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A continuación la reciente entrevista de NCR tomada del resumen de Infovaticana:
Vuelve a la carga el cardenal alemán Walter Brandmüller, lamentando que la cumbre vaticana sobre abusos haya ignorado la cuestión de la homosexualidad, una omisión que considera deliberada y ominosa.
“Debatir el problema de la homosexualidad les hubiera puesto en peligro, porque es evidente que hay una red de homosexuales dentro del Vaticano”, espeta el cardenal alemán Walter Brandmüller, uno de los dos firmantes supervivientes de los Dubia sobre la exhortación Amoris Laetitia, en entrevista concedida al vaticanista del National Catholic Register Edward Pentin. Las redes homosexuales infiltradas en el clero católico, insiste Brandmüller, “medran en el silencio, en un clima de complicidad y conspiración”.
El cardenal alemán lamenta que la cumbre finalizada en Roma sobre la crisis de abusos sexuales clericales haya elidido el ‘elefante en la habitación’ de la desproporcionada incidencia de relaciones homosexuales entre los casos denunciados, en torno al 80%, y se muestra convencido de que esta omisión es deliberada y tiene como finalidad avanzar la agencia gay dentro de la Iglesia. “El problema es ese, sin duda”, concluye Brandmüller, que ya antes había expresado su decepción con el resultado de la reunión.
No lo dice a toro pasado. Él mismo y el cofirmante de los Dubia, el cardenal americano Raymond Burke, firmaron en vísperas de la cumbre una urgente apelación pública a los participantes para que abordaran el asunto de la homosexualidad, so pena de dejar pasar una oportunidad crucial. Naturalmente, no se les hizo el menor caso.
“Este es un silencio que debe romperse”, señala el cardenal, animando a los periodistas a que sigamos siendo “firmes, determinados y claros” en la exposición de los escándalos, incluso frente a medidas punitivas concretas.
Tomar de forma inmediata medidas en este sentido es “urgente y necesario” para poner fin a “la plaga de la agenda homosexual” dentro de la Iglesia, las redes organizadas de intercambio de favores y “un clima de complicidad y una conspiración de silencio”.
Ya no se trata de debatir, sino de actuar. “Hemos dicho ya todo lo que había que decir; ahora depende de lo que se haga, pero el silencio sobre la homosexualidad es un problema real”, dice. Eso, en cuanto a la causa inmediata; en lo que se refiere a la raíz, Brandmüller habla de una falta de doctrina moral que se remonta a décadas atrás.
“A finales de los sesenta y principios de los setenta, la enseñanza de la moral en la Universidad Gregoriana era herética”, afirma. “Era un tiempo de disidentes: Fuchs, Häring, Curran. Ellos daban sus lecciones, los chicos las escuchaban y luego empezaban a practicar [la homosexualidad]. El Colegio Norteamericano era en aquella época un centro de homosexualidad”.
Comentario SIM: Brandmüller diagnostica la enfermedad: la homosexualidad; la causa inmediata, el silencio cómplice; y la raíz: falta de doctrina moral. Y da la fecha de inicio. Dice más: "A finales de los sesenta y principios de los setenta, (léase concilio y posconcilio) la enseñanza de la moral en la Universidad Gregoriana era herética”... Los disidentes daban sus lecciones, los chicos escuchaban y luego (incentivados por eso) empezaban a practicar la homosexualidad. Sodoma a partir del pontificado de Paulo VI...
Bien por el cardenal.
A continuación la reciente entrevista de NCR tomada del resumen de Infovaticana:
Card. Brandmüller |
“Debatir el problema de la homosexualidad les hubiera puesto en peligro, porque es evidente que hay una red de homosexuales dentro del Vaticano”, espeta el cardenal alemán Walter Brandmüller, uno de los dos firmantes supervivientes de los Dubia sobre la exhortación Amoris Laetitia, en entrevista concedida al vaticanista del National Catholic Register Edward Pentin. Las redes homosexuales infiltradas en el clero católico, insiste Brandmüller, “medran en el silencio, en un clima de complicidad y conspiración”.
El cardenal alemán lamenta que la cumbre finalizada en Roma sobre la crisis de abusos sexuales clericales haya elidido el ‘elefante en la habitación’ de la desproporcionada incidencia de relaciones homosexuales entre los casos denunciados, en torno al 80%, y se muestra convencido de que esta omisión es deliberada y tiene como finalidad avanzar la agencia gay dentro de la Iglesia. “El problema es ese, sin duda”, concluye Brandmüller, que ya antes había expresado su decepción con el resultado de la reunión.
No lo dice a toro pasado. Él mismo y el cofirmante de los Dubia, el cardenal americano Raymond Burke, firmaron en vísperas de la cumbre una urgente apelación pública a los participantes para que abordaran el asunto de la homosexualidad, so pena de dejar pasar una oportunidad crucial. Naturalmente, no se les hizo el menor caso.
“Este es un silencio que debe romperse”, señala el cardenal, animando a los periodistas a que sigamos siendo “firmes, determinados y claros” en la exposición de los escándalos, incluso frente a medidas punitivas concretas.
Tomar de forma inmediata medidas en este sentido es “urgente y necesario” para poner fin a “la plaga de la agenda homosexual” dentro de la Iglesia, las redes organizadas de intercambio de favores y “un clima de complicidad y una conspiración de silencio”.
Ya no se trata de debatir, sino de actuar. “Hemos dicho ya todo lo que había que decir; ahora depende de lo que se haga, pero el silencio sobre la homosexualidad es un problema real”, dice. Eso, en cuanto a la causa inmediata; en lo que se refiere a la raíz, Brandmüller habla de una falta de doctrina moral que se remonta a décadas atrás.
“A finales de los sesenta y principios de los setenta, la enseñanza de la moral en la Universidad Gregoriana era herética”, afirma. “Era un tiempo de disidentes: Fuchs, Häring, Curran. Ellos daban sus lecciones, los chicos las escuchaban y luego empezaban a practicar [la homosexualidad]. El Colegio Norteamericano era en aquella época un centro de homosexualidad”.
Comentario SIM: Brandmüller diagnostica la enfermedad: la homosexualidad; la causa inmediata, el silencio cómplice; y la raíz: falta de doctrina moral. Y da la fecha de inicio. Dice más: "A finales de los sesenta y principios de los setenta, (léase concilio y posconcilio) la enseñanza de la moral en la Universidad Gregoriana era herética”... Los disidentes daban sus lecciones, los chicos escuchaban y luego (incentivados por eso) empezaban a practicar la homosexualidad. Sodoma a partir del pontificado de Paulo VI...
Bien por el cardenal.
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