El extravagante químico de Córcega Ange-François Mariani desarrolló esta bebida tónica, realizada con vino de Burdeos y extracto de hojas de coca (luego simplemente con cocaína), inspirado a su vez por el «elixir de coca Lorini».
La mezcla que contenía la bebida producía un efecto estimulador del sistema nervioso central similar al de la cocaína sola, pero que además se veía potenciado por un tercer compuesto llamado etilencoca, producto de la reacción entre un metabolito de la cocaína y el etanol. Su creador sostenía que prevenía la malaria, la gripe y «otras enfermedades devastadoras», y que, gracias al alcohol, se neutralizaban los efectos más agresivos de la cocaína.
«Puede alargar la vida humana cien veces»
El Vin Mariani gozó de un éxito casi instantáneo desde que se puso a la venta, especialmente entre los intelectuales, que agradecían sus propiedades analgésicas, estimulantes y antidepresivas. Se tiene constancia de que fue consumido por personajes de la talla de Julio Verne, Conan Doyle, William McKinley, Émile Zola, Ulises S. Grant P., el zar Alejandro II, Louis Blériot, José Martí, Paul Verlaine, Sigmund Freud, Thomas Edison, los hermanos Lumière, la Reina Victoria y, lo que resulta más llamativo, por el Papa León XIII.El gran León XIII fue elegido Papa cuando tenía 68 años. El pontífice, sin embargo, se encontraba mal de salud y, según la revista La Repubblica, estaba acostumbrado a «una dieta rara». León XIII, tomaba para el desayuno «caldo y yemas de huevo con Marsala». En el almuerzo le servían «un ala de pollo» y en la cena siempre comía «media pechuga de pollo». En esta extraña dieta, su médico Giuseppe Lapponi, estaba convencido de que las dolencias del Papa podían aliviarse con el consumo de una «cerveza Pilsener sin filtrar elaborada en Praga», llamada en el Vaticano la “cerveza bendita”. No contento con esto, también hacía beber a León XIII «tres dosis de vino tónico Mariani», que contenía un11 por ciento de alcohol y 6,5 miligramos de cocaína. Todo esto no parece muy recomendable, pero sus resultados fueron (por gracia divina) que León XIII, reinó durante 25 años, conservando una excelente memoria y una vista perfecta, escribió 86 encíclicas y compuso oraciones y poemas latinos.
El Pontífice recordado por ser uno de los más longevos, viviendo hasta los 93 años, se reveló uno de los principales valedores de una bebida que podía contener en cada vaso de 35 a 70 miligramos de cocaína, el equivalente a una «raya» actual. Además de prestar su imagen para la etiqueta y varios carteles promocionales, León XIII concedió una medalla de oro al inventor, en reconocimiento a la capacidad de esa bebida para «apoyar el ascético retiro de Su Santidad».
En este sentido, el presidente de EE.UU. Ulises S. Grant bebía –por recomendación del escritor Mark Twain– una cucharadita de vino de coca con leche cada mañana para mantener a raya el cáncer de garganta que padeció en sus últimos años de vida. Pues, según Julio Verne, esa bebida «puede alargar la vida humana cien veces».
Hay que decir que en aquella época la cocaína (cuyas propiedades estimulantes se conocen hace siglos pero no así sus contraindicaciones) no tenía las connotaciones negativas que tiene hoy en día, y su consumo estaba bastante extendido. Incluso era recomendado por profesionales médicos y estaba bien visto.
Fuentes: Libero Quotidiano - Specola - Varios
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