martes, 31 de marzo de 2020

El punto central en la historia de la humanidad

POR PETER KWASNIEWSKI

Mikhail Vasilievich Nesterov, Crucifixión (1908)


LA MUERTE DE DIOS, morir por la salvación de los hombres, es el punto central en la historia de la humanidad. Todas las edades lo atestiguan y convergen hacia él: los siglos anteriores apuntan a su llegada, los otros están destinados a cosechar sus frutos.

La muerte de Cristo es el centro de la historia, y también el centro de la vida de cada hombre en particular. A los ojos de Dios, cada hombre será grande en proporción cuanto participe en ese hecho; porque la única dignidad verdadera y eterna es la del sacerdote divino. El grado de santidad de cada uno estará en proporción exacta a medida que participe en esa sangrienta inmolación. Porque sólo el Cordero de Dios es santo.

Pero aunque Jesucristo, el Sumo Sacerdote divino, apareció sólo una vez en la tierra, para ofrecer Su gran sacrificio en el Calvario; sin embargo, cada día aparece en la persona de cada uno de sus ministros, para renovar su sacrificio en el altar. En cada altar, entonces, se ve el Calvario: cada altar se convierte en un lugar augusto, el Lugar Santísimo, la fuente de toda santidad. Allá todos deben ir a buscar Vida, y allí todos deben regresar continuamente, en cuanto a la fuente de las misericordias de Dios.

Quienes son los privilegiados del Maestro, nunca abandonan este lugar sagrado, pero allí "encuentran una vivienda", cerca del altar, de modo que nunca necesitan alejarse de él; tales son los monjes, cuyo primer cuidado es levantar templos dignos de contener altares. Al establecerse en el Santuario, consagran su vida al culto divino, y todos los días los ven agrupados alrededor del altar para el sacrificio sagrado. Este es el evento del día, el centro en el que las Horas, como los siglos, convergen: algunas como Horas de preparación y de espera en el recuerdo de la alabanza divina; estas comienzan con Laudes y Prima continúan en Tercia, la tercera hora. del día; las otras, Sexta, Nona, Vísperas y Completas, fluyen en las alegrías de acción de gracias hasta el atardecer, cuando los monjes cantan el cierre de la noche.

Así pasan los días de la vida, al pie del altar; así la vida del hombre encuentra su grandeza y su santidad fluyendo, por así decir, sobre el altar, allí para mezclarse con esa Preciosa Sangre que se derrama diariamente en ese lugar sagrado: porque, si la vida del hombre tiene valor de gota de agua, cuando se pierde en la Sangre de Cristo adquiere un valor infinito y puede merecer la misericordia divina para nosotros.

El que sabe lo que es el altar, de él aprende a vivir; vivir junto al altar es ser santo, agradar a Dios, y subir al altar para realizar los sagrados misterios es vestirse con la más sublime de todas las dignidades después de la del Hijo de Dios y su santa Madre .

Meditación de  Dom Pius de Hemptinne  (1879–1907). 

La misa tridentina no es verdadera porque es hermosa, pero es hermosa porque es verdadera


misa tradicional


Cuando hablamos de la Misa tradicional (el antiguo rito romano) a menudo nos referimos a su belleza intrínseca, es decir, desde el punto de vista estético, se cuida más, es más solemne, más adecuado para la dimensión del misterio.

Todo esto es verdad. No se puede negar. Tanto es así que incluso aquellos que tienen una opinión negativa reconocen este aspecto; por el contrario, usan este aspecto para decir que, en general, todos los que están vinculados al Rito Antiguo lo harían solo para esto o, a lo sumo, principalmente para esto.

Debemos reconocer que entre los que siguen el Rito Antiguo no hay escasez de aquellos que son principalmente impulsados ​​por este enfoque. Y, por lo tanto, no nos cansamos, ni nos cansaremos de decir, que aquellos que hacen este tipo de elección no solo disminuyen la elección en sí, sino que tampoco prestan un buen servicio a la causa.

Por lo tanto, es bueno entender que el Rito Tradicional de la Misa no es cierto porque es hermoso, pero es hermoso porque es cierto .

A ver por qué.

La belleza auténtica está enraizada en lo Verdadero y no puede separarse de ella. Tampoco puede ser al revés, a saber, que lo verdadero surge de lo bello. Esta regla de buena filosofía estética se aplica aún más a la Misa, ya que es el centro y la razón del misterio cristiano.

La belleza de la Misa tradicional es que todo se centra en el misterio de la re-actualización del Sacrificio del Calvario. Es precisamente esta centralidad la que produce una serie de efectos que hacen que la categoría de belleza sea protagonista.

Los efectos son tres: solemnidad , austeridad y la dimensión contemplativa .

Solemnidad

Solemne etimológicamente proviene del latín " sollemnem ", o " sollus " ( entero , sólido ) más " annus " (lo que corresponde a la anualidad , que se repite todos los años ).

Es solemne, por lo tanto, lo  que siempre se impone, que re-actualiza majestuosamente. Se espera que llegue lo bello.

En la Misa tradicional todo se dirige a su momento más solemne (precisamente), la Consagración. El silencio que precede, caracteriza e inmediatamente sigue a este momento constituye su subrayado más claro.

Austeridad

El segundo efecto es la austeridad que pertenece a la inflexibilidad . Lo inflexible es austero.

El tema de la Misa no cambia, siempre es eso: la actualización del Calvario. Bueno, la Misa Tridentina enfatiza aún más la intangibilidad y la inmutabilidad del Rito. No hay lugar para la creatividad humana y la arbitrariedad. El rito es dado al hombre, no hecho por el hombre
 
 .
Participación contemplativa
 
En la Misa tradicional, la participación contemplativa se pide más que la participación verbal : estar más sorprendido que hablar. De ahí su "vocación estética".

El famoso dicho " Voy a asistir a misa ", que ha sido tan atacado como una señal de falta de participación, está lejos de ser inapropiado. Por supuesto, si solo vas a asistir ... eso no es suficiente; pero la misa es un "hecho" y antes del "hecho" está involucrado el corazón, la mente, pero también la mirada.

La Inmaculada Concepción (modelo por excelencia para cada fiel presente en la Misa) al pie de la Cruz sufrió y se ofreció. Pero, por sucesión lógica, antes de sufrir y ofrecer, lo contempló; y su mirada llenó su Inmaculado Corazón de dolor. Y desde esa misma mirada, la confianza de la humanidad que su Hijo le había conferido comenzó a tomar forma.

La mirada es, por lo tanto, central en la misa tradicional.
 
Es central porque responde perfectamente a la verdadera teología.
 
Y, precisamente porque su mirada es central, ¡es hermosa!

Semana de Pasión: Los Judíos mataron a Nuestro Señor Jesucristo culpablemente cometiendo Deicidio

En la Semana de Pasión, compartimos esta conferencia de Antonio Caponnetto sobre la responsabilidad hebrea en la muerte libérrima de Nuestro Señor, que son enseñanzas sostenidas SIEMPRE por la Santa Iglesia Católica, hasta que algunos quisieron exculpar a los judíos oficialmente desde el último concilio pastoral, negando la historicidad de los Santos Evangelios.  

V CENTENARIO DE LA PRIMERA MISA EN LA ARGENTINA: COMUNICADO




Queridos  amigos:

Como   saben,     hemos  procurado    que  el  quinto  centenario  de la  primera  misa  celebrada en territorio  argentino  el  próximo  primero  de abril, no  pasara  desapercibido. Nos  propusimos  que  esta importante   recordación   pudiera   reavivar   con fuerza la identidad católica  de nuestra patria. Los  inescrutables  designios   de las  Divina Providencia, las órdenes  secretas  de Dios, podríamos  decir,  han impedido  toda  celebración.

Habíamos  preparado  con mucho   esmero  una  misa  en el Santuario  de Nuestra Señora  de Luján  el sábado cuatro de abril,  trasladando el festejo para permitir  una  mayor presencia  de laicos,  dispuestos  a hacerse  presentes   desde  muchos  sitios  de la Argentina.  El Santo Sacrificio  lo  hubiera    celebrado,  con toda la solemnidad prevista en las  leyes  litúrgicas,  Monseñor  Antonio Baseottto.

