martes, 26 de febrero de 2019

Quien mal anda, mal acaba (crónica)



La Roma conciliar decadente y tambaleante como nunca, donde mora el humus satanae, en su proceso de autodemolición pareciera ya casi no poder caer más bajo.

Poco tiempo antes de la cumbre vaticana contra los abusos a menores, en los que no se habló de la homosexualidad, se supo que el papa habría llevado a un cargo dentro del Vaticano al obispo argentino Zanchetta sabiendo de las acusaciones por abusos sexuales que pesaban sobre él (ver más aquí y aquí).

La periodista de Crux, Inés San Martín, ha puesto el dedo en la llaga en la rueda de prensa de la cumbre antiabusos al recordar la actitud de Francisco en el ‘caso Zanchetta’, que parece contradecir todo lo que se está diciendo en la reunión. “¿Cómo podemos creer que esta es la última vez que oímos ‘no más encubrimientos’ cuando, al final, el Papa Francisco cubrió a alguien en Argentina que tenía porno gay de menores?”, espetó la periodista a un Scicluna visiblemente incómodo. “Quiero decir, ¿podemos creernos de verdad que eso va a cambiar ahora?”

Por otra parte el cardenal Marx admitió que el Vaticano ocultó y destruyó pruebas relacionadas a delitos sexuales.

Otro caso es la misteriosa muerte de una informante en Argentina que está impulsando a los familiares a exigir una investigación sobre lo que sospechan que es un asesinato. Una modelo y actriz, había estado trabajando para exponer lo que ella decía que era un círculo sexual pedófilo entre las celebridades y las élites. Dos semanas antes estaba programada para dar testimonio en el tribunal contra Gustavo Vera, a quien ella acusó de tráfico sexual y que es un estrecho colaborador del Papa Francisco, fue encontrada muerta.

Tal será el estado de cosas que Gänswein, Burke y Brandmüller dirigen sus preguntas sobre la legitimidad de la renuncia de Benedicto XVI.

¿Qué hacemos ante este espectáculo apocalíptico? Una base de acción necesaria es seguir el programa de la Declaración del 21 de noviembre de 1974 de Monseñor Marcel Lefebvre (extracto):

Nos adherimos de todo corazón y con toda nuestra alma a la Roma católica, guardiana de la fe católica y de las tradiciones necesarias para el mantenimiento de esa fe; a la Roma eterna, maestra de sabiduría y de verdad.
Por el contrario, nos negamos y nos hemos negado siempre a seguir a la Roma de tendencia neomodernista y neoprotestante, que se manifestó claramente en el Concilio Vaticano II y, después del Concilio, en todas las reformas que de él surgieron.
 Todas estas reformas, en efecto, han contribuido y siguen contribuyendo a la demolición de la Iglesia, a la ruina del sacerdocio, a la destrucción del sacrificio y de los Sacramentos, a la desaparición de la vida religiosa y a la implantación de una enseñanza naturalista y teilhardiana en las universidades, seminarios y catequesis, enseñanza surgida del liberalismo y del protestantismo condenado tantas veces por el Magisterio solemne de la Iglesia.
Ninguna autoridad, ni siquiera la más elevada en la jerarquía, puede obligarnos a abandonar o a disminuir nuestra fe católica, claramente expresada y profesada por el magisterio de la Iglesia desde hace diecinueve siglos.  


5 comentarios:

  1. no olvidar legado Lefebre-castro Mayer, los dos

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  2. ¿que Joaquín?¿qué te pasa?

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  3. Hay que respetar el legado de Monseñor Lefebvre y Monseñor de Castro Mayer

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  4. Ahora van a consagrar dos obispos con el "permiso" del falsario..... increíble.
    el falsario no tiene verdadera potestad eso va a ser inválido.

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  5. Estimado, la validez de la ordenación no depende del permiso

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