sábado, 20 de junio de 2020

Ahora son todos Benedictólatras

Haciéndonos amigos...


Que no lo dejaron gobernar, que fue un Papa ortodoxo, ¡que Es el Papa!

Bienvenidos al loco mundo del Benedictolatrismo. 


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¿Quién es Joseph Ratzinger?


Ordenado sacerdote en 1951. "Consagrado" obispo en el tiempo de Paulo VI, en 1977. En 1982 Juan Pablo II lo nombró Prefecto de la Congregación para la Doctrinade la Fe y Posteriormente fue Secretario de Estado del Vaticano. Presidente de la Comisión que redactó el nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, aprobada el 11 de octubre de 1992.

Ratzinger se distinguió siempre como teólogo (¿?) y participó activamente en todas LAS sesiones del Vaticano II (Conciliábulo con resultados enteramente modernistas), y no como cualquier teólogo reformista, sino como aquellos que se hicieron llamar “peritos” y que comúnmente se les menciona juntos porque tenían no sólo unidad en su trabajo, sino también unidad en su doctrina modernista, y éstos fueron, según los menciona el Padre Sáenz y Arriaga en su libro Sede Vacante: Kart Ranher, Ratzinger, Salaverri, Schauf, Smulders, Thies, Betti, Dhanis, D’Ercole, Gadnebet, Lambruschini, Macarrone y Moeller, quienes eran parte de la comisión de Teología.

Durante el Periodo de Juan Pablo II, Ratzinger fue nombrado Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y aquí traeremos un extracto de lo que fue su participación en este tiempo de falso ecumenismo:

“La proclamación del 2000 como año del gran jubileo, estuvo rodeada de los hechos vitales del pontificado de Juan Pablo II. El 18 de enero, durante la 33ª semana de oración por la unidad de los cristianos, abrió la Puerta Santa de la Basílica de San Pablo Extramuros, Junto al metropolitano Atanasio (delegado de Bartolomeo I, Patriarca Ecuménico de Constantinopla y jefe de la Iglesia Ortodoxa) y George Carey (Arzobispo de Canterbury y jefe de la iglesia Anglicana), para que a continuación la cruzaran representantes de otras veintidós iglesias y ritos cristianos. Este acto que simbolizaba la reconciliación ecuménica de la comunidad cristiana, culminó con unas palabras de Juan Pablo II pidiendo: ‘Perdón a Cristo, por todo aquello que en la historia de la Iglesia haya perjudicado su proyecto de unidad’. El 12 de Marzo de ese mismo año celebró un acto litúrgico solemne en la Basílica de San Pedro en el cual pidió nuevamente perdón por los pecados cometidos ‘por los hijos de la Iglesia’ en sus 2000 años de historia; sus claras alusiones a los cismas, a las cruzadas, a la Inquisición, a la actitud mantenida hacia el pueblo de Israel, las mujeres y los desposeídos, fueron seguidas de un ferviente propósito de enmienda.

“Pocos días antes [subráyese esto] se había hecho público un documento, ‘Memoria y Reconciliación’, elaborado por la Comisión Teológica Universal (presidida, dicho sea de paso, por el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger) que anunciaba el cambio de actitud del catolicismo preconizado por el Papa [es decir, Juan Pablo II]”.

Y baste esto para evidenciar la perfecta adhesión de Ratzinger (como cardenal) al modernismo; no obstante que es de todos conocida la gran influencia que ejercía en el Vaticano; de hecho era conocido como el hombre diplomático más influyente del Vaticano, después de Juan Pablo II, y uno de los más influyentes del mundo; es decir, no era ajeno a lo que en el Vaticano sucedía, y como vemos, al contrario, desde su cargo promovía la herejía y secundaba los planes del modernismo infiltrado definitivamente desde el Vaticano II.

Al ser elegido como Benedicto XVI, Joseph Ratzinger fue catalogado como conservador; y para tomar un criterio objetivo acerca de él es necesario analizar sus obras, sus frutos dentro del Vaticano. Para ampliar esta visión he aquí unas de la obras escritas de Ratzinger que pueden ilustrar más específicamente:“El Don de la Vida”,“El Misterio del Hijo de Dios”, “El Don de la Verdad”, “El Misterio de la Iglesia”, “La Atención Pastoral a las Personas Homosexuales”, “El Sacramento del Orden y la Mujer”. Evidentemente, el término ‘conservador’ para los modernistas tiene una acepción diferente al que la Iglesia le dio siempre.