Por otra parte un numeroso  grupo   de sacerdotes  había  sido  convocado  en  el mencionado  santuario   el  mismo  día  primero de  abril,  fecha más  conveniente  para  hacer compatibles  las obligaciones  apostólicas  con la  efemérides   y  poder  así   celebrar   el  Domingo  de Ramos  en las  respectivas parroquias.

Como  hemos  dicho,   nada de esto  será  posible,  por  razones  de conocimiento público y  totalmente   ajenas  a nuestra  voluntad.

Los  invitamos,  sin embargo,   a  no  dejar  pasar  sin más   esta fecha.  Proponemos   que  en el seno  de  cada  familia  donde palpite    el ideal  de la  argentina   católica      se   celebren fervososamente estos  quinientos  años. Ya  que no es posible, en general,  la  asistencia  a  misa,  les  sugerimos   que  en  cada hogar  cristiano  de la Argentina   reservemos  un tiempo   espiritual  el  próximo  primero  de abril. Que  con una  fuerte impronta  eucarística, en la intención,  al menos y como  nos  sea humanamente posible,    demos  gracias   a Dios  Nuestro  Señor  por  permitir,   en medio   de  las   duras   alternativas   de la historia y especialmente del momento presente, que  el   sacramento  de   Jesucristo, Verbo Divino hecho carne verdadera  real y substancialmente   entre nosotros   como  hace  cinco  siglos,  siga  constituyéndose   en el  fundamento  real de  un  pueblo  que  se  reconoce  ante  todo  como hijo  de Dios  por  designio   providencial ya proclamado en los momentos  fundacionales   de nuestra historia  como nación.

Pedimos  a  Jesucristo,  Señor  de la historia,  una   especial  bendición  para  nuestra  nación   en  este    glorioso   día  de conmemoración. 

Rvdo.P.Luis González Guerrico                                                  Dr. Antonio Caponnetto

domingo, 29 de marzo de 2020

"El ambiente actual de las parroquias sólo es atractivo para los hombres homosexuales de la década del 70"

Por una Iglesia más viril. Por Eric Sammons.

La feminización de la sociedad ha tenido un gran impacto en la vida religiosa de los niños. Si un padre no va a la iglesia, sin importar cuán fieles sean las devociones de su esposa, solo un hijo de cada 50 se convertirá en un adorador habitual. Si un padre va regularmente, independientemente de la práctica de la madre, entre dos tercios y tres cuartos de sus hijos se convertirán en feligreses (regulares e irregulares).

Seminaristas en Barcelona hacia 1900

"Los niños son el futuro  de la Iglesia". ¿Con qué frecuencia se usan tales truismos para explicar el enfoque extenso en un solo grupo demográfico dentro de una parroquia? Desde el ministerio juvenil hasta la educación religiosa y las escuelas católicas, la mayoría de las parroquias católicas dirigen una gran cantidad de sus recursos limitados hacia los jóvenes. Después de todo, si nuestros hijos se caen, el futuro de la Iglesia será realmente terrible.

Por supuesto, el futuro de la Iglesia  es  grave, demográficamente hablando. A pesar de todo este enfoque en los jóvenes, los vemos acudiendo a la puerta una vez que alcanzan la edad adulta. El problema no es el mal o incompetente ministro de jóvenes; conozco a muchos católicos buenos y sinceros involucrados en el alcance de los jóvenes, que trabajan largas horas y se comprometen a llevar a los niños a Cristo. Sin embargo, para repetir, no está funcionando. Una vez libres de la influencia directa de sus padres, los niños abandonan la Iglesia.

Entonces, si el problema no es una falta de enfoque o líderes competentes y sinceros, entonces, ¿qué es? Yo diría que nuestro modelo para llegar a los jóvenes es fatalmente defectuoso.

Sé que incluso sugerir que nuestro modelo actual de ministerio juvenil es defectuoso aumentará la molestia de la clase profesional católica, a pesar del evidente fracaso del modelo actual. Por alguna razón, el ministerio juvenil es una vaca sagrada. Sin embargo, no podemos evitar la sombría realidad de millones de católicos que crecen y luego se mudan, incluso después de haber estado involucrados en un "buen" ministerio juvenil. Seguramente muchos programas juveniles son ortodoxos y muy bien intencionados. Este es mi punto. Entonces, ¿por qué los jóvenes todavía se van? ¿Y cómo podemos cambiar esto?

Encontrar la respuesta comienza con observar qué factores influyen en la decisión de una persona de seguir siendo católica después de la adolescencia. La mayor influencia en ellos son los padres. Como señaló un estudio reciente del Pew Research Center,

Entre aquellos que fueron criados en un solo trasfondo religioso ... el compromiso religioso de la familia está estrechamente relacionado con la retención de la religión en la edad adulta. Aquellos adultos que dicen que la religión era muy importante para su familia mientras crecían y cuyos padres hablaban frecuentemente sobre la religión tienen más probabilidades que otros de seguir identificándose con la religión de sus padres como adultos.

Para los católicos, si la religión era "muy importante" en la familia, el 73 por ciento de las veces los niños seguían siendo católicos después de salir de la casa. Si era "no demasiado / nada importante", solo el 38 por ciento seguía siendo católico. Esto no debería sorprender a la mayoría de las personas involucradas con la divulgación juvenil; lo saben por experiencia. Es por eso que muchos buscan maneras de involucrar a los padres en sus actividades juveniles. Sin embargo, el modelo sigue dirigido a los niños, separados de sus padres.

La investigación también apunta al papel vital específicamente de la  fe  del padre . Un informe de 2000 en la  revista Population Studies  concluyó que "es la práctica religiosa del padre de familia lo que, sobre todo, determina la futura asistencia o ausencia de la iglesia de los niños". Más específicamente, establece:

En resumen, si un padre no va a la iglesia, sin importar cuán fieles sean las devociones de su esposa, solo un hijo de cada 50 se convertirá en un adorador habitual. Si un padre va regularmente, independientemente de la práctica de la madre, entre dos tercios y tres cuartos de sus hijos se convertirán en feligreses (regulares e irregulares).

¡Solo el 2 por ciento de los niños cuyos padres no practican la fe terminarán practicando esa fe! Está claro, entonces, que los padres más que nadie impactan dramáticamente en la práctica religiosa futura de sus hijos, y si las parroquias quieren que los niños conserven su fe en la edad adulta (que es el propósito del ministerio juvenil), no deben enfocarse en los niños sino en los padres. .

Incluso con datos que respaldan esta conclusión, todavía parece contradictorio que para llegar a los niños no debamos centrarnos en ellos, sino en sus padres. Sin embargo, este es el método bíblico de salvación.

En la Biblia, cada vez que Dios trabaja con un grupo de personas, no dirige sus energías hacia todo el grupo, sino hacia un mediador. Piense en Abraham, Moisés o David: cada uno de estos hombres representaba un grupo mucho más grande de personas. Dios primero influyó y convirtió al hombre, luego permitió que ese individuo influyera en el grupo que lideraba y representaba. Esta es también la forma fundamental en que opera la Iglesia Católica: tenemos obispos y sacerdotes que reciben gracias y poderes específicos que luego se utilizan para ayudar a los laicos a acercarse a Cristo.

El padre es el "mediador", el "sacerdote", de la familia, la iglesia doméstica. Por lo tanto, tiene sentido, tanto sociológica como teológicamente, centrarse en los padres para salvar a los niños.

* * *

¿Cómo podemos hacer esto? ¿Qué pasos prácticos puede tomar una parroquia para influir en los padres? Muchas personas pueden sugerir las respuestas típicas, como un grupo de estudio bíblico para hombres o un fuerte consejo de Caballeros de Colón. Sin embargo, estas cosas, si bien pueden ser beneficiosas, no son suficientes. Pueden apoyar a hombres que ya son fuertes en su fe, pero no imparten la fe ni la hacen atractiva para los hombres. Si vamos a atraer y mantener la atención de los padres de niños pequeños, las parroquias deberán hacer cambios más radicales. Estos serán muy controvertidos, pero debemos preguntarnos: ¿queremos tener éxito en transmitir la fe a las generaciones futuras, o estamos más preocupados por mantener el status quo?

