viernes, 28 de junio de 2019

Corazón de Jesús, saturado de oprobios



"He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y que en agradecimiento, sólo recibe de la mayoría más que ingratitudes por sus irreverencias y sus sacrilegios, y por la frialdad y los desprecios que tienen hacia Mí en el sacramento del amor."


Jesús ya no sufre; no puede sufrir; pero los ultrajes hechos por los hombres no dejan de ser reales; tienen todo lo necesario para hacerlo sufrir, si no estuviera, por su condición gloriosa, fuera de su alcance.

Además, todos esos ultrajes atormentaron un día su Corazón; cuando era pasible, aquí abajo, sufrió todas esas angustias.

En su Pasión, no sólo padeció las injurias de los judíos y romanos; no sólo sufrió las ingratitudes de sus conciudadanos y el abandono de sus amigos. El futuro y el pasado aumentaron también sus dolores.

Si bien, Jesús no sufre en el presente, sí sufrió por el presente, y los fieles no se equivocan al representarlo sufriente, ya que ha sufrido las ofensas del presente. Es posible que, algunas veces, la manera de hablar sobre este tema no sea rigurosamente exacta. ¿Podría corregirse la exactitud de expresión sin sustraer la verdad profunda de estas cosas y la impresión que deben producir?

Santa Margarita María siempre vio al Sagrado Corazón coronado de espinas y coronado por la Cruz; y ella lo explica muy bien al ver en esto la señal de una realidad más grande: "Estaba rodeado de una corona de espinas, que significaba las heridas que nuestros pecados le ocasionaban; y una cruz en la parte superior, que significaba que desde el instante en que se formó este Corazón Sagrado, la Cruz fue plantada allí."

J.V. Bainvel (1858-1937), La Devoción al Sagrado Corazón. 

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