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jueves, 10 de marzo de 2022

Kirill, Patriarca de Moscú: "Se nos trata de imponer por la fuerza el pecado y la negación de Dios" (homilía completa)

El 6 de marzo de 2022, para los ortodoxos fue el llamado Domingo de San Juan, Domingo del exilio adánico («domingo del perdón»), el patriarca Kirill de Moscú y de toda Rusia celebró la Divina Liturgia en la catedral de Cristo Salvador de Moscú. Al final del servicio, el primado de la Iglesia Ortodoxa Rusa pronunció un encendido sermón que los medios masivos occidentales han sesgado y reprobado. Nosotros, que no somos nadie, por convicción hacemos lo contrario. (Resaltados nuestros). 

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Homilía de Kirill, Patriarca de Moscú y de Toda Rusia

6 de marzo de 2022, domingo del perdón

A todos ustedes, mis queridos Señores, Padres, Hermanos y Hermanas, los felicito de corazón en este domingo, el domingo del perdón, último domingo antes del comienzo de la Cuadragésima, la gran Cuaresma.

Muchos seguidores consideran que la Cuaresma es una primavera espiritual. Coincide con la primavera real y, al mismo tiempo, la consciencia de la Iglesia la considera una primavera espiritual. ¿Y qué es la primavera? La primavera es el renacimiento de la vida, la renovación, la nueva fuerza. Sabemos que es en primavera cuando la poderosa savia brota a tres, cuatro o cinco metros de altura y da vida al árbol. Es realmente un asombroso milagro de Dios, un milagro de la vida. La primavera es el renacimiento de la vida, un gran símbolo de la vida. Y por eso no es casualidad que la principal fiesta de la primavera sea la Pascua del Señor, que también es un signo, una prenda, un símbolo de la vida eterna. Y creemos que esto es así, y esto significa que toda la fe cristiana, que compartimos con ustedes, es la fe que afirma la vida, que está en contra de la muerte, de la destrucción, la que afirma la necesidad de seguir las leyes de Dios para vivir, para no perecer en este mundo ni en el otro.

Pero sabemos que esta primavera se ve ensombrecida por graves acontecimientos relacionados con el deterioro de la situación política en el Donbas, casi el inicio de las hostilidades. Me gustaría decir algo al respecto.

Desde hace ocho años se ha intentado destruir lo que existe en el Donbas.

Y en el Donbas hay un rechazo, un rechazo fundamental a los llamados valores que proponen hoy los que dicen ser líderes mundiales. Hoy, hay una prueba de lealtad a ese poder, una especie de pase a ese mundo «feliz», un mundo de consumo excesivo, un mundo de aparente «libertad». ¿Sabe en qué consiste esta prueba? La prueba es muy sencilla y al mismo tiempo aterradora: se trata de un desfile del orgullo gay. La exigencia de muchos países de organizar un desfile del orgullo gay es una prueba de lealtad a ese mundo tan poderoso; y sabemos que si las personas o los países rechazan esas exigencias, no forman parte de ese mundo, se convierten en forasteros.

Pero sabemos lo que es ese pecado, promovido por las llamadas marchas del orgullo. Es un pecado condenado por la Palabra de Dios, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Y Dios, al condenar el pecado, no condena al pecador. Sólo lo llama al arrepentimiento, pero de ninguna manera hace del pecado una norma de vida, una variante del comportamiento humano —respetada y tolerada— por el hombre pecador y su conducta.

Si la humanidad acepta que el pecado no es una violación de la ley de Dios, si la humanidad acepta que el pecado es una variación del comportamiento humano, entonces la civilización humana terminará ahí. Y se supone que los desfiles del orgullo gay demuestran que el pecado es una variante del comportamiento humano. Por eso, para entrar al club de esos países, hay que organizar un desfile del orgullo gay. No hay que hacer una declaración política de «estamos con ustedes», ni firmar acuerdos, sino organizar un desfile del orgullo gay. Sabemos cómo la gente se resiste a estas demandas y cómo esta resistencia es reprimida por la fuerza. Así que se trata de imponer por la fuerza el pecado que es condenado por la ley de Dios, es decir, imponer por la fuerza a la gente la negación de Dios y de su verdad.

Por lo tanto, lo que ocurre hoy en el ámbito de las relaciones internacionales no es sólo político. Se trata de algo más, algo mucho más importante que la política. Se trata de la Salvación del hombre, del lugar que ocupará a la derecha o a la izquierda de Dios Salvador, que viene al mundo como Juez y Creador de la creación. Muchos hoy en día, por debilidad, estupidez, ignorancia, y la mayoría de las veces porque no quieren resistir, se van allí, al lado izquierdo. Y todo lo que tiene que ver con la justificación del pecado condenado en la Biblia es hoy la prueba de nuestra fidelidad al Señor, de nuestra capacidad de confesar la fe en nuestro Salvador.

Todo lo que digo tiene más que un simple significado teórico y más que un simple significado espiritual. Hoy en día hay una verdadera guerra sobre este tema. ¿Quién denuncia hoy a Ucrania, tras ocho años de represión y exterminio de la población del Donbas, ocho años de sufrimiento? El mundo entero calla, ¿qué significa eso?

