombre en la pulida lengua castellana: puto.
La gravedad del asunto no está primero, en esta ocasión, en la práctica explícita de la contranatura que caracteriza al abyecto, sino en la total aquiescencia del padre que se gloría en su vástago corrupto, en el deleite admirativo con que ha sido aceptado y ponderado por los medios masivos, en el beneplácito de la clase política, en el silencio cobarde de quienes deberían protestar a cuatro voces la ignominia; y está la gravedad principalmente en que el depravado exhiba con orgullo su condición de tal, mientras su padre aprueba tamaña exhibición convirtiéndola en Política de Estado. Ya no es la honra del hijo másculo que continua la estirpe, sino la jactancia del Dr. Frankestein, que cree haber desafiado con éxito la ley divina, sin saber el final que le aguarda.
El infeliz de marras, en sí mismo, es inmerecedor de cualquier loa o ataque.¿Qué predicar de un folículo, tubo o canal?;¿qué denostar o encomiar de la secreción o de la adrenalina? Lo que traslada su caso del ámbito de los patólogos al de los politólogos, es que tamaño engendro ha sido convertido en causalidad ejemplar de los nuevos tiempos, en paradigma epocal y etario, en una especie de titán de la extraña honra posmoderna de tenerse por náusea.
Su padre, que ha jurado insensatamente por los Santos Evangelios, profanándolos de manera escandalosa y procaz, debería saber que en aquellas sacras páginas que ignora y toma en vano, el buen progenitor de la proverbial parábola del hijo pródigo, no es el que festeja que el descarriado vástago habite en un chiquero, sino el que lo abandone para recuperar la gracia. Alberto, claro, subvierte a sabiendas la enseñanza neotestamentaria. Y al igual que su prole él es el insensato habitante de esa porqueriza de fetidez ilimitada que da en llamarse kirchnerismo.
Nos adelantamos a una objeción de la que podría hacerse portavoz algún buscapleitos. Va de suyo que hay otros muchos Estanislaos y Albertos en la partidocracia entera, en la sociedad en general y en los gobiernos anteriores al presente. El Macrismo, para decirlo con todas las letras, no fue ni es otra cosa que un rejunte de amorales, apátridas y ateos prácticos, siendo su testa visible y directriz un sujeto de múltiples promiscuidades vividas o promovidas. Baste recordar al ingeniero emulando públicamente a Freddie Mercury, para darse una cabal idea de su ética de bajo fondo y sus predilecciones de albañal. Fue la pringue su vida y su elemento, diría de él algún himno de resonancias sarmientinas.
No obstante, el matiz que hace del caso que comentamos ahora algo casi sin precedentes, es que con él se cumple aquel vaticinio trágico de Octavio Paz: el tacho de basura fue colocado al fin como centro de mesa. La puerta del baño ha sido dejada intencionalmente abierta, y ya no dice el mutante que “odia el <plop> de los zurullos”, sino que en breve ha de crearle un Ministerio para que ejerza su peculiar función.
A la vista de esta “Estanislaoización” del peronismo vigente podrían hacerse algunas reflexiones, si tiempo y ganas hubiera.Porque antecedentes no faltan en la “tercera posición”, de posiciones nefandas reivindicadas y presentadas como naturales. Desde las de su fundador, de quien se llegó a decir que se lo quería igual, así se probara su condición de ladrón y de invertido, hasta la de sus briosos militantes de la retaguardia que no trepidaron en formar una rama que responde a la sonora nomenclatura de P.P, siendo la primera consonante inicial del crudo nombre de la sodomía.
