Francisco, los
marcianos y la paciencia de Dios
Por Miles
Christi
Decididamente, Francisco
parece haberse propuesto pasar a la posteridad como el « papa » más innovador
y atípico en la historia de la « Iglesia ». Y en rigor de verdad,
debe admitirse que hasta el momento ha alcanzado su objetivo de manera
destacada. Recapitulemos algunos de los hitos más notables de su « pontificado ».
Afirmó
impertérrito no creer en un Dios católico, pues « no existe un Dios católico », sostuvo que el proselitismo es « soberanamente absurdo », blasfemó
diciendo que María al pie de la Cruz se rebeló contra Dios por haberse sentido « engañada », explicó que el soberano
pontífice no es quien para juzgar a los
« gay », aconsejó a los musulmanes que buscaran consuelo espiritual en el
Corán, aseveró que la « cultura del
diálogo » es el único camino para alcanzar la paz en el mundo, que la
laicidad del Estado es positiva para garantizar el « pluralismo religioso », que lo importante en la educación de
los niños no es la religión en la que se los instruye sino « que se les dé de comer », que todos
los hombres son hijos de Dios y se salvan, « incluso los ateos », que el ministerio petrino es « un trabajo insalubre », que la fe
es incompatible con la certeza, que la antigua alianza « nunca ha sido revocada » y que los
judíos « no necesitan convertirse »,
que el presidente uruguayo José Mujica, ateo, abortista y homosexualista, es « un hombre sabio. »
Y esto no es más
que una acotada muestra de sus innumerables despropósitos, soltados con un
desparpajo a toda prueba, a través de un pseudo magisterio mediático en el que
la verborragia demagógica va de la mano con una vulgaridad sin límites… En su
encomiable afán por superarse sin cesar y por asegurarse un sitial de honor en
un hipotético libro Guinness
eclesiástico, que merecería con creces le fuera dedicado, hete aquí que
Francisco, alias « mi rabino » (es así como lo llama su amigo, el
rabino Sergio Bergman[1]), se
despachó recientemente durante un sermón dado en la Casa Santa Marta, en la que humildemente reside, con la
originalísima idea de que la « Iglesia » de ningún modo debería
rehusar el bautismo a los marcianos[2]. Esto en
el supuesto caso de que ellos lo solicitasen, obviamente…
Porque bien
sabido es que el « Espíritu Santo » impulsa siempre a la
« Iglesia » hacia adelante, « más allá de sus límites », y que nosotros no debemos « poner impedimentos ni cerrar puertas »
a aquellos a quienes erróneamente consideramos « impuros ». A decir verdad, no estimo probable que Francisco
esté pensando seriamente en administrar bautismos extraterrestres (aunque,
viniendo de su parte, debo confesar que ya absolutamente nada podría
sorprenderme…), sino más bien en el acceso a los sacramentos, principalmente a
la comunión, de los divorciados vueltos a casar
y de los « gay », por utilizar el inédito lenguaje
bergogliano, a quienes la « Iglesia » visiblemente cerraría las
puertas de manera intolerante y arbitraria, impidiendo así al
« Espíritu » soplar donde quiera…
Ni que decir
tiene que esta disparatada salida del actual ocupante de la sede petrina se
inscribe en la estrategia de sensibilización de los espíritus con vistas a lo
que habrá de tratarse en la Asamblea
General Extraordinaria del Sínodo de Obispos, convocada por Francisco bajo
el lema « Los desafíos pastorales de
la familia en el contexto de la evangelización » , que se
desarrollará en la Ciudad del Vaticano entre el 5 y el 19 de octubre de este
año[3].
Lo que también
había sido el caso, semanas atrás, de la llamada telefónica que le hiciera a
una mujer unida civilmente con un divorciado, quien le había escrito
expresándole su incomprensión ante la negativa de su cura párroco a confesarla
y a darle la comunión[4]. A lo cual
Francisco, según el testimonio de la amancebada, difundido como reguero de
pólvora por la prensa mundial, habría respondido diciéndole que algunos
sacerdotes son « más papistas que el
papa » y que para solucionar el problema bastaría con que fuera
« a confesarse y a comulgar a otra parroquia[5]. »
Versión que,
cabe destacar, jamás fue desmentida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede,
dando así implícitamente por cierta la versión difundida por la pareja adúltera
tras la « llamada telefónica privada »
(!!!) que habían recibido desde el Vaticano[6].
Esta hoja de ruta, que de modo previsible habrá de desembocar en la
implementación de innovaciones radicales en el ámbito de la práctica
sacramental y de la pastoral familiar, había sido anunciada solapadamente por
Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelii
Gaudium, promulgada en noviembre pasado.
Esto es lo que
decía al respecto en el § 47 : « La
Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los
signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en
todas partes. De ese modo, si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y
se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas
cerradas. Pero hay otras puertas que tampoco se deben cerrar. Todos
pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden integrar
la comunidad, y tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por
una razón cualquiera. Esto vale sobre todo cuando se trata de ese
sacramento que es la puerta, el Bautismo. La Eucaristía, si bien constituye la
plenitud de la vida sacramental, no es un premio para los perfectos sino un
generoso remedio y un alimento para los débiles. Estas
convicciones también tienen consecuencias pastorales que estamos llamados a
considerar con prudencia y audacia. A menudo nos comportamos como
controladores de la gracia y no como facilitadores. Pero la Iglesia no es una
aduana, es la casa paterna donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas. »
Además de las
situaciones de irregularidad matrimonial, no hace falta ser profeta para
atreverse a anticipar que en el próximo Sínodo se abordará igualmente la
cuestión de las personas que reivindican la práctica del vicio contra natura.
