Circula un video titulado "Queremos la Misa", donde aparecen jóvenes pidiendo a los obispos la vuelta a la vida "litúrgica" cercenada por motivos relacionados o justificados por el Coronavirus, y prometiendo portarse higiénicamente con todas las medidas de seguridad para que tengan en cuenta el pedido. Parecen buenos muchachos con buenas intenciones.
El tema es que desde hace décadas las Iglesias están en cuarentena por la infausta maldad del modernismo. Las mismas son infranqueables a los fieles si buscan la salud, por culpa de que los pastores se han transformado en lobos.
Hace 50 años exactamente que no tenemos Misa en las parroquias. La Misa auténticamente católica, respetuosa, digna. Y no fue por el coronavirus; fueron los responsables Roncalli, Montini, Wojtyla, Ratzinger, Bergoglio...
Si es cierto que la Iglesia oficial ofrece algunas misas tridentinas en el orbe, son muy pocos los que pueden acceder a ellas, más aun son dadas por sacerdotes que no combaten los terribles errores que pululan e infestan a la grey. Y hoy, hasta esas pocas misas corren peligro.
¿Necesitamos algo más que llegar a ver la Iglesia tomada por un Bergoglio que hace llevar en andas un ídolo de la pachamama en la Basílica de san Pedro, y ahora en medio de la presente crisis apocalíptica, que se una al masónico “día de la Tierra” diciendo que “hemos pecado contra la Tierra”, o bien insistir con el diaconado femenino?
Me ha sucedido hace tiempo entrar en una Iglesia catedral con mi familia, donde justo iba a comenzar un pesebre viviente. Algo me dio mala espina, pero callé pensando que era un pensamiento erróneo. ¿Qué podría haber de malo en algo tan sacro e inocente? Pero los temores se hicieron realidad. Comenzó el pesebre viviente y vaya sorpresa cuando al rato, como parte de la “obra”, y delante de todos los niños que se habían sentado adelante en la nave central, apareció una joven semidesnuda que comenzó a contorsionarse al ritmo de una música sensual. Con mi esposa tomamos a nuestro pequeño hijo y nos fuimos; lamentablemente fuimos los únicos que nos fuimos. Habíamos dejado pasar muchas similares, pero la iglesia oficial se empeñaba en echarme de los templos.
¿Y quién de los que no hemos nacido en comunidades tradicionalistas, no ha sufrido la tortura mental, sicológica y espiritual de los horrendos "abusos litúrgicos" y del novus ordo en sí? Hasta que uno se da cuenta que no debe ir más a esos lugares, que no agradan a Dios. La iglesia oficial también nos ha echado de sus “servicios litúrgicos” porque son, además de desacralizados, verdaderamente horripilantes.
Las Iglesias están cerradas para los que intentan buscar a Dios. Y las Misas están proscriptas para quienes desean adorarlo reverentemente. Nos han echado del templo.
Para épocas así, así de apocalípticas, y si no tienen una capilla tradicionalista cercana (sin la venia oficial, claro), se recomienda hacer actos de contrición perfecta y comuniones espirituales. Se pueden leer los textos de la Misa, rezar el Rosario y hacer 15 minutos de oración mental.
Y estar tranquilos.
“Ellos tienen los templos, nosotros tenemos la Fe”.
El tema es que desde hace décadas las Iglesias están en cuarentena por la infausta maldad del modernismo. Las mismas son infranqueables a los fieles si buscan la salud, por culpa de que los pastores se han transformado en lobos.
Hace 50 años exactamente que no tenemos Misa en las parroquias. La Misa auténticamente católica, respetuosa, digna. Y no fue por el coronavirus; fueron los responsables Roncalli, Montini, Wojtyla, Ratzinger, Bergoglio...
Si es cierto que la Iglesia oficial ofrece algunas misas tridentinas en el orbe, son muy pocos los que pueden acceder a ellas, más aun son dadas por sacerdotes que no combaten los terribles errores que pululan e infestan a la grey. Y hoy, hasta esas pocas misas corren peligro.
¿Necesitamos algo más que llegar a ver la Iglesia tomada por un Bergoglio que hace llevar en andas un ídolo de la pachamama en la Basílica de san Pedro, y ahora en medio de la presente crisis apocalíptica, que se una al masónico “día de la Tierra” diciendo que “hemos pecado contra la Tierra”, o bien insistir con el diaconado femenino?
Me ha sucedido hace tiempo entrar en una Iglesia catedral con mi familia, donde justo iba a comenzar un pesebre viviente. Algo me dio mala espina, pero callé pensando que era un pensamiento erróneo. ¿Qué podría haber de malo en algo tan sacro e inocente? Pero los temores se hicieron realidad. Comenzó el pesebre viviente y vaya sorpresa cuando al rato, como parte de la “obra”, y delante de todos los niños que se habían sentado adelante en la nave central, apareció una joven semidesnuda que comenzó a contorsionarse al ritmo de una música sensual. Con mi esposa tomamos a nuestro pequeño hijo y nos fuimos; lamentablemente fuimos los únicos que nos fuimos. Habíamos dejado pasar muchas similares, pero la iglesia oficial se empeñaba en echarme de los templos.
¿Y quién de los que no hemos nacido en comunidades tradicionalistas, no ha sufrido la tortura mental, sicológica y espiritual de los horrendos "abusos litúrgicos" y del novus ordo en sí? Hasta que uno se da cuenta que no debe ir más a esos lugares, que no agradan a Dios. La iglesia oficial también nos ha echado de sus “servicios litúrgicos” porque son, además de desacralizados, verdaderamente horripilantes.
Las Iglesias están cerradas para los que intentan buscar a Dios. Y las Misas están proscriptas para quienes desean adorarlo reverentemente. Nos han echado del templo.
Para épocas así, así de apocalípticas, y si no tienen una capilla tradicionalista cercana (sin la venia oficial, claro), se recomienda hacer actos de contrición perfecta y comuniones espirituales. Se pueden leer los textos de la Misa, rezar el Rosario y hacer 15 minutos de oración mental.
Y estar tranquilos.
“Ellos tienen los templos, nosotros tenemos la Fe”.
Yo voy a misa bien atrás de todo aunque sea para comulgar.
ResponderEliminarTortura mental por los abusos y por las horrendas homilías, en ewtn por ejemplo la misa diaria ya no puedo más escuchar las homilías, tengo que bajar el volumen, y últimamente las versiones de las lecturas de la misa son de lo más chabacanas -un día en lugar de la palabra entrañas pusieron la palabra tripas, bien hijos de su madre-, y ni hablar de lo disquito rayado que son cuando empiezan juan pablo segundo vaticano segundo y dale como martillean con esos nefastos. O sea que uno entra en paz y bien y a veces sale imprecando #&(/())='.
Eso que dice al final está indicando que la "misa nueva" no es católica, puesto que nadie puede salir 'imprecando' de una Misa católica (por algo se llama la 'Santa Misa').
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