Pero no puede dejar de anotarse un fenómeno significativo. Medio siglo atrás, los guerrilleros peronistas irrumpían marcialmente en la Plaza de Mayo, canturreando que no eran maricas ni faloperos sino “soldados de Far y Montoneros”. El tiempo –implacable verdugo si los hay- les devolvió nietos como Estanislao, que cantan impúdicos y verracos exactamente lo contrario: la jactancia de ser drogadictos y homosexuales. Más un plus inevitable: aborteros, cobardes, asesinos de vientres maternos y tronchadores inicuos del hogar constituido como Dios manda. Atributo este último que cuenta con el beneplácito del mismo Bergoglio, quien no trepida en recibir cortesmente a la eventual barragana de Alberto en el mismo Vaticano, dentro de una cumbre mujeril prevista para conyuges de Jefes de Estado. ¿De qué conyugalidad estamos hablando?
Una vez más acertó el maestro Chesterton: si se niega lo sobrenatural, tampoco queda lo natural. Queda la nada. Y de trágicas naderías alzadas con el poder estamos hablando.
Vaya desde ya nuestro aviso, a propios y ajenos, a amigos descorazonados por tantos males impunes a la vista, y a enemigos agrandados precisamente por la lenidad de que disfrutan para ejecutar sus ruindades.
Nuestro aviso es simple y es claro: como argentinos, no permitiremos que estaticen a nuestros hijos ni a nuestros nietos ni a nuestros seres queridos. Como bautizados, no permitiremos que bergoglicen nuestra Fe Católica, Apostólica y Romana. Así de fácil y de rotundo. Porque para tal propósito el único poder que necesitamos no nos lo da la democracia sino la gracia. Que ellos sigan engendrando Estanislaos, Máximos, Florencias o cómo se llamen los desdichados muñecos. Nosotros seguiremos trayendo al mundo varones y mujeres, a quienes Dios primero y María Santísima por delante, los criaremos en el antiguo y noble propósito de vivir conforme al Decálogo.
Quisimos decirlo en versos en uno de nuestros recientes libros, bajo el título marechaliano de Didáctica del Hogar. Permítasenos recurrir a algunos fragmentos:
Cuatro cimientos tiene la crianza
sin mengua de enunciarte una lista de tríadas
que harían ilegible mi Didáctica.
Empiezo por mentarte la columnata firme del ejemplo.
Serás espejo de tus hijos en el que puedan verte y verse
sin reproches,
serás cristal y lámina que devuelva un dechado a los mirones.
O el vidrio se hará añicos
y quedará tu efigie
como un pedrusco egipcio que mutiló el Sahara.
Leopoldo, si los padres no han de ser arquetipos
engordarás mañana la faltriquera hebrea
de algún psicoanalista.
ººº
Mas estos paradigmas no han de ser sólo tuyos
unido a tu consorte.
Los buscarás dónde ya sabes y lo cantaste un día
trazando la esperanza de la patria:
<en la marcha fogosa de los héroes abajo
y en la levitación de lo santos arriba>.
No enmiendo plana alguna si por necesidad acoto
lo que falta esta tarde;
que esos santos no sean espantajos salidos
de un cónclave de ciegos,
para ultrajar altares;
ni sean esos héroes marionetas fulleras
despojadas del bronce, del corcel y la espada.
Lo santos son los héroes de la historia celeste,
los héroes son los santos
que habitan geografías seculares.
ººº
¿Qué sucedió y agrego: cuándo y cómo,
desplazaron insignes y preclaros varones
y mujeres salidas
del fiel Deuteronomio
o de miniados códices monásticos,
por una muchedumbre de eunucos,
del avariento Creso,de la furcia insolente,
de habitantes de Lesbos, Cartago o de Gomorra?
¿Qué alquimia de tahures construyó en la botica
de la Ciudad Destrinizada ,
los esperpentos grises que adora nuestro pueblo,
los endriagos que admira?
Sirva de réplica la de Alejandro en Frigia:
corte tu tajo el nudo endemoniado
y vuelva el aire puro de la pampa o del Ande.
ººº
Hay varios consejeros que han pasado a la historia
por motivos diversos, si sabios o malvados,
inspirados o ineptos.