Pero sabemos que nuestros hermanos y hermanas sufren de verdad; además, pueden sufrir por su fidelidad a la Iglesia. Por eso hoy, en este domingo del perdón, yo, por un lado, como su pastor, los invito a perdonar los pecados y las ofensas, incluso cuando es muy difícil hacerlo, cuando la gente está peleando entre sí. Pero el perdón sin justicia es una rendición y una debilidad. El perdón debe, pues, ir acompañado del derecho indispensable a estar del lado de la luz, del lado de la verdad de Dios, del lado de los mandamientos divinos, del lado de lo que nos revela la luz de Cristo, de su Palabra, de su Evangelio, de sus mayores alianzas entregadas al género humano.

Dicho esto, estamos inmersos en una lucha que no tiene un significado físico, sino metafísico. Yo sé que, por desgracia, los ortodoxos, los creyentes, al elegir en esta guerra el camino de la menor resistencia, no reflexionan sobre todo lo que estamos reflexionando hoy, sino que siguen obedientemente el camino que les indican los poderes en turno.

No estamos condenando a nadie, no estamos invitando a nadie a subir a la cruz, simplemente nos estamos diciendo a nosotros mismos: seremos fieles a la palabra de Dios, seremos fieles a su ley, seremos fieles a la ley del amor y de la justicia, y si vemos violaciones de esta ley, no apoyaremos a los que la destruyen, a los que borran la línea entre la santidad y el pecado, y mucho menos, a los que promueven el pecado como modelo o como patrón de comportamiento humano.

Hoy, nuestros hermanos del Donbas, los ortodoxos, están sufriendo y no podemos abandonarlos, sobre todo en la oración. Debemos rezar para que el Señor les ayude a conservar su fe ortodoxa y a no sucumbir a las tentaciones. Al mismo tiempo, debemos rezar para que la paz vuelva cuanto antes, para que la sangre de nuestros hermanos y hermanas deje de correr, para que el Señor conceda la gracia a la tierra del Donbas, que lleva ocho años de sufrimiento y lleva la dolorosa huella del pecado y el odio humanos.

Al entrar en el tiempo de Cuaresma, tratemos de perdonar a todo mundo. ¿Qué es el perdón? Cuando pides perdón a alguien que ha infringido la ley o te ha herido injustamente, no estás justificando su comportamiento, sino que simplemente dejas de odiarlo. Deja de ser tu enemigo, lo que significa que, con tu perdón, lo entregas al juicio de Dios. Este es el verdadero significado del perdón mutuo por nuestros pecados y errores. Perdonamos, renunciamos al odio y al espíritu de venganza, pero no podemos borrar la culpa humana en el cielo; por eso, con nuestro perdón, ponemos a los que cometen faltas en manos de Dios, para que el juicio y la misericordia de Dios se ejerzan sobre ellos. Para que nuestra actitud cristiana ante los pecados, agravios y ofensas de los hombres no sea la causa de su ruina, sino que se cumpla el justo juicio de Dios sobre todos, incluso sobre aquellos que asumen la más pesada responsabilidad, ensanchando la brecha entre hermanos, llenándola de odio, malicia y muerte.

Que el Señor misericordioso ejecute su justo juicio sobre todos nosotros. Y por miedo a que tras ese juicio nos encontremos a la izquierda del Salvador que vino al mundo, debemos arrepentirnos de nuestros propios pecados. Abordar nuestra vida con un análisis muy profundo y desapasionado, preguntarnos qué es bueno y qué es malo, y de ninguna manera justificarnos diciendo: «Tuve una discusión con tal o cual, porque el otro estaba equivocado». Ése es un argumento falso, es un enfoque equivocado. Siempre te debes preguntar ante Dios: “Señor, ¿qué he hecho mal?” Y si Dios nos ayuda a tomar conciencia de nuestra propia iniquidad, debemos arrepentirnos de esa iniquidad.

Texto ici

sábado, 30 de octubre de 2021

R.P. Leonardo Castellani: Cristo Rey

 

En aquel tiempo: Dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?» Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?» Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos. Mas ahora mi Reino no es de aquí.» Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»

Juan XVIII, 33-37

"Domingueras Prédicas II"
R.P. Leonardo Castellani

Dominica última de octubre
Cristo Rey (1965)

La fiesta de Cristo Rey suprime hoy el Evangelio del Domingo (correspondiente) después de Pentecostés sustituyéndolo por Juan XVIII, 37, en que Cristo afirma ante Pilatos que sí Él es Rey, y niega que sea Rey en el sentido en que lo entendía Pilatos -y los judíos (1).