Lo principal que debe hacerse es destruir el ambiente actual que se encuentra en la mayoría de las parroquias, que solo es atractivo para los hombres homosexuales de la década de 1970. El simple hecho de ingresar a una típica parroquia católica suburbana es deslumbrante, desde la arquitectura hasta la música, las pancartas de fieltro, la homilía floja al ejército de ancianas ministras eucarísticas. ¿Qué hombre de sangre roja estaría interesado en eso si aún no tuviera una fe lo suficientemente fuerte como para ver más allá de la realidad subyacente? Las parroquias envían un mensaje fuerte sin siquiera darse cuenta: los jóvenes viriles no son bienvenidos.

¿Qué se puede hacer para cambiar esto? Aquí hay siete sugerencias (con agradecimiento a John Zmirak, quien me sugirió un par de ellas):

1) Institución de la adoración ad orientem. Los hombres preferirían seguir a un líder en la batalla a sentarse alrededor de una mesa para conversar. Cuando un sacerdote dirige a su pueblo en la adoración, no solo en espíritu, sino en la orientación de su cuerpo, desafía a los hombres a seguirlo, y a los hombres les encanta ese desafío.

2) Asegúrese de que solo haya hombres y niños en el altar. En muchas parroquias, solo hay un hombre en el altar durante la misa: el sacerdote. Los monaguillos son todas niñas, y los ministros de la Eucaristía también son mujeres. Los hombres no tienden naturalmente a seguir a las mujeres, aunque las mujeres seguirán a los hombres. La representación visual de las hordas de mujeres en el altar envía un mensaje desagradable y afeminado a la mayoría de los hombres.

3) Mantener silencio antes y después de la misa en la iglesia. Al entrar en una iglesia católica llena del sonido de personas charlando antes de la Misa, se envía una señal de que las personas allí no toman la Misa en serio. Los hombres quieren una fe que sea seria por encima de todo. No están buscando un club social; están buscando algo a lo que dar su vida. Los ujieres bien vestidos deberían recordar cortésmente a quienes hablan antes o después de la misa que se detengan.

4) Cante himnos tradicionales, no la tontería popular de los 70 tan popular hoy en día. Los hombres quieren escuchar canciones que son hermosas e inspirarlas a mayores alturas, no mil y una variaciones de kum-ba-yah.

5) Instituir grupos de hombres (es decir, la Sociedad del Santo Nombre) que se centran en actividades concretas y prácticas. La mayoría de los hombres no quieren sentarse en grupo y compartir sus sentimientos sobre un pasaje de la Biblia. Ellos quieren  hacer cosas . Entonces, tenga un grupo de hombres que realice proyectos de servicio, como trabajar en un comedor de beneficencia, rezar frente a Planned Parenthood o construir una gruta en los terrenos de la parroquia. Tal grupo debe ser capellado por el pastor, quien conecta sus acciones con su espiritualidad como hombres católicos.

6) Llamado al sacrificio. Los hombres no quieren escuchar "solo sé amable" semana tras semana. Quieren ser desafiados a profundizar en la fe, con desafíos prácticos y concretos. Así que llámalos para hacer sacrificios reales, como ayunar los viernes o tomar duchas frías en reparación por el pecado o por la salvación de las almas.

7) Dile como es. Deja de picar palabras. Confronte el secularismo anticatólico que está superando nuestra cultura y aborde directamente la crisis en la Iglesia. Pretender que no hay corrupción rampante en los niveles más altos de la Iglesia solo hace que uno parezca un cobarde, no un valiente discípulo de Cristo que los hombres estarán dispuestos a seguir.

Si queremos que la fe sobreviva mañana, es imperativo que hoy nos comuniquemos con los padres. Esto no será fácil. Las parroquias deben cambiar toda su mentalidad cuando se trata de ayudar a los jóvenes, redirigiendo su enfoque del alcance de los jóvenes para llevar a los padres a la fe. Solo entonces la próxima generación tendrá una oportunidad. Si salvamos al padre, salvaremos a la juventud y salvaremos el futuro de la Iglesia.

https://www.crisismagazine.com/2020/no-church-for-young-men

viernes, 27 de marzo de 2020

Señales


Una impresión extraña, de final cercano, de parábola parusíaca a punto de cumplirse. 


De algo pasmoso, cósmico; grande, terrible y pronto. 



***


Imágenes que remontan a otra, de agitaciones similares, siete años atrás. 

Los que no sobrevivirán moralmente al corona virus - Antonio Caponnetto



LOS QUE NO SOBREVIVIRÁN MORALMENTE
AL CORONA VIRUS

Por Antonio Caponnetto

La Nación de este 27 de marzo trae una nota firmada por el señor Luciano Román, que no debería pasar sin un cierto análisis. Se titula “El coronavirus no nos debe impedir el ejercicio de la duda”. Personalmente la llamaríamos de otra manera: Los que no sobrevivirán moralmente al corona virus.

            Por lo pronto no sobrevivirán los progresistas. Excepto que abran ahora y con furia el siniestro paragüas que acaba de abrir este escriba. ¿Cuál es ese paraguas negrísimo y sincericida? Leamos: “Un clima ligeramente <patriotero>[como el que se está registrando durante la cuarentena] podría interpretarse como una señal de alarma. Es naturalmente sano que tendamos a unirnos ante la adversidad, que depongamos sectarismos y nos despojemos de oportunismos y conveniencias sectoriales. Pero también es sano preservarnos de aquel clima <malvinero> que nos amputó el espíritu crítico. Nunca es bueno abolir la disidencia, las preguntas y la duda, frente a temas en los que nadie es dueño de una verdad absoluta. ¿No se le estarán dando argumentos al Estado paternalista y autoritario? ¿No se estarán abonando, al amparo del miedo, la pretensión del pensamiento único y los rebrotes nacionalistas? Ya nos pasó en otras épocas: <El que no salta, es un inglés>. La versión de hoy parecería ser: "el que duda es un irresponsable (y quiere que el coronavirus nos mate a todos)>”.

            Traduzcamos salvajemente el mensaje: Compañeros, dijimos que Galtieri estaba borracho porque nos llevaba a una guerra con un enemigo visible y secular, ¿y ahora resulta que el Alberto está sobrio embarcándonos a todos en una contienda contra un enemigo invisible? Dijimos que los medios hegemónicos nos mintieron sobre lo que realmente pasaba en torno a Malvinas, y ahora somos nosotros esos medios que mansamente replican el parte oficial diario. ¿Ahora somos nosotros el Noticiero “60 Minutos”?

Pero ¡atención, compañeros! Resulta que fuimos nosotros los que inventamos la militancia contra el Estado policíaco, militarizado, opresor, profiriendo un largo etcétera de epítetos anticastrenses y pro libertarios, ¿y ahora somos nosotros los que aplaudimos a un Alberto enajenado, que despotrica, amenaza, conmina, ordena apresar a los ciudadanos en la vía pública, meterse casa por casa, secuestrar autos y pasajeros, y reducirlo todo al imperativo fascista “por la razón o por la fuerza”? ¿ Y si nos aparecen otras Madres haciendo rondas porque no pueden ver a sus hijos, y otras Abuelas que han perdido contacto con sus nietos y otros Hijos que lloran la muerte de sus padres en manos de un Estado que, en la práctica, le restituyó a los milicos todo el poder de control en la vida pública y privada? A ver si encima alguien tiene el mal gusto de recordar aquél debate presidencial en el que se lo acusó a Alberto de su propensión cristínica para levantar índices acusadores desde atriles que imaginaba carrozas imperiales.

Pero hay más, compañeros. Prestemos atención. Ocurre que fuimos nosotros los que crucificamos al Ñato Rico porque lanzó su frasecilla “la duda es la jactancia de los intelectuales”, ¿y ahora nos parecen indubitables y apodícticas las resoluciones que toma un Alberto convertido de repente en la cabeza de carapintadismo sanitario y del fundamentalismo higiénico? ¿No será asturiano este Fernández? ¿De veras queda excluido de la dogmática reconvención cartesiana el criterio científico del criador de chanchos Ginés González García?

