Bergoglio y la Reductio ad Hitlerum

De Il Giornale - Bergoglio: "Cuando escucho algunos discursos, algunos responsables del orden o del gobierno, recuerdo los discursos de Adolf Hitler en 1934 y 1936".

Al recibir a los participantes en el XX Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Derecho Penal, según lo informado por el sitio web de Vatican News, el Papa Francisco vuelve a denunciar la "cultura del odio", que cree que está degenerando rápidamente en el resurgimiento de episodios y acciones " típico del nazismo ", y el" sentimiento de antipolítica "que" beneficia a quienes aspiran a ejercer el poder autoritario ".

Nazismo de retorno

Ciertamente, no es la primera vez que Bergoglio levanta el tono para criticar con dureza a los líderes políticos que guían el destino del mundo. En más de una ocasión, de hecho, se ha expresado en contra de las formaciones nacionalistas que están ganando ventaja en muchos países. Este verano, por ejemplo, había acusado abiertamente a los partidos soberanos acusándolos de "conducir a guerras" e invitando a otros a "salvar la Unión Europea". "Los populismos nos llevan a la soberanía, había dicho en una entrevista con la prensa, que el sufijo 'ismi' nunca hace bien". El eje de su pensamiento gira sobre todo en dar la bienvenida a los inmigrantes. "Las puertas deben abrirse, no cerrarse", instó luego, invitando a "los que administran" un país a "pensar en cuántos migrantes pueden ser alojados". Hoy vuelve al tema pidiendo a la Asociación de Derecho Penal Internacional que vigile las nuevas "persecuciones de judíos, gitanos y personas de orientación homosexual". Como ya había denunciado en el pasado, repitió nuevamente que "la cultura del desperdicio, combinada con otros fenómenos psicosociales generalizados en las sociedades de bienestar, está mostrando la seria tendencia a degenerar en una cultura de odio". En este momento histórico, según el Santo Padre, hay "desafortunadamente episodios no aislados" en los que "se encuentran las dificultades sociales de jóvenes y adultos". "No es casualidad que a veces reaparezcan emblemas y acciones típicas del nazismo, que, con sus persecuciones contra judíos, gitanos y personas de orientación homosexual, representa el modelo negativo por excelencia de la cultura del desperdicio y el odio ". De ahí, precisamente, el llamado a observar, "tanto en el ámbito civil como en el eclesial", para "evitar cualquier posible compromiso con estas degeneraciones".

Agrega indignado Marco Tosatti en Stilum Curiae: Más que los discursos de Hitler del '34 y '36, Su Santidad debería estar preocupado por las acciones estalinistas (¿le recuerdan algo, estas?) De la China comunista, donde el acuerdo improvisado por la Iglesia con un régimen dictatorial es el paraguas para una represión religiosa más intensa que antes, sin mencionar a Laogai y las limitaciones de la libertad. Debería preocuparse que los manifestantes izquierdistas chilenos (no los nazis ...) prendieron fuego a las iglesias. Quizás debería estar preocupado de que el régimen neo-sandinista de izquierda de Daniel Ortega en Nicaragua esté impidiendo que un sacerdote celebre el servicio eclesiástico para familiares de opositores políticos en prisión. Y de Venezuela, ¿no hay memoria? ¿Está todo bien allí?

Comentario SIM: La reductio ad Hitlerum es un guiño a sus hermanos mayores, hecho aún inconscientemente, aunque no debería ser así. Cuando precisamente es el lobby homosexual el que está ganando terreno de mil modos en el mundo, B. aboga por una victimización de los homosexuales. ¿Qué pretende? Lo mismo que con invitar a curas pro LGTB a audiencias públicas... Ese escándalo le parecerá que es menor a un "pecado" contra la ecología... 

Para analizar los innumerables hechos y dichos de Bergoglio que lamentablemente ocurren día a día - y no seré yo quien lo haga-, creo que es necesario tener en consideración primaria el contexto y el proceso en que se dan. Porque no es lo mismo discutir el tema de los curas casados en el concilio de Trento que hoy. Hoy tenemos más enemigos dentro que fuera, después del Concilio y con la Misa Nueva, qué barbaridad no nos hemos acostumbrado a ver, papas revolcándose en la podredumbre de la idolatría y falsas religiones y un larguísimo etcétera, tan largo como que es tiempo de reconocer los signos y creer que falta poco. Para que se suelte enteramente el anticristo y luego venga Cristo vencedor con su Reino.

Uno entonces aprende a mantener cierta distancia con la roma modernista, sabiendo que no es la misma, en muchos aspectos, que la de Trento.