Al fin del año 1925, el Papa Pío XI proclamó la Reyecía de Cristo instituyendo esa fiesta (Encíclica "Quas Primas"). No era necesario definirlo ex-cathedra. Doce años después, en 1937, salió la Encíclica "Divini Redemptoris'' condenando al Comunismo ateo como" satánico". Por este mismo tiempo, es decir, en el segundo cuarto deste siglo, aparece públicamente el partido del "Mundo Único", que en Francia se llamó de los "sinarquistas" y en EE.UU. de los "one-worlders", o sea, "mundounistas". Estos tres sucesos tienen una ligazón entre sí; pues representan simplemente el auncio del Rey verdadero deste mundo y la proclamación candidaturil del Rey ilegítimo (2). Una señora católica me preguntó qué significa "Sinarquía", y yo le dije: "Los que quieren que haya un solo Gobierno en el mundo, que gobierne a todos un solo hombre, y desaparezcan las naciones." Y ella dijo: "Pero eso está bien, eso es espléndido, que gobierne el mundo un solo hombre", y yo le contesté: "Asegún quién sea ese hombre." (3)

Una objeción lógica es una carta de pago contra la verdad, y es un regocijo y un don de Dios para el que tiene que enseñar la verdad. La objeción es ésta: "Cristo no ha sido nunca Rey del Mundo ni puede serlo" -que responde a la pregunta irónica de Pilatos: "Entonces, ¿Tú eres Rey?" Lo veía en una situación bien poco aparente a ser Rey: la misma situación de ahora. "No queremos que Éste reine sobre nosotros", gritaban afuera los judíos.

Cristo había respondido antes, en la Parábola de las Minas o Emnas (4), al aproximarse para morir en Jerusalén. Un hombre de alta alcurnia tuvo que ir a una región lejana para hacerse cargo de un Reino, y volver. (Estamos en el Imperio Romano¡ nadie es Rey si no es confirmado por el Emperador: eso había hecho poco antes Herodes Antipas). Estando en camino, los súbditos le mandaron una legación para decirle: "No queremos que reines sobre nosotros." Cuando volvió ya coronado Rey, primeramente premió a los súbditos fieles que habían hecho prosperar el Reino con la emna que les había dejado (Sócrates, cuando los condenaron los 500 jueces de Atenas, ofreció por su perdón una emna, que era lo que bastaba para el rescate de un esclavo o la dote de una doncella), después de haberlos llamado "siervos buenos", reprendido al que no ganó nada y premiado con verdadera rumbosidad, hizo que trajeran a los que habían dicho: "No queremos que Éste reine sobre nosotros" (que se ve que no eran todos) y con verdadero desprecio del sufragio universal, la autodeterminación de los pueblos y los derechos de las minorías, les hizo cortar la cabeza en su presencia (5).

¿Quiénes son los que hoy día dicen: "No queremos que Cristo reine sobre nosotros" -y que movieron al Papa en su Encíclica "Quas Primas"? Los nombré arriba: por un lado están los comunistas y en el lado opuesto están los "sinarquistas" o "mundounistas", un movimiento nacido dentro del Capitalismo: las dos partes odian igualmente a la Iglesia de Cristo y la tienen por el principal obstáculo a sus ideales; y las dos nacen del Liberalismo. Y no son ya "unos cuantos locos", como se dijo hace 40 años cuando salió la Encíclica (6).

Además de ser un ideal, es hoy día un comienzo. La ONU con sus onunías, la UNESCO, la UNICHEF, la FOPA, la OEA, etc., es hoy día una pretensión de gobierno internacional que se entromete en el gobierno de las naciones particulares; más o menos -según sea más o menos zonza la nación de marras: cuando una nación se le planta, la ONU arría velas. Hace poco se le plantó Portugal a la UNESCO: supongo habrán leído en los diarios la pretensión de la UNESCO de inspeccionar la educación de Portugal en sus colonias, la digna respuesta de Portugal, y el papel desdichado que hizo en este atropello
frustrado el delegado argentino Atilio De Loro Maini (7). Pero van a conseguir quitarle a Portugal las dos colonias de Mozambique y de Angola, como ya le han quitado Goa. La que más se le planta a la ONU es Rusia, que simplemente no les paga su cuota (pero eso no importa, total, se le aumenta la cuota a la Argentina), y no se atreven a echarla, al contrario: le hacen un caso bárbaro.

La ONU tiende a formar un Gobierno Imperial Universal; pero pierdan cuidado, no lo va a proclamar a Cristo Emperador, ni se va a consagrar al Sagrado Corazón de Jesús.

Pero hay más que una tendencia, hay ya un comienzo de gobierno ANTICRISTIANO del mundo; que se ejerce sobre todo por medio del poder del Dinero. (Me da un poco de murria hablar desto). ¿Saben qué es la Reserva Federal? Es uno de los poderes más grandes del mundo, más poderoso que el Presidente de los EE.UU. Dudo que la mayoría de los argentinos sepan esto. La Reserva Federal es el "Banco Central" de EE.UU., de Nueva York, del cual dependen los otros 12 grandes bancos de EE.UU., y en reálidad, todo el sistema bancario de EE.UU. y en parte del mundo entero.

-¿Y qué tiene eso de malo? -Tiene más poder que Lindan Johnson porque Lindon Johnson es elegido por 4 años; y los 9 Directores de la Reserva Federal, por 14 años; porque no son elegidos por el pueblo de EE.UU. sino que se eligen entre ellos; porque no son controlados por el pueblo ni por el Congreso de los EE.UU.; en realidad, por nadie; y tienen el poder de emitir moneda y crear créditos; y Uds. saben lo que dijo el banquero Rothschild hace ya mucho tiempo: "SI YO TENGO EL PODER DE EMITIR MONEDA, ME RÍO DE LOS QUE TIENE EL PODER DE HACER LEYES."

