BERGOGLIO Y
Por
Antonio Caponnetto
-
-Escapa a estas pocas
líneas cualquier pretensión analítica, pero digamos que ambos problemas
mencionados poseen, entre otros, el común denominador del recurso a la
violencia; perfectamente pensada, planificada y ejecutada por distintas
agrupaciones de izquierda, que llevan a cabo así la llamada “guerra social”,
diseñada ya, principalmenge en el Foro de San Pablo. Cuando decimos
“agrupaciones de izquierda”, nos vemos obligados a incluir, dolorosamente, a
ciertos sectores de
-Este lumpen llevado a
sobreactuar con furia frenética sus apariciones tiene como visibles y
explícitos responsables a los llamados “Movimientos Populares y Sociales”. Son
varios, repartidos en distintos países del mundo, y por supuesto en el nuestro
existe más de uno. Pero en este momento su dirigente más escandaloso y
vergonzante se llama Juan Grabois. Su prontuario es frondoso, sus actuaciones delictivas
se consuman con impunidad y su afinidad con el actual gobierno es formal y
expresa, aunque no está libre de fluctuaciones y de calculadas ambigüedades.
Grabois fogonea por igual el vandalismo mapuche y las ocupaciones ilegales de
territorios privados o estatales. Y
estos datos no son secretos ni hay que estar averiguándolos mediante algún
equipo detectivesco. Son hechos que suceden con lenidad a la vista de todos, y
que el mismo agitador los da a conocer con orgullo a través de las redes
sociales. Cómo será el grado de descomposición al que hemos llegado que,
mientras escribimos estas líneas, el Gobierno anuncia la entrega de una
abultada suma de dinero mensual a los confiscadores y usurpadores de tierras,
con tal de disuadirlos de su conducta. Un dinero que supera el que gana hoy en
el país un honrado proletario.
-Hasta aquí todo lo
narrado resulta gravísimo, sobre todo por la falta absoluta de frenos, castigos
o de legítimas represiones por parte del Poder Ejecutivo y del Poder Judicial
de
-No es casualidad que,
en la <Fratelli Tutti>, Bergoglio menciona en varios pasajes (vg.116,
169) su admiración por esos Movimientos Sociales y Populares, con los cuales
realizó en Roma un “Encuentro Mundial de Movimiento Popular”, en octubre de
2014 y otro similar en el 2017.Ambos “Encuentros” son referidos en la
encíclica, con tono ponderativo y congratulatorio. A pesar de que la totalidad
de esos movimientos manifiestan una explícita filiación o connotación marxista.
Incluyendo los cinco que representaron a
En pocas palabras:
-Faltaba algo más para
completar el manicomio eclesiológico, y Bergoglio nos lo ha ofrecido. Estos
Movimientos Sociales y Populares han sido elevados prácticamente al carácter de
agentes del nuevo mesianismo, el único en el cual parece creer hoy Francisco:
el mesianismo de la solidaridad sociológica, terrenalista e inmanentista, cuyo
salvador y redentor ya no es Cristo sino la acción solidaria con los supuestos
excluidos. “La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo
de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares”(Fratelli
tutti, 116). La historia en la concepción bergogliana tiene,pues, un motor
hondo, que es el conjunto de los grupúsculos comunistas internacionales; y una
meta determinada:la <sororidad> naturalista y horizontalista con los
hipotéticos descartables. Hipotéticos, decimos, porque la verdad es que,en la <Iglesia>
que encabeza hoy este personaje siniestro, lo único verdaderamente periférico,
excluido y descartado es
Ahondando aún más en la
felonía y en la heterodoxia, si cabe, Bergoglio sostiene que los dirigentes y
los miembros de estos movimientos sociales y populares “son
sembradores de cambio, promotores de un proceso en el que confluyen millones de
acciones grandes y pequeñas encadenadas creativamente, como en una poesía. En
este sentido son <poetas sociales>, que trabajan, proponen, promueven y
liberan a su modo (Fratelli tutti, 169).
-El círculo de insensateces se ha cerrado del modo más
endemoniado posible. Para entenderlo hay que acudir a aquello tantas veces
citado de José Antonio Primo de Rivera. “A los pueblos –decía el Jefe de
Falange- no los han movido nunca nada más que los poetas. Y ¡ay! del que no
sepa levantar contra la poesía que destruye, la poesía que promete”.
Algunas veces hemos explicado los perfiles y los alcances
clásicos que tiene este binomio joseantoniano; muy lejos de haber sido lanzado
tan sólo como recurso retórico o esteticista, para plantearse y proponerse en
cambio como un verdadero ideario espiritual, y hasta como una encrucijada
existencial. Porque la poesía promisoria es la adecuación de la inteligencia a
la gracia de la cosa; es la interrogación a Dios para saber los nombres de las
cosas, y es el vaticinio o proclamación de lo que Dios ha querido y quiere. Su
antítesis,en cambio,la poesía que destruye, es tal y como tal destruye,
precisamente por ejecutar lo contrario. Su inspiración no esta en
-Si los nuevos poetas sociales son estos miserables anarquistas,
terroristas, agentes del odio revolucionario predicado y exigido por el Che
Guevara. Si la “nueva melodía cristiana” la ejecutarán estas tribus de parias
homicidas, sin filiaciones divinas ni históricas ni hogareñas, es fácil deducir
en qué se ha convertido una <Iglesia> cuya cúpula los tiene por
paradigmas, les escribe encíclicas y les organiza Pastorales Aborígenes o
Encuentros Internacionales en Roma. Se entiende entonces porqué Bergoglio y uno
de sus más alucinados sirvientes, Monseñor Taussig, han decidido cerrar de modo
cruel y artero, uno de los Seminarios más nutridos y prestigiosos que tiene hoy
-Los griegos usaban la precisa palabra <hecatombe>
para designar un horrible festejo religioso consistente en la matanza de cien
bueyes. Y por extensión,claro, el término se utilizó y se utiliza para
mencionar un desastre espantoso. Dios nos de la fuerza para no sucumbir ante la
actual hecatombe provocada en
Buenos
Aires, 29 de octubre de 2020
[1] Escribí esta nota por pedido de un
blog italiano (Duc in altum). De allí el modo didáctico y básico con que me ha
parecido prudente explicar lo que sucede. Algo que el público argentino,
obviamente, no necesita que le sea explicado. Prefiero aclararlo.
Leer a Antonio es, como siempre, un oasis en el desierto.
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