martes, 19 de febrero de 2019

La carta abierta de los cardenales Burke y Brandmüller

Reproducimos la introducción que realiza Sandro Magister, y luego transcribimos la carta abierta de los dos cardenales a los participantes del próxima cumbre vaticana sobre abuso a menores. 

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Hasta hace un mes la doble finalidad de la cumbre que, desde el 21 al 24 de febrero, reunirá alrededor del Papa a los jefes de la jerarquía católica mundial, era la “la protección de los menores y adultos vulnerables», como escrito en la “carta al pueblo de Dios” difundida por Francisco el 20 de agosto.


Prueba de ello, “L’Osservatore Romano” del 11 de enero que, al final de la primera página de Andrea Tornielli, director editorial de todos los medios de comunicación vaticanos y portavoz del Papa, dejaba clara esta doble finalidad incluso en el título:

Sin embargo, más tarde los “adultos vulnerables” desaparecieron de la agenda oficial de la cumbre. Y con ellos la cuestión de los abusos homosexuales contra jóvenes y muy jóvenes, a pesar de que estos constituyen estadísticamente la gran parte de los abusos cometidos por el clero.

En la abarrotada rueda de prensa del 18 de febrero, con la que se presentaba la cumbre, el cardenal Blase Cupich, número uno de la comisión organizadora, insistió más bien en negar que la práctica homosexual sea la causa de los abusos, a pesar de haber dicho que la disminución de estos delitos en los  últimos años en Estados Unidos ha sido también fruto de una investigación detallada de los aspirantes al sacerdocio, excluyendo los que eran “de riesgo”.

Es un hecho que se ha prohibido no sólo la cuestión de la homosexualidad en el clero, sino también la misma palabra “homosexualidad”, que no aparece en la mole de información sobre la cumbre que se ha puesto a disposición de todos los medios de comunicación del mundo:

La eliminación de la cuestión de la homosexualidad de la agenda de la cumbre es claramente fruto de una decisión del Papa Francisco, el cual no ha escondido que está más que convencido que no se trata de abusos sexuales, sino de abuso de poder; no de personas individuales, sino de la casta, la casta clerical.

Pero muchos en la Iglesia dudan que todo deba reducirse al “clericalismo”.

No es la primera vez que Francisco hace surgir “dubia” en la doctrina, en la moral y en la praxis. Siguen siendo memorables los que denunciaron cuatro cardenal después de la publicación de “Amoris Laetitia”, y a los que el Papa nunca dio respuesta.

Y ahora, de nuevo, dos de esos cardenales, el alemán Walter Brandmüller y el estadounidense Raymond Leo Burke, han creído que era su deber salir a la luz pública con la carta abierta que publicamos a continuación, dirigida a los obispos que tomarán parte en la cumbre sobre “la protección de los menores”.

El suyo es un llamamiento urgente a no permanecer callados ante esa otra “plaga [que es] la agenda homosexual”, que ha invadido la Iglesia y que, en su opinión, es un abandono de la “verdad del Evangelio” y, por consiguiente, también está en el origen de la crisis de fe actual.

En la cumbre de los próximos días se comprobará en qué medida será escuchado este llamamiento.

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CARTA ABIERTA A LOS PRESIDENTES DE LAS CONFERENCIAS EPISCOPALES

Estimados Hermanos, Presidentes de las Conferencias Episcopales:

¡Nos dirigimos a vosotros con profunda aflicción!

El mundo católico está desorientado y se plantea una pregunta llena de angustia: ¿hacia dónde está yendo la Iglesia?

Ante la deriva que está en marcha, parece que el problema esté reducido al de los abusos de menores,  un crimen horrible sobre todo cuando quien lo perpetra es un sacerdote, pero que, sin embargo, es sólo parte de un crisis mucho más amplia. La plaga de la agenda homosexual se ha extendido dentro de la Iglesia, fomentada por redes organizadas y protegida por un clima de complicidad y silencio. Las raíces de este fenómeno se encuentran, es evidente, en esa atmósfera de materialismo, relativismo y hedonismo en la que la existencia de una ley moral absoluta, es decir, sin excepciones, es puesta en discusión abiertamente.

Se acusa al clericalismo por los abusos sexuales, pero la responsabilidad primera y principal del clero no es el abuso de poder, sino el haberse alejado de la verdad del Evangelio. La negación, también pública, con palabras y hechos, de la ley divina y natural, es la raíz del mal que corrompe a determinados ambientes de la Iglesia.

Ante esta situación, hay cardenales y obispos que permanecen en silencio. ¿También vosotros permaneceréis en silencio con ocasión de la reunión convocada en el Vaticano el próximo 21 de febrero?

Formamos parte de quienes, en 2016, interpelaron al Santo Padre sobre los “dubia” que dividían a la Iglesia tras las conclusiones del Sínodo sobre la familia. Hoy, esos “dubia” no sólo no han recibido aún respuesta, sino que son también parte de una crisis de fe más general. Por tanto, os animamos a elevar vuestra voz para salvaguardar y proclamar la integridad de la doctrina de la Iglesia.

Rezamos al Espíritu Santo para que ayude a la Iglesia e ilumine a los pastores que la guían. Es urgente y necesario un acto resolutorio. Confiamos en el Señor, que prometió: “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 20).

Walter Card. Brandmüller
Raymond Leo Card. Burke

Fuente: Settimo Cielo