-¿Y qué mal hay en eso? -No tengo tiempo de mucho explicar. Basta decir que esos 9 banqueros internacionales que gobiernan la Reserva Federal, el Fondo Monetario Internacional, y el Banco Mundial son responsables de dos guerras mundiales, de la Revolución Rusa de 1917 (8), de la entrada de EE.UU. en las dos Grandes Guerras, dos grandes crisis yanquis, el arrancamiento de Cuba a España y otras menores catástrofes. Aquí es donde se redobla mi murria de hablar, porque el que dice estas cosas es tenido por fanático y visionario (porque la gente nunca las lee en el diario: no están allí). Pero a riesgo de todo eso, les repetiré que esos ocultos poderes son los que hoy día dicen: "No queremos que Cristo reine sobre nosotros".

En vez de decir: "Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera", tenemos que decir: "Cristo vive, Cristo reinará, Cristo imperará"; y entonces, según su palabra, les hará cortar la cabeza en su presencia a los que se le sublevaron -cuando Él vuelva. Pero hasta que vuelva, éstos seguirán haciendo de las suyas.

"Adveniat Regnum tuum ": Venga tu Reino.


Notas


1. Dijo Jesús: “Mi Reino no procede deste mundo, non est ex hoc mundo”. Jesús no dijo: “Mi Reino no está en este mundo”, ni tampoco: “Yo no soy Rey deste mundo, sino del otro”, como si su Reino fuese un Reino de almas, de muertos o de fantasmas. Dijo:”Mi Reino no procede de este mundo”, de las potencias mundanas, de los soldados, de los militares, de haber sido elegido por el  pueblo... fraudulentamente  – o no -, o de los banqueros internacionales y las grandes potencias del Gran Dinero. Su Reino está en este mundo y Él es Rey de todo este mundo; pero su reino procede de su propia naturaleza, de ser Él quien es. Ni se lo dieron los hombres ni pueden quitárselo los hombres. Él es la Verdad y su Reino es el Reino de la Verdad; pero es un Reino Real, no es un Reino ideal solamente. La verdad no es una cosa ideal solamente: Verdad y realidad son la misma cosa. (Castellani, Homilía del Domingo 29-X-1961. Inédita).

2. El intento de lograr una falsa unificación de la Humanidad es presentado en Génesis 11, 1-9. El escritor sagrado muestra que entonces los hombres no quisieron obedecer al Señor, que les había mandado dispersarse y repoblar la tierra (Génesis 1, 28; 9, 1) mas pretendieron edificar una ciudad y una torre cuyo pináculo llegase hasta el cielo y así hacerse famosos. La torre de Babel encarna la voluntad de crear una civilización laica, opulenta, injusta y promotora de una Religión idolátrica: el Cristianismo adulterado.

3. En diciembre de 1997 el Embajador argentino en Francia, J. A. Lanús, presentó en el anfiteatro de la "Ecole Militaire", con el auspicio de la "Organización para la Cooperación y el Desarrollo", la versión francesa de su libro "Un Mundo Sin Orillas" (Emecé, 1996). En esta obra Lanús sostiene que los profundos cambios que ha sufrido el mundo en el siglo XX exigen que el Estado-Nación desaparezca para dar lugar a la aldea global (representada por el nuevo emblema de los Paulinos). "Vamos hacia una civilización más abierta, sin dominaciones de un Estado sobre el resto. Esto impone la creación de un nuevo sistema de autoridad mundial" ("La Nación", 21-XII-97, p. 18).
"Escribiendo sobre el Imperio Romano y su caída, el liberal Gibbon Edward (que no nutre ninguna simpatía hacia los mártires cristianos) nota que el poder absoluto en una sola mano significa el arrancamiento de raíz de toda libertad 'porque no queda ninguna chance de fuga; cuando el poder cae en manos de uno solo, el mundo entero se convierte en una cárcel para sus enemigos'; cosa que no dejamos de palpitar hoy día, en que la mano de Rusia alcanza a Trotsky en Méjico; y la de Israel, a Eichmann en la Argentina; y en un 'Diario' de la Granguerra, G. Nebel saca la recta conclusión de que "en una ya inminente organización mundial de las Naciones, desde el respeto de la libertad hay que objetar que ya no habría lugar alguno donde el hombre pudiese emigrar" ('Beí den niirdlichen Hesperiden'). En el Weltstaat (Estado Mundial) del ideal de Kant, dice el filósofo, ya no habría más guerras 'extranjeras'; la contraparte es que habría operaciones policiales, que serán peor que peste" (Castellani, "El Apokalypsis de San Juan", Cuaderno III, Visión Undécima, Capít. II - El Anticristo).