Lo peor de lo peor, compañeros, se los digo al final. ¿No se dan cuenta? Nos enorgullecimos durante Malvinas de ser anti belicistas, apátridas, cipayos, pacifistas, internacionalistas, razonables epicuros modernos sin fronteras. Llamamos “carro atmosférico” a la contienda, nos juntamos en manada alrededor de Juan Pablo II, gimoteando “queremos la paz, la paz, la paz”, lloramos con los versos de Giorgie sobre el encuentro ecuménico entre Juan López y John Ward, mentimos haber entendido las Tusculanas de Ciceron, con su <ubi bene, ibi patria>, nos opusimos al clima de gesta argentinista que se escapaba por los poros del cuerpo social, ¿y ahora terminamos siendo nosotros simples nacionalistas, de imperdonables reminiscencias malvineras, que aplauden y brincan desde los balcones, en un remedo imperdonable de “el que no salta es un inglés”?

¡Please boys! No sea cosa que algunos mueran  heroicamente en combate, en esta guerra contra el enemigo invisible, como la llamó Alberto con anacrónica semántica cuartelera, y aparezca después la derecha exclamando: Argentina tiene héroes. ¿Adónde iría a parar nuestro discurso alberdiano? ¿Dónde deberíamos esconder el viejo disco de John Lennon, acurrucándonos felinamente con su Imagine? ¿En qué Parque Lezama se juntará Carta Abierta para vendernos el hippismo sesentoso, envuelto en los hedores del pachuli y la crencha engrasada de Horacio González?

Como la burra de Balaam, así ha hablado este Luciano Román, interpelando a su tropa. Da vergüenza ajena su estirpe meteca y cartaginesa. Pero aún a su pesar, coopera a la verdad.

No sólo los progresistas incluidos genéricamente en la noteja de marras, no sobrevivirán moralmente al Corona Virus.  Hay muchos más.

-Los bergoglianos con su “Iglesia en Salida”, infamemente alineados en este evidente ensayo de disciplina social y obediencia debida impuesto por el Régimen. Son los primeros en haberse recluidos endógenamente. Se autoacuartelaron, no como soldados de Cristo, según recia petición paulina, sino como miedosos contumaces y cómplices de la tiranía.

 -Los que tienen siempre a mano el despectivo mote de “conspiranoides” para descalificar a quienes, desde hace décadas, vienen vaticinando, con pormenores, los planes de aquello tan temido que ahora tocamos, oímos y olemos día a día.  Preguntamos nomás, sin retórica: ¿el Alberto que recita un manifiesto explícitamente masónico ante el G20, mientras arría su manchada taleguilla ante los judíos que le imponen una excepción para cumplir sus rituales cabalistas, ¿es un invento de los conspirativistas o una realidad que se nos hace patente? ¿La genuflexión ante poderes mundiales financieros, ideológicos, políticos e institucionales; ante todo el portentoso aparato supremacista, es una ilusión óptica de los propulsores de la tesis del complot, o lo están pasando en cadena por las inacabables redes sociales? ¿La catarata de documentos probatorios de que cuanto nos sucede cuenta con programadores, planificadores y severos propulsores, miembros de organizaciones planetaristas partidarias del Nuevo Orden Mundial, es propaganda zarista financiada por la embajada del Tercer Reich y por Hirohito?

-Los constructivistas y relativistas de todo jaez, maestros de la autopercepción. ¿Por qué no les dicen a las víctimas fatales de esta peste maldita, que se autoperciban vivos o sanos? Las vaquillonas de moqueros aceituniles, ubres al viento siempre prontas para la impudicia, ¿por qué no aplican el Protocolo ILC, Interrupción Legal del Covid 19, y se lo sacan del cuerpo a la pobre legión de infestados? ¿Por qué Fernández, el módico neo Zeus nativo de la voz de cuesco, no sostiene que los mayores de 65 años en adelante ya no somos personas humanas (como lo hace con los embriones hasta los tres meses) y eleva al Congreso la legalización de nuestras muertes?

Suceda lo que sucediere con esta desgraciada enfermedad –que se ha llevado vidas cercanas a la nuestra y que puede llevarse la propia- hay factores de riesgo a los que tememos más que aquellos en los que nos coloca nuestra situación etaria y castigada salud. Es el riesgo de ver a la patria tiranizada por una banda de corruptos, incapaces, asesinos y mafiosos, sin que la sociedad atine a otra cosa más que a repetir el estúpido latiguillo de “quedate en casa”.

 Cada vez tiran más de la cuerda. Mañana será el “quedate en tu pieza”, después el “quedate en tu cama”; y al fin, el “quedate quieto, esto es un asalto”. Nos están asaltando las libertades concretas, están ejecutando sandeces, arrojando bravatas, cometiendo tropelías, creando un clima de crispación invivible, y encima tenemos que darles las gracias por cuidarnos la salud. Si quieren cuidarnos de veras la salud, maten el virus de la democracia, que le permite, ayer a unos, anteayer a otros y hoy a éstos, pero siempre de la misma especie perversa, intoxicar a la sociedad con sus políticas ajenas y contrarias al Bien Común Completo. La salud física incluida.

Hay un viejo cuento de Ray Bradbury, traducido como “El Caminante”. Vio la luz hacia 1951 y formó al fin parte de “Las doradas manzanas del sol”, un trabajo que  el viejo Ray tenía entre sus predilectos, porque según él poseía un doble aroma, el de los buenos libros nuevos y el de los nobles libros usados.

La escena transcurre en un mundo entonces inimaginado, como es común denominador en la literatura de anticipación. Un mundo sórdido, masificado y sombrío, en el cual la existencia gris y aborregada transita obligatoriamente “en casas como tumbas, mal iluminadas por la luz del televisor, donde la gente estaba como muerta, con una luz multicolor que les rozaba la cara pero que nunca los tocaba realmente”.

Desafiando humildemente tamaña demencia colectiva y coercitiva, todas las noches, Leonard Mead salía a caminar. Para nada. Para contemplar, llenarse los pulmones de aire, ver un retazo de luna, o la sombra de un tronco añejo o entonarle una canción al viento del otoño.
Así hasta que un día lo detuvo la policía, lo metieron de prepo en uno de sus coches, “una cárcel en miniatura con barrotes que olía a antiséptico, a demasiado limpio, duro y metálico”, y se lo llevaron por la fuerza. ¿Adónde? Al “Centro Psiquiátrico de Investigación de Tendencias Regresivas”.

Es la hora de los caminantes. Necesitamos almas peregrinas que se calcen unas humildes sandalias y salgan por la calle. No precisamente para nada,aunque sí conservando el espíritu de gratuidad y de ocio contemplativo. Caminantes que sepan que hay Camino. Y prediquen desde los espacios libres y empinados que no vale la pena vivir si no se vive sacramentalmente. Que prediquen que una ciudad no es la compraventa reglada de insumos comestibles, sino los templos, las oraciones y los sacrificios, como diría Saint Exupery, o acaso antes Plutarco. Caminantes cuaresmales, que –como los legionarios de Millán Astray- sepan que sólo se muere una vez, y no es tan grave. Lo grave es vivir siendo un cobarde.

