"Las mujeres guarden silencio en la iglesia, pues no les está permitido hablar sino que estén sumisas" (1 Co 14:34-35)
"La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio". (1 Tim. 2, 11-15)
Imágen de acatólicas (por ahora) a modo de ilustración...
Por supuesto, para nosotros los católicos tradicionales, las Órdenes Menores nunca dejaron de existir. Y por una buena razón: el último gran Concilio dogmático, Trento, menciona las siete órdenes explícitamente en los Cánones y decretos relacionados con la Sesión XXIII .
Pero después del Vaticano II, las nuevas élites separaron las órdenes menores (Acólito, Exorcista, Lector y Portero) y una de las Órdenes Mayores (el Subdiaconado) del Diaconado y Presbiterio. Se convirtieron en meras funciones que podían ser desempeñadas por laicos , aunque exigidas (las funciones de Acólito y Lector) de quienes aspiraban al Diaconado.
La limitación de estos venerables cargos, que siempre han ocupado los hombres desde tiempos apostólicos (por estar íntimamente unidos al cursus honorum del Sacerdocio), a los hombres se rompió hoy por un motu proprio de Francisco abriéndolos a los "laicos" - es decir, incluidas las mujeres.
El cambio se ha realizado mediante el Motu Prorpio de Francisco, Spiritus Domini, con fecha 10 de Enero de 2021, que modifica el cánon 230 § 1 del CIC. Esto es explicado mediante una carta de Bergoglio al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Luis F. Ladaria, S.I., con la misma fecha. Un resumen del cambio es proporcionado por Vatican News.
¿Entonces, qué significa todo ésto? Primero, es obvio que esta es una decisión política, no teológica: una decisión política basada en la negación de las Órdenes Mayores de Diácono y Sacerdote a las mujeres. Dado que Francisco (y sus ... acólitos) han decidido más de una vez que el diaconado no se abrirá a las mujeres, regalaron este cambio repentino de derecho canónico y costumbres apostólicas como una especie de muestra.
Por otro lado, sabemos por la historia de los protestantes que este es solo un primer paso cuya gravedad no se puede minimizar. El movimiento que condujo a la elección de Francisco quería un Papa que proporcionara decisiones "irreversibles", y esta es una de ellas, que siembra la mayor confusión en el corazón mismo de la Tradición Apostólica y la vida jerárquica de la Iglesia.
Con información de Rorate Caeli y Secretum Meum Mihi
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