4. Lucas 19, 11-27.

5. "El Cristianismo es en cierto modo salvaje y no es blandenguería, como piensan algunos cristianos[ ... ] Es que en la vida real existe lo salvaje, y en aquel entonces salvajemente: pues los judíos no solamente habían dado muerte a los Profetas sino que habían decidido asesinar al Hijo del Rey. El incendio de Jerusalén estaba, cuando Cristo lo anunció, a una distancia de 40 años; y cuando 18 años después Mateo transcribió este anuncio del Maestro, la destrucción de la Ciudad (llamada) Santa, todavía no se podía prever, si no es proféticamente. El anunciarlo Cristo enérgicamente fue un acto de patriotismo y misericordia; y después lo anunciará no en estilo indirecto sino directo. El salvajismo no estaba de parte de Dios, sino en los hombres. Cristo avisaba enérgicamente. El ambiente en que se movió Cristo era muy difícil: 'Esta generación perversa y bastarda.' Era una generación que se creía religiosa, y no lo era: lo más difícil que hay para predicar" (Castellani, Domingueras Prédicas, Homilía del Domingo Segundo después de Pentecostés).

6. "Hay hoy día un número creciente de hombres decididos a enseñar a sus hermanos que no hay Dios, que no hay otra vida, y que lo único por que se debe bregar es para conseguir una sociedad próspera y feliz en este mundo. Todas las inmensas fuerzas del Dinero, la Política y la Técnica Moderna deben ser puestas al servicio de esta gran empresa de la Humanidad, que un gran político francés, Viviani, definió con el tropo bien apropiado de 'apagar las estrellas'."
"¿Cómo pueden prédicas de tal sulfuroso aroma obtener audiencia? Muy fácilmente. Primero, porque debido al género de educación que recibe la mayoría de la gente, las nuevas generaciones crecen en una increíble ignorancia y más todavía en una terrible confusión religiosa, que les convierte a Dios y a su Hijo Divino, en unas cosas más bien lejanas y extranjeras. Por otro lado, las cosas de esta vida apuran, y el mundo aparece bien real, bien existente, y bien sólido y magnífico para e que tiene plata. Esto implica con respecto al prójimo el siguiente apotegma: 'Cada cual mire por sigo, y al más débil, contra un poste'. Y como los débiles son los más en la Humanidad, he aquí que una minoría más astuta, activa y enérgica, usando tal filosofía, llega a apoderarse de los medios de producción y los resortes del poder. Esa minoría no puede desear la gloria del nombre de Dios; Dios es la única arma que tiene contra ella el inmenso ejército del Desheredado."
"No es extraño que al otro extremo de este fenómeno del dominio del demonio Pluto (Dios de las Riquezas) en el mundo moderno, exista otra pequeña banda de hombres muy listos, violentos, entusiastas, que tienen como ideal supremo la destrucción de tan horrible estado de cosas. Estos hombres quieren destruir hasta las raíces del mundo actual. Y entre esas raíces y esos sostenes del orden actual topan la Religión, la Iglesia, el Cristianismo, Jesús de Nazaret, que dijo que El era Dios ... El paso es perfectamente lógico. 'La Religión es el Opio del Pueblo', dice Marx. 'Dios es la Humanidad hacia una Super-Humanidad', dice Bernard Shaw. 'Dios ha muerto', dice Nietzsche. '¡Muera Dios!', dice Lenín."
"Más hondo que estas dos bandas de capitalistas y comunistas, existe una más horrible y secreta, pero ésa yo no la conozco, por suerte. Ha hablado de ella misteriosamente Monseñor D'Herbigny en un trabajo filosófico sobre 'La Persecución a la Iglesia en el Mundo Moderno': 'Hombres fríos y poderosos, posesionados por una violenta pasión contra el Catolicismo, por una razón u otra, o por haber sido educados así, o por haber topado contra la Religión en algunas de sus magnas empresas de lucro y logrería. Hombres así, aislados o unidos, dentro de la Masonería o fuera de ella, constituyen un poder persecutivo tanto más temible, cuanto menos visible, y explican muchos fenómenos sociológicos contemporáneos,vporque se convierten como en el alma y en los jefes de los movimientos anticristianos más o menos informes o instintivos. Un hombre así fue el barón devRothschild, el que pagó la 'Vida de Jesús' del apóstata Renan. Otro fue Calman-Levy, el que financió toda la obra venenosa de Anatole France'. Hasta aquí Monseñor D'Herbigny" (Castellani, "Los que Injurian a Dios", en "Cristo, ¿Vuelve o no Vuelve?". Abreviado).


7. Atilio Dell'Oro Maini fue Ministro de Educación de la Revolución "Libertadora" y responsable de la entrega de la Universidad a los comunistas. (Ver "Domingueras Prédicas", Homilía de Cristo Rey).