Caminantes ,al fin, que frente a un mundo homogeneizado, anestesiado, víctima del pánico y del lavado colectivo de cabezas, en medio de la tétrica soledad de una noche estatizada, tengan la modestísima osadía de vivar a Dios y a la Patria. Sí; como en los abrileñas e inolvidables jornadas de la Guerra de Malvinas.

jueves, 26 de marzo de 2020

Cuarentena para todos... menos para los Judíos

Nota S.I.M.: Si pensaba que la cuarentena obligatoria impuesta a la población por el régimen que ocupa el gobierno argentino, a raíz del coronavirus, era igual para todos, pensó mal. Lo cierto es que este país ya no es cristiano y la única religión perseguida es la católica; y sucede todo esto porque el sistema partidocrático masón es filohebreo. Y si los judíos persiguieron y mataron con odio a Cristo, persigue hoy a la Iglesia con odio parejo. Y si en aquel momento estaban obsesionados en la dominación del mundo, hoy también lo están. Si el incidente de la excepción de la cuarentena para los Judíos a alguien le puede parecer menor (mientras las iglesias católicas están cerradas sin culto -con la anuencia cobarde de sus pastores-), sépase que estos van por más, y sueñan con una dominación del mundo donde todas las excepciones sean para ellos y todas las esclavitudes para los no judíos. Ciertamente, aplícaseles las palabras del Salvador de que “tienen por padre al diablo”; ellos, los de la “sinagoga de Satanás”. En cuanto a la noticia, se comenta sola, -hacemos resaltados nada más-, y se comenta sola porque se creen impunes de todo, incluso de la crítica social, y casi lo han logrado lamentablemente. En cuanto al diario –Clarín- insospechado de “antisemitismo”, tiene a su editor ejecutivo judío; así que a confesión de parte, relevo de prueba. 



(Clarín.com - 25-3-2020) Excepción al decreto de aislamiento - Coronavirus: El Gobierno exceptuó a los ortodoxos judíos de la cuarentena para que pueden tomar su baño sagrado - El presidente de la AMIA, Ariel Eichbaum y un grupo de rabinos gestionaron con el Gobierno que mujeres y hombres puedan asistir a la llamada Mikve en templos.

En una gestión que seguramente evitará incidentes como los ocurridos el último domingo cuando se produjo un allanamiento en una sinagoga que realizaba actividades religiosas pese al estado de cuarentena total, las autoridades de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y un grupo de influyentes rabinos de la Argentina lograron que el gobierno nacional les autorice una excepción religiosa al cierre total de actividades para frenar el avance del COVID 19.

Los religiosos lograron que se les permitan a los ortodoxos salir a hacerse el baño ritual del judaísmo, que suele hacerse en sinagogas y que se llama Mikve (que contiene agua). Por ejemplo, sin este baño íntimo, uno de los aspectos más curiosos, y menos conocidos de la religión judía, las parejas no pueden tener contacto íntimo, carnal. Eran utilizados antes tanto por hombres como mujeres, pero hoy sólo ellas conservan la obligación de utilizar la Mikve siete días después de la culminación de cada ciclo menstrual. Se afirma igual que hoy entre los hombres jasídicos van a la Mivke diariamente, y algunos ortodoxos solo en la víspera de Yom Kipur, que es el día del Perdón.

El protocolo de AMIA para que los ortodoxos hagan el baño sagrado en el período de cuarentena contra el avance del coronavirus

Según publicaba este miércoles la cadena Judía Vis a Vis el presidente de la AMIA, Ariel Eichbaum, rabinos de la colectividad y el Superior Rabinato de la República Argentina lograron que especialista en infectología Carlos Cisneros, que forma parte del comité asesor del presidente Alberto Fernández les gestionara la autorización y un nuevo protocolo que establece las reglas para realizar el baño ritual del judaísmo bajo las estrictas reglas de la cuarentena, que confinaron a los argentinos a sus casas. Este protocolo, como lo muestra Clarín aquí establece alguna prevención frente al coronavirus. 

Las gestiones se produjeron en el contexto de algunos incidentes. El domingo, el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad realizó un allanamiento en la comunidad Adjut Israel. Esta había convocado por Facebook a una actividad religiosa en su sede de Belgrano pese a la vigencia de la cuarentena. Allí fueron retenidos un hombres y varias mujeres que habían ido a la Mikve incumpliendo con el “aislamiento social, preventivo y obligatorio”, establecido por el decreto presidencial del viernes 20.

Tras una intervención del presidente de la DAIA, Jorge Knoblovits, los ortodoxos fueron liberados. En el fin de semana también hubo un incumplimiento de la cuarentena por parte de unos jóvenes israelíes que estaban bajo cargo de una institución. Y entonces la DAIA, que nuclea a las instituciones judías de todo el país hizo un llamado al cumplimiento del decreto  297/2020. Pero, los religiosos tienen su propia "ley", y gestionaron su protocolo para ir a la Mikve directo con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. La AMIA está gobernada desde 2008 por los ortodoxos.

El cumplimiento estricto de la cuarentena tiene su capitulo en la religión. La cuarentena estableció que “no podrán realizarse eventos culturales, recreativos, deportivos, religiosos, ni de ninguna otra índole, que impliquen la concurrencia de personas”. Sin embargo, una resolución posterior negociada entre el Secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y la jefatura de Gabinete habilitó una resolución que habilitó la circulación de los ministros de los diferentes cultos a los efectos de brindar asistencia espiritual. Es sabido que, debido a la precaria situación económica de los sectores más carenciados tanto la AMIA, como la Iglesia Católica y las instituciones del culto musulmán está prestado fuerte ayuda social con alimentos y distintos grados de contención social.

martes, 24 de marzo de 2020

¡Gracias, Monseñor!

29º Aniversario Luctuoso 


Su Excelencia Monseñor Marcel Lefebvre
1991 - 25 de Marzo - 2020
“Tradidi quod et accepi” (“He transmitido lo que he recibido.” - I Cor. XV,3).

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"Es vital contemplar la santa misa, ver en ella a Jesús en la cruz, y ver en esa cruz la cumbre del amor de Dios.Nuestro Señor puede definirse como el amor llevado hasta el sacrificio de Sí mismo, hasta el sacrificio supremo. Nuestro Señor manifestó su amor por su Padre, su amor por el prójimo, hasta el sacrificio supremo, hasta derramar la última gota de su sangre. Este ha sido siempre el objeto principal de la contemplación de la Iglesia."

«Por la gloria de la Santísima Trinidad, por amor a Nuestro Señor Jesucristo, por devoción a la Santísima Virgen María, por amor a la Iglesia, por amor al Papa, por amor a los Obispos, a los sacerdotes y a todos los fieles, por la salvación del mundo y la salvación de las almas, ¡Guardad este testamento de Nuestro Señor Jesucristo! ¡Guardad el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo! ¡Guardad la Misa de siempre!»



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Sermón de Monseñor Lefebvre en Villa Tesei, Buenos Aires. 

24 de julio de 1977

Foto: Sermón de ordenaciones en Ecône, 29 de junio de 1977


El último día de la visita que Monseñor Lefebvre hizo a la Argentina, el 24 de julio de 1977, celebró una misa multitudinaria en la quinta "La Leonor", de Villa Tesei, partido de Hurlingham, Gran Buenos Aires. Dos días después, el diario "El Argentino" de Chascomús publicó en extenso el sermón de Monseñor en dicha misa bajo el título "Vibrante homilía de Lefebvre".

Amados hermanos: estamos felices de poder reencontrarlos hoy, procedentes de numerosas provincias del interior de su amado país, la República Argentina, y agradecemos a Dios el habernos reunido aquí para celebrar, para escuchar la santa misa, en esta propiedad privada donde sus propietarios nos acogen tan amablemente.

Agradecemos a Dios el permitirnos celebrar la misa juntos, a fin de obrar juntos, y de poder animarlos a mantener la Fe católica.