Varios hechos altamente simbólicos así lo sugieren, entre los que pueden
mencionarse, además del ya legendario « ¿Quién
soy yo para juzgar ? », lanzado por Francisco al concluir las JMJ de Río de Janeiro en su célebre
conferencia de prensa aérea de regreso a Roma, los funerales de Don Gallo[7], famoso sacerdote comunista,
adepto del aborto e incondicional de las reivindicaciones homosexualistas,
celebrados en Génova por el cardenal Angelo Bagnasco, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, en mayo
de 2013.
Durante dicha celebración, el
cardenal Bagnasco realizó un panegírico encendido del difunto militante de la
causa sodomita, permitiendo que dos transexuales hicieran la apología de la
ideología LGBT en la lectura de la
« plegaria universal », durante la cual agradecieron al clérigo
apóstata por haberlos ayudado a « sentirse
creaturas trans-gender (sic) deseadas
y amadas por Dios », y a los que finalmente él distribuyó
personalmente la comunión, mancillando sacrílegamente las Santas Especies
eucarísticas[8].
Escándalo
de proporciones mayúsculas que, huelga decirlo, no provocó ninguna reacción por
parte del Vaticano. Podríamos añadir muchísimos otros casos de semejante tenor,
como por ejemplo el de la pareja de « madres » lesbianas cuya
« hija » fue bautizada con gran pompa mediática en la Catedral de
Córdoba el mes pasado[9], con
la anuencia pública del arzobispo del lugar[10], siendo la madrina nada
menos que el Presidente de la Nación Argentina (me estoy refiriendo a la harpía
furiosa que engendró el « matrimonio igualitario » y la
« adopción homoparental », ahora devenida colaboradora en la
« educación cristiana » de la pobre niña…).
O bien el del cardenal Dolan[11],
arzobispo de Nueva York, quien congratuló públicamente a un jugador de fútbol
homosexual por haber hecho su « coming
out » (« ¡Bravo, me alegro
por él, que Dios lo bendiga ! »), o el del cardenal Schönborn,
arzobispo de Viena[12],
quien felicitó calurosamente a su compatriota, la « drag queen » barbuda Conchita Wurst por su triunfo en el
festival de Eurovisión (« ¡Me alegro
que haya tenido tanto éxito ! En el colorido jardín de Dios hay variedad
de colores : rezo para que su vida sea bendecida. »), o el del
rabino Bergoglio, actual obispo de Roma, caminando tomado de la mano
ante las cámaras de la televisión italiana con el sacerdote homosexualista
Luigi Ciotti[13].
Sin
olvidar el del padre Decimejorge, cura porteño campechano y
muy humilde, inquilino de la Casa Santa
Marta del Vaticano, besando las manos al sacerdote igualmente
homosexualista Michele de Paolis[14], ni
la inaudita recompensa que atribuyera a Francisco la revista The Advocate, la principal publicación LGBT de los Estados Unidos, al elegirlo
« Persona del Año » en diciembre
de 2013[15],
sin que hubiese habido la menor reacción o aclaración por parte del Vaticano
ante la atribución de un premio tan embarazoso y acerca del cual, lo menos que
podría decirse, es que resulta desconcertante y que crea inmensa confusión
entre los fieles…
Francisco besando la mano de Michele de Paolis, « sacerdote » homosexualista italiano
Y de más está decir que esta lista podría prolongarse indefinidamente. Lo que en cambio con seguridad no se prolongará indefinidamente es la paciencia divina. Estamos en condiciones de poder afirmarlo sin sombra de duda, puesto que Dios ha tenido para con nosotros, testigos impotentes de esta hora trágica en la que se despliega arrogante el misterio de iniquidad, la inmensa delicadeza de comunicarnos por anticipado cual habrá de ser el desenlace de esta farsa grotesca[16], de esta impostura abominable a la que asistimos azorados desde aquel saludo inaudito, desde aquel profano « buona sera »[17], pronunciado desde la loggia de la plaza San Pedro, cargado de un contenido simbólico tal que permitía ya entonces presagiar las calamidades sin fin que luego habrían de acaecer:
« Y fue apresada
la bestia, y con ella el falso profeta que hacía señales delante de ella, con
las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y a los que
adoraban su imagen. Ambos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde con
azufre. » (Ap. 19, 20)
¿Estaremos ante el falso profeta al que alude el apóstol San
Juan en su revelación escatológica ? Si así fuera, lo único que faltaría
es que se manifiestase « el
otro », como lo llamó Nuestro Señor (Jn. 5, 43), « el hombre de iniquidad, el hijo de perdición, el adversario »
(2 Tes. 2, 3). El cual, mientras aguarda pacientemente a que llegue su hora,
observa desde las sombras como alguien está trabajando a destajo para allanarle
el camino…
Para mayor información:
Muchas gracias por la publicación. Este es un breve artículo que tiene ya más de seis años y que me he decidido a difundir nuevamente por si pudiese interesar a alguien o bien resultar de alguna utilidad histórica...
ResponderEliminarPaso enlace al archivo pdf:
ResponderEliminarhttps://drive.google.com/file/d/1IGdVJGOmmISa5UixqGl4dytyNDh2WKQc/view