8. "Se sabe generalmente que el banquero alemán Warburg otorgó subsidios importantes a Lenín. Lo que se sabe menos es que este Warburg tenía un hermano, fundador del Sistema Federal de Reserva americano, el cual hermano subvencionaba también a los revolucionarios rusos con la ayuda de los banqueros americanos Kühn, Loeb y Schiff. En la misma época a Trotsky no le molestaba confesar que había recibido un préstamo importante de un financiero miembro del Partido Liberal británico" (Volkoff, Vladimir, extractado de "El Montaje", traducción de Alberto Falcionelli, en "Cabildo", febrero de 1983, págs. 26-27).
"El 28 de julio de 1924, (Trotsky) expresó este pensamiento iluminador de toda su gestión anterior: 'Quienquiera que desee o trate de discutir hoy el destino del proletariado mundial sin tomar en cuenta el poder y el significado de los Estados Unidos, está, en cierto sentido, haciendo un inventario SIN CONSULTAR AL AMO. Pues, EL AMO del mundo capitalista -y entendamos esto claramente- ES NUEVA YORK, con Washington como su Departamento de Estado ... Sin comprender esto, es imposible comprender los destinos de la historia moderna."' (Díaz Arauja, Enrique, "¿Cuánto Cuesta una Revolución?", Boletín de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Mendoza, 1981, NO 27, p. 146).
A fines de 1997 la editorial Robert Laffont, de París, publicó una colección de trabajos de investigadores izquierdistas con el título de "Le Livre Noir du Communisme" (846 páginas) sobre el número de las víctimas del Comunismo. Los A u tares declaran haberse apresurado a divulgar sus conclusiones para que la derecha no tuviese el privilegio de hacer tal revelación. 
Las cifras mínimas son: veinte millones en la Unión Soviética, sesenta y cinco millones ~n China, dos millones en Corea del Norte, lo mismo en Camboya y otro tanto en Africa, un millón y medio en Afganistán, un millón en Europa Oriental y otro tanto en Vietnam, ciento cincuenta mil en América Latina ...  En total, casi cien millones. Y todo indica que el número real de trucidados supera con amplitud la presente estimación.

lunes, 13 de septiembre de 2021

14 de septiembre - Exaltación de la Santa Cruz

      "Amados, al contemplar a Jesús levantado en la cruz, no os limitéis a ver en Él lo que veían los impíos, a quienes Moisés dice: Tu vida estará como suspendida ante tus ojos, y temerás día y noche, y no creerás en tu vida. Jesús crucificado no podía suscitar en ellos más que el pensamiento de su propio crimen; por esto, al verle, temblaron, mas no con el temor que justifica a los creyentes, sino con el que atormenta a las conciencias culpables. 

     Nosotros, empero, iluminados por el espíritu de verdad, abrazamos con libertad y pureza de corazón a la Cruz, que resplandece en el cielo y en la tierra, y sólo atendemos al misterio que el Señor, refiriéndose a su Pasión, del cual decía: Ahora va a ser juzgado todo el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y Yo, cuando fuere levantado sobre la tierra, atraeré a mí todas las cosas.

     ¡Oh admirable virtud de la Santa Cruz! ¡Oh inefable gloria de la Pasión, en que podemos considerar el tribunal del Señor, el juicio del mundo y el poder del Crucificado! Atrajiste a ti todas las cosas, Señor, cuando teniendo extendidas todo el día tus manos hacia un pueblo incrédulo y rebelde, el mundo entero supo que debía rendirte homenaje. 

     Atrajiste a ti todas las cosas cuando todos los elementos unidos en una sola voz para condenar la injusticia de los judíos, y obscurecidos los astros, trocándose en tinieblas la luz del día, la tierra fue conmovida por sacudidas y toda la creación se negó a servir a aquellos impíos. Todo lo atrajiste a ti porque, al rasgarse el velo del templo, el Santo de los santos rechazó a sus indignos pontífices, indicando que la figura se convertía en realidad, la profecía en revelación manifiesta, la ley en Evangelio.

     Atrajiste a ti, Señor, todas las cosas para que la piedad de todas las naciones celebrase, como un misterio libre de todo velo, lo que Tú tenías oculto en un templo de Judea, a la sombra de las figuras. Ahora, pues, el orden de los levitas brilla más, la dignidad sacerdotal tiene mayor grandeza, y la unción de los pontífices mayor santidad. 

     Y esto porque la fuente de toda bendición y el principio de todas las gracias están en tu Cruz, la cual cambia a los creyentes de la debilidad a la fuerza, del oprobio a la gloria, de la muerte a la vida. Ahora, abolidos ya los sacrificios de animales, sólo la oblación de tu cuerpo y sangre ocupa el lugar de todas las víctimas. Porque Tú eres “el Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo; y todos los misterios se cumplen en ti, así como las Hostias que se te ofrecen no son más que un solo Sacrificio, todas las naciones no forman más que un solo reino."

(San León, Papa - Breviario Romano)

V. Este es el signo de la Cruz que aparecerá en el cielo.
R. Cuando el Señor venga a juzgar.

viernes, 30 de abril de 2021

De santa Catalina, a los obispos cómplices y silenciosos

Que la severa palabra de la Verdad no sea dirigida a ti cuando dijo: 'Maldito seas porque has guardado silencio' 

Desde lo más profundo de los siglos el grito de santa Catalina dirigido a los obispos y cardenales que asisten en silencio a la destrucción de las almas que se perpetra hoy con su silencio cómplice...

[…] ¡Pobre de mí! ¡Pobre de mí! ¡Mi alma desgraciada! Abre los ojos y mira bien la perversidad de la muerte que ha entrado en el mundo y, especialmente, en la santa Iglesia, cuerpo místico de Jesús.

¡Pobre de mí! ¡Rompiste tu corazón y tu alma al ver tantas ofensas cometidas contra Dios! Ves, padre, que el diablo, un lobo infernal, secuestra a los hombres, las ovejas que pastan en el huerto de la santa Iglesia; y no hay quien se mueva y se las arrebate de la boca. Los pastores duermen en su amor propio, en la misma codicia e inmundicia; y están tan ebrios de orgullo que duermen y ni siquiera se sienten, aunque ven que el diablo, el lobo del infierno, les quita la vida de gracia y también a las personas que les son confiadas. No les importa: y todo esto se debe a la perversidad de su amor propio. ¡Qué peligroso es el amor propio en los obispos, en los sacerdotes y en el pueblo que se les ha confiado!