Cuando niños, nos llevaron a recibir el Bautismo en los brazos de nuestro padrino. El sacerdote nos preguntó qué era lo que íbamos a pedir a la Iglesia. El sacerdote que nos recibió en nombre de la Iglesia nos dijo: ¿qué es lo que tú pides a la Iglesia de Dios? Estas fueron las primeras palabras que un sacerdote de la Iglesia nos dirigió cuando nuestro padrino nos llevaba en sus brazos al Bautismo. ¿Cuál fue nuestra respuesta? Nuestros padrinos respondieron en nuestro nombre: Yo pido la fe, la santa fide, y el sacerdote prosiguió preguntando: ¿qué es lo que te alcanza la fe?, respondiendo nosotros, siempre por boca de nuestros padrinos: la fe nos alcanza la vida eterna. Por eso, desde nuestros primeros pasos en la Iglesia nosotros hemos pedido a la Iglesia, la fe, la fe católica. Pues bien, pienso que estas palabras que hemos pronunciado por boca de nuestros padrinos cuando éramos niños, las repetimos toda nuestra vida, por eso pedimos a la Iglesia: ¡Dadnos la fe! Porque la fe nos da la vida eterna. Pues bien, hoy, como en el pasado, como en toda nuestra vida, nosotros se la pedimos a nuestros pastores, a la Iglesia, al Papa, a nuestros obispos, a nuestros sacerdotes, a todos los que tienen la obligación de dárnosla, de comunicárnosla; les pedimos ¡dadnos la fe católica, porque la fe católica nos da la vida eterna! Nuestra fe es: que creemos en la divinidad de nuestro Señor Jesucristo. En las últimas páginas de su Evangelio, San Juan nos dice: lo que yo les he dicho, que Jesucristo es el hijo de Dios que se ha encarnado para redimirnos y darnos la vida eterna.

Eso es nuestra fe. Nuestra fe se resume pues en la divinidad de nuestro Señor ¿Qué significa esto? Esto se resume en estas palabras: Nuestro Señor Jesucristo es Dios, y por consiguiente, por el hecho que Dios ha asumido el Cuerpo de un hombre en el seno de la Santísima Virgen María, nuestro Señor Jesucristo es nuestro Salvador, nuestro único Salvador. No tenemos otro salvador aquí abajo que nuestro Señor Jesucristo, no hay otro hombre en la tierra que nos conduzca al cielo que nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor Jesucristo es el único Sacerdote, el único gran Sacerdote, el único Mediador. No hay otro Sacerdote aquí abajo que nuestro Señor Jesucristo. Todo sacerdote participa en el sacerdocio de nuestro Señor Jesucristo, y Él es nuestro Rey, el único Rey Tu solus sanctíssimus, tu solus Dominus. Sólo Él nos gobierna, y sólo Él tiene autoridad sobre los Apóstoles. Y todos los otros príncipes de este mundo, sean los que sean: reyes, emperadores, presidentes; reciben su autoridad de nuestro Señor Jesucristo. No son nada más que sus lugartenientes, no tienen autoridad por ellos mismos. La realidad de ellos es te­ner fe en nuestro Señor Jesucristo, y si la propagan entonces sí son nuestros jefes, puesto que de esta manera participan a la realeza de nuestro Señor Jesucristo.

Estamos en la obligación de constatar que desde hace quince años, se toman nuevos rum­bos que van en contra de lo que les afirmé precedentemente.

Nuestro Señor es el único Salvador

Ya desde antes del Concilio, desde mucho tiempo antes, por toda la influencia del protestantismo y del liberalismo de los últimos siglos, estos privilegios de nuestro Señor, que son de su naturaleza misma, fueron atacados, y ya no se dice que nuestro Señor Jesucristo es nuestro único Salvador, sino que se ha tendido a que se crea que Buda, Lutero, Mahoma, es decir, los jefes de las otras religiones, son también salvadores. Pero nosotros recalcamos todo lo contrario: no hay otro Salvador que nuestro Señor Jesucristo, y por eso de ninguna manera tenemos que creer que podemos ser salvados por Mahoma, Buda o Lutero. Ninguna de esas personas puede salvar a nadie. El único que lo puede hacer es nuestro Señor Jesucristo.

Y esta verdad debemos reafirmarla de modo claro, lo que no implica tener desprecio para las personas que profesan las otras religiones. Nosotros les tenemos respeto a los budistas, a los musulmanes, a los protestantes; únicamente les pedimos que se conviertan y que crean en nuestro Señor Jesucristo, que se vuelvan católicos, que se encuentren sujetos a nuestro Salvador. No les tenemos desprecio, queremos dialogar con ellos, pero de ninguna manera hacerles creer que se pueden salvar en su religión -puesto que eso es engañarlos- no es ser caritativos para con ellos. La caridad pide que nosotros demos la verdad, y nosotros queremos dar la verdad.

¿Por qué el Papa mandó misioneros a estas tierras de América del Sur? ¿Por qué nos mandó al África? ‒yo estuve durante treinta años allí‒: ¡para proclamar que hay un solo Salvador en la tierra!, y que ese no es otro que nuestro Señor Jesucristo, y por ello mismo dar el mejor servicio que podemos dar a las almas. Las almas no tienen necesidad más grata que conocer a nuestro Señor Jesucristo, saber que Él es nuestro único Salvador. ¿Para qué somos misioneros?, ¿para decirles a esos budistas, protestantes o musulmanes: está muy bien, ustedes tienen una religión buena, ustedes van a salvarse en vuestra religión como nosotros en nuestra religión católica? No. Eso no es nada más que engañar a las personas, a esas pobres personas que tienen necesidad de la realidad, necesidad de salvarse. Es por eso que el ecumenismo actual es, nada más ni nada menos, que un ecumenismo falso, que engaña a las personas que necesitan a nuestro Señor Jesucristo.          

Un ejemplo de lo que les digo es el del Cardenal de Colonia, en Alemania, que dio en su Catedral una Capilla a los musulmanes para las prácticas de su culto. En la iglesia de Marsella, de Notre Dame, Monseñor Etchegaray, presidente de la Asamblea Episcopal de Francia, ha querido también dar capillas a todas las religiones; ¡el mismo templo de Nuestra Señora de Layam! Profanación contra la cual se han levantado los fieles de esta ciudad, quienes pidieron a Monseñor Etchegaray retirar tal medida profanadora contra su santuario mariano. Imagínense que aquí, en el santuario mariano de Luján, se intente dar una capilla a los budistas, a los protestantes o a los musulmanes: ¿qué harían ustedes? No queremos profanar lo que es más caro a nuestro corazón: ¡La Santísima Virgen María, la divinidad de nuestro Señor Jesucristo! Pues bien, los fieles de Marsella, aun los que no practicaban, han hecho todo lo posible para impedir que el obispo profanara su Templo. Estos ejemplos les demuestran que este falso ecumenismo está corrompiendo los espíritus de los sacerdotes y de los obispos.

Nuestro Señor es el único Sacerdote

Otro de los privilegios de nuestro Señor que es atacado es el siguiente: Él es Sacerdote. Ahora se quiere cambiar la noción de sacerdocio en nuestro Señor, queriendo que todos los fieles sean sacerdotes por su Bautismo, y esto es absolutamente falso. El fiel no es sacerdote, eso solo se entendía en sentido simbólico. Solo el sacerdote que ha recibido el carácter por el sacramento de la ordenación, es realmente sacerdote, porque, repetimos, hay un solo Sacerdote que es nuestro Señor, y es por participación con el sacerdocio de Él, que el sacerdote recibe aquel sacramento, y que por sus palabras puede hacer venir a nuestro Señor sobre el Altar. Solo él puede hacer esta acción.

Es un gran misterio que un hombre con las sencillas palabras que pronuncia, pueda hacer bajar al Hijo de Dios sobre el Altar, como lo hizo la Santísima Virgen María cuando pronunció su Fiat. En esa oportunidad, en algún sentido Dios le obedeció. El sacerdote hace lo mismo cuando pronuncia las palabras de la consagración; hace, en algún sentido, obedecer a nuestro Señor Jesucristo, que se hace presente bajo las especies del vino y el pan. Es un privilegio increíble, inmenso. Y ahora se quiere que sea la Asamblea la que pronuncie las palabras de la consagración, bajo la falsa creencia de quienes piensan que todo el mundo es sacerdote. Esto se está haciendo en la Casa de los Padres Dominicos de Lyon en Francia, donde los fieles laicos, junto a los religiosos, están arriba del Altar y pronuncian las palabras de la consagración, diciendo que todos somos sacerdotes. Eso es una corrupción de la divinidad del Sacerdocio de nuestro Señor Jesucristo.

Nuestro Señor es el único Rey

El tercer privilegio de nuestro Señor que es atacado hoy, reside en su realeza social; el Reinado Social de nuestro Señor como lo definió perfectamente el Papa Pío XI en su Encíclica Quadragesimo Anno, la cual, debemos imperiosamente volver a leer.