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Ejemplo:Significado de la visita de Benedicto XVI a la Sinagoga de Nueva York - Una total abjuración de la fe católica


19 de abril de 2008 - "Benedicto entró en la sinagoga de Park Est mientras un coro entonaba la canción litúrgica Sh'ma Yisrael, que representa una de las declaraciones de fe más importantes en el judaísmo. Es decir, en el preciso momento de su entrada, los judíos reafirmaban su rechazo a Cristo.

   Seguidamente, uno de los más ancianos de la sinagoga tomó el pesado paño de terciopelo azul que protegía los rollos de la Tora, que así quedaron expuestos a la veneración pública . Con este gesto, seguramente aprobado por Benedicto XVI antes de la ceremonia, el "Vivario de Cristo" avaló esta simbólica exhibición de los libros religiosos del judaísmo. En realidad, esto no debe causar ninguna sorpresa, ya que el teólogo progresista Joseph Ratzinger, a menudo,  al referirse al Pentateuco católico,  lo denominó Torah, adoptando la terminología judía.

   Comentarios: La columna anterior, de  "Tradition in Action" escrita por Atila Sinke Guimarães cubre varias serias preocupaciones que los católicos deben tener con respecto a la visita de Benedicto XVI a la sinagoga de  Park East de Manhattan. Más que reiterar esas preocupaciones, quisiéramos especificar algo que no fue tratado en esa columna. En una parte de su breve alocución a los congregados en la sinagoga, Benedicto decía: "Me resulta conmovedor recordar que Jesús, siendo joven, escuchó las palabras de la Escritura y rezó en un lugar como éste." Hablando de esa forma, Ratzinger hábilmente evade el hecho de que años más tarde, la extrema oposición al ministerio público de Cristo por parte de los líderes Judíos   que eventualmente culminaría con su muerte, se manifestó quizás en el mismo lugar aludido por el "papa" Ratzinger:

14 Y Jesús volvió con la fuerza del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la comarca. 15 Y enseñaba en sus sinagogas y era glorificado por todos. 16Y fue a Nazaret, donde se había criado; y entró, según su costumbre, en el día sábado, en la sinagoga, y se levantó a leer. 17 Y le fue entregado el volumen del profeta Isaías; y habiendo abierto el volumen, halló el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ungió; para evangelizar a los pobres me ha enviado, para pregonar  a los cautivos remisión, y a los ciegos, vista; para enviar con libertad a los oprimidos, 19. para predicar un año de gracia del Señor. 20. Y habiendo enrollado el volumen, lo entregó al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.

   21. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros. 22. Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?23. El les dijo: Sin duda me aplicaréis este proverbio: Médico, cúrate a ti mismo. Cuantas cosas que hemos oído que se han hecho en Cafarnaum, hazlas también aquí en tu tierra. 24 Dijo empero: En verdad os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. 25 En verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra;

26 Pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón. 27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio. 28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira; 29 y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. 30 Mas él pasó por en medio de ellos, y se fue. (Lucas, 4:14-30)

   De modo que, por lo que dicen los Evangelios, resulta ser la sinagoga el lugar en donde los líderes judíos, y por su instigación, toda la congregación atentaron por primera vez contra la vida de Jesús. Pero como todavía no había llegado su hora, no pudieron cumplir sus planes asesinos. Que Benedicto sugiera, con una evidente omisión de este incidente, que la sinagoga fue siempre un lugar de felices recuerdos para Cristo es una distorsión de la historia que compromete la fe y calla la tensión que existió entre Nuestro Señor y los que supervisaban y conducían la sinagoga. Qué lejos de San Vicente Ferrer, que entró en la sinagoga española con la intención de convertir al rabino y a su congregación; tan eficaz fue en su apostolado que la congregación entera se convirtió a la fe católica, la sinagoga se transformó en una iglesia católica, y el rabino llegó a ser obispo. Es evidente que la fe de San Vicente Ferrer y la de Benedicto XVI, no es ni puede pertenecer a la misma religión.



Fuentes: Novus Ordo Watch - S.S.Trento - Católicos Alerta

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