Eres obispo; si tienes amor propio, no corriges el defecto que ves en las personas que te han confiado: porque si te amas a ti mismo, caes en el respeto humano, y por eso no intervienes para corregirlo. Si te amaras a ti mismo por Dios, por el contrario, no temerías al respeto humano; valientemente, con corazón fuerte, corregirías los defectos, y no te callarías, ni fingirías no ver.

Querido Padre, quiero que estés libre de amor propio. Por favor, vive para que esa palabra severa, con reproche, de la Verdad, no te sea dirigida cuando él dijo: "Maldito seas, porque permaneciste en silencio".

¡Pobre de mí! ¡No guardes más silencio! ¡Grita con cien mil lenguas! Veo que, con el silencio, el mundo está en ruinas, y la santa Iglesia, la Esposa de Jesús, se ha puesto toda pálida y ya no tiene su color, porque de ella ha sido chupada la sangre: la sangre de Jesús, entregada a nosotros por gracia y no para saldar una deuda, los malos pastores la roban con orgullo para su propio beneficio, quitando la gloria que debe pertenecer a Dios, y entregándosela a sí mismos. Roban con simonía, vendiendo los dones y las gracias que nos da la gracia, al precio de la sangre del Hijo de Dios. [...]

Santa Catalina de Siena, Carta 16, A un obispo

 Santa Catalina, ¡intercede por nosotros!

viernes, 2 de abril de 2021

Todo está cumplido


 * * * * * * *

De San Agustín: 

1 - "Me protegisteis, Dios mío, contra la conspiración de los malvados y contra la multitud de los que obran la iniquidad”. Contemplemos ahora al que es nuestra Cabeza. Muchos mártires padecieron también tormentos semejantes; pero sobre todos resplandece el que es la cabeza de los mártires. En Él vemos mejor lo que ellos padecieron. Fue protegido contra la multitud de los perversos; protegióse Dios a sí mismo, protegiendo a su propia carne y a la humanidad que había asumido, porque es juntamente Hijo del Hombre, e Hijo de Dios. Hijo de Dios por la naturaleza divina; Hijo del hombre por la naturaleza de siervo, teniendo poder para dar su vida, y para volverla a tomar. ¿Qué le pudieron hacer los enemigos? Le quitaron la vida del cuerpo, pero no la del alma. Consideradlo bien; habría sido poco para el Señor exhortar a los mártires de palabra, si no les hubiese fortalecido con el ejemplo.

R. Como a un ladrón, salisteis a prenderme con espadas y palos.

* Cada día estaba entre vosotros en el templo, y no me prendisteis y he aquí que, azotado, me lleváis a crucificar.

V. Y como hubiesen prendido a Jesús, y le detuvieran, les dijo.

R. Cada día estaba entre vosotros en el templo, y no me prendisteis y he aquí que, azotado, me lleváis a crucificar.

2 - Sabéis ya cuál era la conspiración de los malignos Judíos, y cuál era la multitud de los que obran la iniquidad. ¿Qué iniquidad? No otra sino la de querer dar la muerte a nuestro Señor Jesucristo. “Tantas obras buenas, les dijo, os he mostrado: ¿por cuál de ellas queréis darme la muerte?”. Acogió con paciencia a todos sus enfermos, curó a todos sus dolientes, les predicó el reino de los cielos, no guardó silencio sobre sus vicios, a fin de inspirarles el horror de estos vicios y no el odio del médico que les curaba. Pero, desagradecidos a todas estas curaciones del Señor, frenéticos como en un exceso de fiebre, delirando contra el médico que había venido a curarles, maquinaron el medio de perderle; como queriendo probar de este modo si era realmente hombre que pudiese morir, o si en Él había algo superior al hombre, que le eximiese de la muerte. Por el libro de la Sabiduría de Salomón conocemos su palabra: “Condenémosle, dicen, a la muerte más afrentosa, pues que según sus palabras será Él atendido. Si en verdad es el Hijo de Dios, éste le librará”.

R. Después que los Judíos crucificaron a Jesús, sobrevinieron densas tinieblas; y cerca de la hora nona Jesús exclamó con gran voz: Dios mío, ¿por qué me habéis desamparado?

* Y habiendo inclinado la cabeza, exhaló el espíritu.