Debemos constatar hoy que la misma Santa Sede pide a los Estados católicos, dejar de ser Estados católicos, que supriman en su constitución que la religión católica es la única reconocida en el Estado, es decir, que ya no se quiere más el reino de nuestro Señor Jesucristo en la sociedad.

Esto además lo podemos comprobar en la reforma de la liturgia, en la fiesta de Cristo Rey ¿Por qué razón se ha postergado la Fiesta de Cristo Rey desde el mes de octubre hasta el fin del mes de noviembre? Ello se ha hecho para mostrar que nuestro Señor reinará al fin de los tiempos, no mientras estamos aquí abajo, y que lo hará sólo cuando venga sobre las nubes del Cielo. Además, en el cambio de las palabras en la Liturgia de Cristo Rey se han suprimido dos es­trofas del himno en su honor: una sobre la familia y otra sobre la sociedad ¿Cómo se ha podido suprimir esto? Ya no se reconoce la realeza de nuestro Señor sobre las familias y la sociedad, por eso se han suprimido estas dos estrofas. Esto es un hecho, y ustedes lo pueden constatar. Basta comparar la antigua fiesta con la nueva, para darse cuenta de los cambios operados en los textos litúrgicos.

Sabemos perfectamente que ahora, la Santa Sede es favorable a la laicización de los Estados, es decir favorecen que nuestro Señor Jesucristo no reine públicamente, oficialmente, sobre los mismos. Esto es absolutamente contrario a nuestra fe católica. Repetimos que no tenemos más que un solo Rey, y eso es lo que nos debe hacer juzgar a nuestros presidentes o jefes de Estado. Ellos aceptan o no el Decálogo, aceptan o no la realeza de nuestro Señor Jesucristo. Y si ellos aceptan el Decálogo, la realeza de Cristo, entonces tienen derecho a nuestro respeto y a nuestra obediencia. En la medida que se encuentran contra del Decálogo, en la medida que legislen contra él y en la medida que ellos se crean los únicos jefes, los únicos responsables y autores de la Ley, pierden el derecho a nuestra obediencia, puesto que ellos no son los fundadores ni las fuentes del Dere­cho. Las Fuentes del Derecho están en Dios, en nuestro Señor Jesucristo, por consiguiente, en la medida que no crean en Él, y acepten únicamente los derechos del hombre, que son derechos revolucionarios, no tienen el derecho a nuestra obediencia.

Conclusión

Voy a finalizar diciendo, que nosotros debemos acatar solo la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, quien vino a la tierra para llevarnos a la salvación. Él nos pide obedecer a sus obispos aquí abajo y ofrecer el sacrificio de la misa por intermedio de nuestros sacerdotes, y acceder a su gracia por intermedio de los Sacramentos.

Pues bien, a Él debemos someternos: a nuestro Señor Jesucristo y su Santísima Madre la Inmaculada Virgen María. A ella le pedimos, a vuestra Patrona, Nuestra Señora de Lujan, que nos haga entender quién es nuestro Señor, que nos lo haga amar y ver en Él a nuestro único Salvador.


Diario "El Argentino" de Chascomús

Martes 26 de julio de 1977

Volanta del artículo: "Durante la misa del domingo en Villa Tesei"

Fuentes: fsspx.org

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¿Qué conmemoramos el 24 de Marzo?

Reposteado

San Simón de Trento

El 24 de marzo el Martirologio Romano, conmemora "Tridénti pássio sancti Simeónis púeri, a
Judǽis sævíssime trucidáti, qui multis póstea miráculis coruscávit" ("la pasión de San Simeón, niño, cruelísimamente sacrificado por los judíos en Trento y después glorificado por sus muchos milagros"). En 1475, un muchacho de tres años, llamado Simón, desapareció en el pueblo italiano de Trento; las circunstancias eran tales que la sospecha recayó en los Judíos. Esperando declarar sobre esta sospecha, uno de ellos "halló" el cuerpo del niño en una canalización, donde después confesaron haberlo tirado. El examen del cuerpo, reveló a todas luces que el muchacho no se había ahogado; había heridas extrañas en el cuerpo, de circuncisión y crucifixión. Según testimonios recogidos en Trento poco después de la tragedia, un médico judío atrajo con halagos y secuestró al pequeño con miras a la celebración de la Pascua judía. Después de crucificar al niño y extraerle la sangre, los oficiales de la sinagoga ocultaron su cuerpo por algún tiempo y, después lo arrojaron al canal. Se arrestaron aproximadamente a siete Judíos; fueron torturados y reconocieron que el muchacho había sido ritualmente asesinado con el propósito de obtener sangre cristiana para mezclar con el pan ázimo ceremonial; se hicieron estas confesiones separadamente y estuvieron de acuerdo en la totalidad de los detalles esenciales. Se juzgó a los Judíos y finalmente fueron ejecutados. El funcionario a cargo de la investigación del crimen fue Jean de Salis de Brescia, un Judío convertido, originalmente llamado Jean de Feltro, quien describió cómo su padre lo dijo que Judíos de su pueblo, Lanzhat, habían matado a un niño en una Pascua y de cómo mezclaron su sangre en el vino y en pasteles.

 
 ¡Nadie se ha atrevido alguna vez a reprobar y negar los eventos históricos de este caso; sólo los Judíos inventan "razones" de por qué no era un Asesinato Ritual!. Pero no hay ningún escape a la conclusión opuesta. En 1759, en respuesta a una apelación Judía de Polonia, la Inquisición envió al Cardenal Ganganelli (que más tarde llegó a ser el Papa Clemente XIV) para investigar e informar de todo este asunto, con referencia particular a los muchos casos que por entonces se informaron en Polonia. (Ver Informe del Cardenal Ganganelli, en el The Ritual Murder Libel and the Jew, de C. Roth, 1935, pág. 83): "admito entonces como verdadero el hecho del Bendito Simón, muerto a los tres años de edad, asesinado por los Judíos en Trento en el el año de 1475 en odio de la fe de Jesucristo(aunque sea discutido por Basnage y Wagenseil); por el famoso Flaminio Cornaro, un Senador Veneciano, en su trabajo "El Culto del Niño San Simón de Trento" (Venice, 1753) dispone de todas las dudas levantas por los mencionados críticos". Los Judíos tratan de tirar a descrédito a los jueces que condenaron a los asesinos Judíos. E Papa Sixto IV, enfrentó la posibilidad de sancionar el culto de San Simón; pero la razón de esto era que el culto no estaba aun autorizado por Roma, era un movimiento popular sin autoridad.  Este mismo Papa, más tarde, expresó su aprobación del veredicto sobre los Judíos en la Bula Papal XII Kal. Julio, 1478.
Martirio de San Simón de Trento (Escultura atribuida al taller de Daniel Mauch. Trento, Museo Diocesano)

   No tenemos sólo el testimonio acerca de lo correcto de los procedimientos de Sixto IV; también de varios otro Papas; Sixto V, quien reguló el culto popular de San Simón al ratificarlo en 1588, como lo citado por Benedicto XIV en Libro I, Ch. XIV, Nº 4 de su trabajo En la Canonización de los Santos; también por el mismo Papa Benedicto XIV en su Bulla Beatus Andreas del 22 de febrero, I755, en que confirma a Simón como un santo, un hecho que omitió de los argumentos de ese abogado de los Judíos, Strack (The Jew and Human Sacrifice); Gregorio XIII reconociendo a Simón como un mártir, y también visitando la urna; y, como ya se declaró, se obligó a reconocer que era un caso de asesinato Judío en odio de Cristiandad según Clemente XIV.

   La urna de San Simón está en la Iglesia de San Pedro, en Trento; se muestran reliquias de él todavía, entre ellos el cuchillo sacrificatorio.

   Para resumir, el Asesinato Ritual de San Simón de Trento es apoyado por tal evidencia que quien dude de la condena, en consecuencia, lo hace sin razón de las altas autoridades jurídicas y eclesiásticas de cuya probidad e inteligencia no hay la más ligera excusa para ponerlas en duda.


