Por el hecho de vivir extra muros, con mi familia muchas veces nos vemos en la situación de santificar el día del Señor con las herramientas litúrgicas y devocionales propias de los fieles. Y en este tiempo “de fe muerta y de triunfante impiedad”, por gracia divina ha quedado todavía libertad en Internet para la propagación de la Fe. Si bien hace mucho había oído hablar del padre Juan Carlos Ceriani y de su salida de la FSSPX (situación de la que no debo pronunciarme por no pertenecer ni a unos ni a otros, empezando por la distancia física, aunque tenga afectos en uno y otro lado), de su entusiasmo por el gran Castellani y del (“legal”) y atractivo milenarismo. Lo que no hace mucho tiempo descubrimos es su enorme capacidad para los sermones. La doctrina, la espiritualidad, su homilética, su bajar a lo comprensible cuestiones altísimas; realmente creo que tiene un don de la Providencia para esto. Ha venido a ser desde entonces “nuestro” predicador, cuando con mi familia, sobre todo últimamente, misal y rosario en mano, santificamos el Domingo bajando su audio de Radio Cristiandad.
Hoy el Padre Ceriani ha escrito sobre los acontecimientos de San Rafael, cuestión que hemos seguido muy de cerca aquí, a groso modo digamos que fueron iniciados los desmanes por el tema de la Comunión en la mano. Personalmente estimo a toda la gente de San Rafael, comprendo la lucha por el Seminario, que no quieran la Comunión en la mano, etc. Pero también creo que todo esto que está pasando les debe, a todos los corazones nobles y viriles, llevar a conocer y vivir la verdadera Tradición de la Iglesia católica. No se puede luchar para que la Comunión en la mano no sea el Único modo de recibir la Eucaristía. Nadie debe recibir la Comunión en la mano. Nadie debe asistir a una Misa desacralizada. Solamente hay que dar el buen paso e ir a la Misa de siempre, la Misa Tridentina, la Misa de los Santos, donde no se profana la Hostia, donde Todos comulgan de rodillas y en la boca, dónde todo está hecho para la Piedad y la Reverencia. Y de esto les habla con mayor argumento (y reto) el Padre Ceriani. Y tiene razón.
Ir a comulgar con un lienzo blanco para luego descartarlo es una aberración. En todo caso sería ir con una especie de lienzo que después de bien doblado y guardado en una teca -o semejante- que luego cada uno en su casa lave con el mismo procedimiento como el de los lienzos a los que se les llama purificadores.
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