En su carcaj no estaban esas flechas filosas, ni saetas agudas
sino sólo palabras
que daban o negaban puntería moral a los criterios.
Si quieres ser el padre que no entregue a su hijo
la leche adulterada
busca en las Escrituras la moción que aleccione.
Te aseguro que en ellas abrevaron Merlín y Fray Hernando,
Cisneros el de Henares, Martín Fierro y aún Gandalf.
Prueba las moralejas de los Sagrados Textos
y crecerá tu prole en sapiencia y en gracia.
ººº
Quede prohibido tremolar bandera blanca
de rendición,
adentro de tu casa.
O tocar el clarín de retirada toda vez que mastines
y jaurías hambrientas busquen morder esos viveros
cimentadores del suelo y la techumbre.
Dirás con Palafox, no sé rendirme, ni capitularé jamás
hasta el cadalso.
Siempre queda la opción de Sagunto o Numancia,
de Paysandú la heroica
o de la módica terraza trinitaria
arrojando al hereje aceite hirviendo.
Un hogar ha de ser parapeto y refugio,
ciudadela en el páramo o el yermo,
algunas veces dique y otras veces
almenas avizoras en medio de la niebla.
Prométete que nunca has de arriar la oriflama
de la iglesia doméstica,
y puedo ser garante de que entonces, esa casa tan tuya,
simple y limpia,
quedará en los anales de la Historia.
ººº
Como a todos sucede, sucederá la edad de la vejez
que espera en el umbral y lo traspasa
con su traje de harapos
y jirones de luna en el sombrero.
Recordarás por qué te dije que era preciso inicialmente
aprobar el examen de la longevidad y del ocaso.
Leopoldo, si un varón en vetustez,
cuando el frío de agosto
no sabe descubrir a quien nombrara su Lucía Febrero,
habrá tantos perjurios como meses
y será el calendario su sayón y verdugo.
Sigue llamando <niña> a tu esposa anticuada
y sus mellas y arrugas semejarán diademas
de una común genealogía.
ººº
Sabia es la Madre Iglesia que el día de las nupcias
te desea con son de vaticinio,
que puedas ver a los hijos de tus hijos.
Desatentos oímos como novio este anhelo
por siglos repetido y acuñado;
hasta que llega nuevamente al zaguan de tus muros
la ventura inefable del dolor parturiento.
El que llamó a los nietos bastón de mi vejez,
corona de mi ancianidad, báculo móvil,
tenía la sapiencia de aquella abuela Loide
que le dio a Timoteo la herencia de la Fe.
Canta Leopoldo a los hijos de tus hijos,
con címbalos y armónicas, la zanfona o la lira.
Ellos han de pagar tus cantos al mirarte
y sabrás que en sus ojos
se miran los del Ángel.
ººº
He aquí hasta el momento cuanto de sustantivo
debía yo decirte,
movido por la prisa que suelen saber tener
los testamentos.
Me dirás,y lo creo, que estos tiempos aciagos
tienen fragancia a ultimidades, olores postrimeros,
aroma a Parusía, al vaho de Magog y de Gog reunidos.
No has de saber ni el día ni la hora:
es cláusula ya escrita.
Pero El Que Vuelve ha dicho que en el tiempo preciso
en el cual estas cosas sucedieran,
lejos de todo espanto o sobresalto, irguiéramos el pecho,
alzáramos las testas,
tuviéramos al fin el santo y seña
de que la Redención adviene,
arriba y comparece.
Por eso llamaré a mi Didáctica, Didáctica del ánimo.
Si la cumples, Leopoldo, se salvará el hogar
de los naufragios ruines que lo acechan.
Y por cada morada que se salve
se ensanchará la patria de la tierra
y la patria del cielo.
Como se nota que viven del dinero del Estado. Payasos cretinos traidores.
ResponderEliminarGenio don Antonio, dice lo que todos pensamos.
ResponderEliminarAntonio Caponnetto, un gran argentino.
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