ORACIÓN
Oh Dios, restaurador de los inocentes, por cuyo nombre el bienaventurado inocente Simón fue asesinado con acerbísimo suplicio de muerte por los pérfidos judíos: te suplicamos que nos alcances, por los méritos de su intercesión, que al contacto de su impoluta vida merezcamos llegar a la patria celestial. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
* * * 

Según informa el sitio web de la Associazione Culturale La Torre, noticia que es tomada por Agerecontra.it, luego de venderse la antigua capilla en honor de San “Simonino” –martirizado por judíos-, el lugar se transformará en una sinagoga.

La Capilla de Simonino fue la casa de Samuel de Núremberg, y la sinagoga de la comunidad judía en la ciudad de Trento antes de 1.475, cuando fue el escenario del crimen ritual judío contra el niño San Simón, que culminó con su crucifixión.

Fue el papa Sixto IV quien reconoció el hecho; fue Sixto V, quien reguló el culto popular de San Simón al ratificarlo en 1588, como lo citado por Benedicto XIV en Libro I, Ch. XIV, Nº 4 de su trabajo En la Canonización de los Santos; también por el mismo Papa Benedicto XIV en su Bulla Beatus Andreas del 22 de febrero, I755, confirma a Simón como un santo; Gregorio XIII reconoció a Simón como un mártir, y también visito la urna; y, se obligó a reconocer que era un caso de asesinato judío en odio de Cristiandad según Clemente XIV.

El culto a San Simón (o Simonino) de Trento y la historia de su martirio fueron dejados a un costado por la Iglesia Católica post-conciliar por presión -y con el objeto de agradar- a los judíos.

La vuelta de la iglesia en honor del mártir a manos judías es un símbolo de la judaización de gran parte la jerarquía y los fieles católicos.

Católicos Alerta - Miles Christi

domingo, 22 de marzo de 2020

¡MENTIRÁS TU PANDEMIA! - ANTONIO CAPONNETTO

¡MENTIRÁS TU PANDEMIA!

Por ANTONIO CAPONNETTO


Hace unos años, José Luis D´Angelo Rodríguez, sistematizaba en un formidable libro, la gran mentira de los treinta mil desaparecidos. El título era un verdadero hallazgo: “¡Mentirás tus muertos!”.

La mentira, todavía vigente, fue justificada con los sofismas más burdos:simbolismo, alegoría, emblema, bandera de lucha y otro repertorio de sandeces que ofenden la inteligencia. No faltó una “víctima” que, descubierto en la vil jugarreta -económicamente redituable, dada las indemnizaciones recibidas- reconoció que lo había hecho porque se autopercibía muerto, en solidaridad con lo compañeros de lucha.

Hay motivos suficientes para sospechar que, lo que está pasando ahora con el corona virus, pero sobre todo con las medidas coercitivas y claramente cercenadoras de las legítimas y necesarias libertades personales, huele a la misma trampa “treintamilera”. Urdida por todo el aparato de los poderes marxistas instalados, y comprada sumisamente por la sociedad completa. Una sociedad encanallecida hasta la náusea, que balconea palabras soeces para darse ánimo, y palmotea a un sistema que es la corrupción hecha costumbre.

Por empezar, ¿cómo creerles a estos tipejos que no están manipulando los guarismos de los afectados, una vez más? Pero menos conspirativamente aún, ¿cómo creer en la ciencia salutífera o preventora de un ministro de salud con sus secuaces y mandantes, cuyo horizonte espiritual se mueve entre la repartija de fundas, la promoción de la contranatura y la legalización del crimen del aborto? ¿Como poner la sanidad de la patria toda en las manos rapiñeras y homicidas de estos delincuentes devenidos en políticos? ¿Cómo es posible que una nación se abandone a los cuidados de aquellos que, por sus antecedentes, no son sino la imagen tétrica del proverbial zorro puesto a custodiar el gallinero?.

En los días que ya llevan encerrándonos y vigilándonos, se están sucediendo al menos dos fenómenos que deberían preocupar a los entendidos. Uno es el disfrute de las medidas represivas que manifiestan los mandantes. No se los ve compungidos por tenernos confinados, ni haciendo esfuerzos significativos para atenuarnos o acortarnos las penurias. Por el contrario, se muestran amenazantes; decididos a “ir por todo” también en este inexplicable y sospechoso cautiverio.

De pronto, los verbos que quitaron del diccionario progresita, han reaparecido con saña feroz: censurar, reprimir, impedir, obstaculizar, discriminar, instalar tabúes; y lo que es peor, dar órdenes rígidamente castrenses, amparados en los dictámenes inexorables de la biología. Fernández, con su porte de hortera y su voz de grotesca disfonía crónica, de pronto se ha convencido de que es Júpiter tonante. Y nadie le dice que a la marioneta se le ven los hilos.

El otro fenómeno es el del Síndrome de Estocolmo. Salvo excepciones, cada vez son más los que se manifiestan comprensivos y aquiescentes con la conducta de sus captores, se identifican progresivamente con sus ideas durante el secuestro, y prefieren no ser liberados. El espionaje, la delación y el vulgar chupamedismo al Leviatán están a la orden del día.

Fenómeno aparte, y el más desgarrador: el comportamiento inicuo de la Jerarquía Eclesiástica. Cuando estalló aquella campaña maldita, que tenía por lema “Iglesia y Estado-Asuntos Separados”, los pastores no sólo no se opusieron sino que se mostraron favorables. ¿Por qué no es éste entonces el momento oportuno para mostrar su ninguna dependencia o contubernio con semejante Estado, y atender a las necesidades espirituales y sobrenaturales de una feligresía a la que han dejado abandonada? ¿Por qué no nos demuestran que se han liberado de las antiguas tutelas cesaropapistas y le restituyen a Dios el culto debido?

Así como al Alberto nadie le sabe decir que es un monigote o guiñol, y que cese por tanto de jugar al módico Robespierre porteño, digamos de paso que nadie le quiere decir tampoco a Bergoglio si no le vendría bien algún examencito de conciencia. No sea cosa que la peste que se está tragando a la entrañable Italia y amenza a sus argentos pagos, tenga algo que ver con un castigo divino. Y que el motivo de la ira del Altísimo sea, precisamente, tenerlo a él convirtiendo en ganzúas de vulgar ladrón las llaves celestes que un día puso en manos de San Pedro.

Frente a los arrebañados acríticos y serviles, que se ponen de acuerdo para decirnos "¡quedate en casa!" -¡tan luego ellos, que destruyeron el sentido cristiano de la familia y han hecho del hogar una porqueriza!- acompañando el pedido de vulgares obscenidades futboleras, nosotros levantamos una consigna modesta y firme. Que cada quien, hoy domingo, y cada día que dure esta demencia, se asome a lo que fuere: balcón, terraza, ventana, almena, ojiva, parapeto o rosetón, para y gritar a voz en cuello: "¡QUEREMOS IR A MISA!". Si el Covid 19 quiere venir, que venga. Es preferible morir por comulgar a Cristo, a la vera del Sagrario, que debajo de un respirador municipal y tóxico.

No nos quedemos en casa cumpliendo la cuarentena de un gobierno asesino y tiránico. Si se han esmerado tanto en aclararnos que se puede deambular hasta la ferretería “de proximidad”, bien se puede hacer lo mismo con el templo más cerca de nuestro rancho. Los clavos de Jesús en esta Cuaresma  inefablemente triste, son más importantes de tener en nuestras manos, que los clavos que nos pueda vender el ferretero de la esquina.

Caminemos confiados hacia nuestro templo más cercano, en el que siempre habrá un tabernáculo, por indignos y mamarrachescos que sean los clérigos eventualmente a cargo. Y por cerradas que estén las puertas de acceso, dada la pavura indecorosa que los domina. Sí; caminemos serenos, repitiendo esta jaculatoria, que tanto confortaba a San Pío de Pietralcina: Señor, quédate con nosotros.

Lo peor que nos puede suceder, no es que nos detengan los esbirros del Régimen, si no que nos paralice el miedo de confesar a Cristo Rey.

Ciudad de la Santísima Trinidad, IV Domingo de Cuaresma.