18 de agosto
NUESTRA SEÑORA STELLA MARIS
Santa María del Mar es una de las advocaciones más antiguas de la Virgen.
No está relacionada con ninguna aparición, sino con la necesidad que sienten los marinos y sus familias que quedan en tierra, de contar con la más alta protección en el cielo.
Stella Maris, Estrella del Mar, llaman a la Virgen marinera desde antiguo.
En la oscuridad de la noche, los navegantes por siglos confiaban en las estrellas para orientarse hacia el puerto seguro.
La Virgen es la estrella de la evangelización que nos lleva a Cristo, puerto seguro.
No se sabe con exactitud, cuándo comienza esta advocación de la Madre de Dios.
Pero es sin duda una de la que tiene más antecedentes: “Ave Maris Stella”, “Salve Estrella de Mar”, son las primeras palabras de un himno maravilloso cuyo autor naciera en el año 601 de nuestra era.
Nada más apropiado, que elegir a María como estrella directriz de los navegantes.
LA HISTORIA
En diversas citas de la Biblia encontramos la cita de las estrellas como referencia directa o indirecta de la Sma. Virgen: Apocalipsis (12,1-2), Eclesiástico (50,6), El libro del Profeta Daniel (12,3), San Pablo en su epístola a los Corintios (15, 41)….
En todas estas citas antiguas encontramos alusión a la Madre de Dios, y numerosos textos posteriores nos hablan de Stella Maris.
El Nombre de la Virgen María significa Estrella del Mar, su papel de intercesora ante Dios y su Divino Hijo, la señaló para pedir piedad, ayuda y socorro.
Para el caso de los marineros fue el amparo solicitado en el mar, la guía para llegar a puerto en la vida y en el mar.
El libro de Reyes, 18, 45- 51, describe una pequeña nube que, elevándose sobre el mar, anunció a Elías mientras oraba en el monte Carmelo, la venida de la lluvia.
Esta era una gran noticia pues anunciaba el fin de la grave sequía. La Virgen es como esa nube, signo del fin de la sequía.
Jesús es la fuente que nos sacia la sed de Dios.
Los carmelitas, nacidos espiritualmente en el monte Carmelo le llamaron a la Virgen «Estrella del Mar».
Muchos escritores muy antiguos también le llamaron así a la Virgen: S. Jerónimo (siglo IV), Isidoro de Sevilla (siglo VI), Alcuino de York y Rábano Mauro (siglo IX). Pascasio Radberto escribe en el siglo IX:
“María es la Estrella del Mar a la que debemos seguir con nuestra fe y comportamiento mientras damos tumbos en el mar proceloso de la vida.
Ella nos iluminará para creer en Cristo nacido de ella para salvación del mundo.”
El Himno Ave Maris Stella (Salve estrella del mar) es del siglo VIII o IX.
San Bernardo le dedicó a la Virgen, Estrella del Mar, un poema:
“Si se levantan los vientos de la tentación: si te arrastran hacia los acantilados de la desesperación… mira la estrella; invoca a María.
Si están a punto de ahogarte las olas de la soberbia, la ambición, la envidia, la rivalidad…mira a la Estrella; Invoca a María”.
Estrella de la Mañana. Antes de salir el sol, hay una estrella que, por ser mas brillante que las otras, permanece aun durante el alba.
Es la estrella de la mañana que anuncia el día. María nos anuncia la llegada del Señor, el Sol que viene.
Este título se encuentra en las Letanías Laurentanas.
STELLA MARIS Y LOS CARMELITAS
Desde aquellos eremitas que se establecieron en el Monte Carmelo, los Carmelitas se han distinguido por su profunda devoción a la Santísima Virgen, interpretando la nube que vio el criado de Elías:
“Sube del mar una nubecilla como la palma de la mano” (1Re 18,44), como un símbolo de la Virgen María.
Como los antiguos marineros, que leían las estrellas para marcar su rumbo en el océano, María como estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles del mundo, hacia el puerto seguro que es Cristo.
Cuando Palestina fue invadida por los sarracenos, los Carmelitas tuvieron que abandonar el Monte Carmelo. .
Una tarde gozosa, mientras cantaban la Salve, se les apareció la Virgen y les prometió que sería su Estrella del Mar. .
Por la analogía de la belleza del Monte Carmelo que se alza como una estrella junto al mar Mediterráneo.
Dando cumplimiento a la profecía de Zacarías: “Aquel día se unirán al Señor muchos pueblos y se harán pueblo mío” (Zacarías 7,14).
La Orden se difundió por Europa, y la Estrella del Mar les acompañó en la propagación de la orden por el mundo, y el pueblo les llamaba “Hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo”.
En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en su honor, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella a Cristo.
San Simón Stock, nombrado general de la Orden Carmelitana, comprendió que, sin una intervención de la Virgen, la Orden se extinguiría pronto.
En esta situación de angustia, recurrió a María, a la que llamó “Flor del Carmelo” y “Estrella del Mar” y puso la Orden bajo su amparo, y le suplicó su protección para toda la comunidad.
En respuesta a su oración, el 16 de julio de 1251 se le apareció la Virgen y le dio el escapulario para la Orden con la siguiente promesa:
“Este debe ser un signo y privilegio para ti y para todos los Carmelitas: quien muera con el escapulario no sufrirá el fuego eterno”.
STELLA MARIS PATRONA DE
LA ARMADA ARGENTINA
No transcurriría mucho tiempo sin que en cada puerto civil o militar hubiese una, a la que acudían los que iban a embarcarse.
Las primeras imágenes de Nuestra Señora “Stella Maris” debieron llegar al Río de la Plata con los descubridores.
Pero más allá de la devoción a ella, no comenzaría a difundirse sino mucho después, al iniciarse la actividad pesquera en la costa atlántica.
Como no podía ser menos, teniendo por jefes al Almirante Brown, que jamás descuidaba el rezo del Rosario, y a Juan Bautista Azopardo, que solía orar ante una imagen de María que trajera desde Cádiz.
El culto se extendió a los hombres que compusieron las dotaciones de las primeras naves de guerra argentinas, en la lucha por la independencia.
Por decreto oficial firmado por el presidente Agustín P. Justo, fechado en Buenos Aires el 18 de agosto de 1937, la Virgen María, bajo la advocación de “Stella Maris” (Estrella del Mar), ha sido declarada Patrona de la Armada Argentina.
En el primer considerando de dicho decreto se expresa que
“la advocación de Nuestra Señora “Stella Maris” tiene singular significado para los hombres de mar, y que su culto es particular y profundamente grato al personal de nuestra Marina de Guerra”.
Tomando de Gabriel
El Ave, Virgen alma,
Mudando el nombre de Eva,
Paces divinas trata.
La vista restituye,
Las cadenas desata,
Todos los males quita,
Todos los bienes causa.
Muéstrate Madre, y llegue
Por Ti nuestra esperanza
A quien, por darnos vida,
Nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta.
Vida nos presta pura,
Camino firme allana;
Que quien a Jesús llega,
Eterno gozo alcanza.
Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
Una a los tres le demos,
Y siempre eternas gracias.