V. Clamando Jesús con gran voz, dijo: Padre, encomiendo mi espíritu en tus manos.

R. Y habiendo inclinado la cabeza, exhaló el espíritu.

3 - "Afilaron sus lenguas como una espada”. No digan los judíos: “No dimos la muerte a Cristo”. Le entregaron al juez Pilato para significar que no eran responsables de su muerte. Al decir Pilato: “Quitadle vosotros la vida", respondieron: “A nosotros no nos es lícito matar a nadie”. Querían que se imputase la atrocidad de su delito al juez; pero ¿engañaban a Dios que también es juez? Pilato fue cómplice, pero mucho menos culpable que los judíos. Insistió cuanto pudo para librarle de sus manos; por esto, después de azotarle, le puso a la vista de ellos. No mandó azotar al Señor para atormentarle, sino para satisfacer el furor de los Judíos, para que viéndole azotado, se aplacasen, y desistiesen de pedir su muerte. Pero obstinándose ellos, se lavó las manos, y dijo que no era él quien le condenaba, y que era inocente de su muerte. Y le sentenció a muerte. Si él fue reo, porque le condenó, aunque con repugnancia ¿serán inocentes los que le obligaron a hacerlo? De ningún modo. Pilato sentenció a Jesús, y le mandó crucificar, y se puede decir que le dio muerte. Pero vosotros, judíos, le disteis la muerte. Y ¿cómo le matasteis? Con la espada de la lengua, ya que afilasteis vuestras lenguas. ¿y cuándo le heristeis, sino cuando clamasteis: Crucifícale, crucifícale?

R. Entregué mi alma muy amada en poder de los inicuos; y el pueblo que era mi heredad, fue para mí como un león en la selva, el enemigo dio voces contra mí, diciendo: Juntaos, y apresuraos a devorarle; me pusieron en un desierto solitario, y lloró por mí toda la tierra;

* Porque no se halló quien quisiera reconocerme y ampararme.

V. Se levantaron contra mí hombres sin piedad, y no perdonaron mi vida.

R. Porque no se halló quien quisiera reconocerme y ampararme.

(sin Gloria)

R. Entregué mi alma muy amada en poder de los inicuos; y el pueblo que era mi heredad, fue para mí como un león en la selva, el enemigo dio voces contra mí, diciendo: Juntaos, y apresuraos a devorarle; me pusieron en un desierto solitario, y lloró por mí toda la tierra; * porque no se halló quien quisiera reconocerme y ampararme.

(Del Oficio de Tinieblas - Viernes Santo - Breviario Romano)

viernes, 19 de marzo de 2021

Id a José, y haced lo que él os diga

Vicente Berdusán, San José con el Niño Jesús , 1666, Museo de Zaragoza.

"Cuando se sintió el hambre en toda la tierra de Egipto,

el pueblo clamó al Faraón por pan;

y el Faraón dijo a todos los egipcios: 

Id a José, y haced lo que él os diga". 

(Gn. 41,55)

Quién y qué hombre fuese el bienaventurado José, se puede conjeturar por el título con el cual, aunque sólo por concesión divina y por su calidad de nutricio, mereció ser honrado: fue llamado y tenido como padre de Dios. También se puede conjeturar por su nombre propio, que sin vacilación alguna podemos interpretar por aumento. Recordemos a aquel gran patriarca vendido en otro tiempo en Egipto; y veremos que éste tuvo su mismo nombre, y su castidad, su inocencia y su gracia.

Aquel José vendido por la envidia de sus hermanos y llevado a Egipto, prefiguró la venta de Cristo; este José, huyendo de la envidia de Herodes, llevó a Cristo a la tierra de Egipto. Aquél, guardando lealtad a su Señor, no quiso consentir en el mal intento de su señora; éste, reconociendo Virgen a su Señora, la Madre de su Señor, fue su custodio fiel, conservándose él mismo castísimo. A aquél le fue dada la inteligencia de los misterios de los sueños; éste mereció ser sabedor y cooperador de los celestes misterios.

Aquél reservó el trigo, no para sí, sino para el pueblo; éste recibió el pan vivo del Cielo para guardarlo para sí y para todo el mundo. Con esto, bien se da a entender que este José, con quien se desposó la Madre del Salvador, fue hombre bueno y fiel. Siervo fiel y prudente, repito, a quien constituyó Dios consuelo de su Madre, sustentador de su cuerpo, y finalmente, el solo coadjutor fidelísimo sobre la tierra del gran designio.

San Bernardo, Abad
Breviario Romano

martes, 16 de febrero de 2021

San Agustín: El ayuno cuaresmal

1. 1. Han llegado estas fechas solemnes que nos invitan a humillarnos y a mortificar nuestros cuerpos mediante la oración y el ayuno con mayor intensidad que en cualquier otro momento del año. ¿Por qué tiene lugar cuando se acerca la solemnidad de la pasión del Señor? ¿Cuál es el misterio que se celebra en el número de cuarenta días? Puesto que estas preguntas traen intrigados a algunos, me he propuesto presentar a vuestra caridad lo que el Señor se digne concederme que os diga al respecto. Su fe y su piedad -pues nos consta que les mueve no el ansia de litigar, sino de conocer- nos serán de gran ayuda para que Dios nos otorgue decir algo.



2. La primera pregunta que suelen hacer es ésta: «¿Por qué el mismo Señor Jesucristo, que, habiendo tomado un cuerpo humano, hecho hombre se manifestó a los hombres para darnos ejemplo de cómo se ha de vivir y morir y una prueba de la resurrección, ayunó no antes, sino después de haber sido bautizado?». Así está escrito en el Evangelio: Bautizado, al instante salió del agua; y he aquí que los cielos se le abrieron, y vio descender sobre sí al Espíritu de Dios. Y una voz decía desde el cielo: Éste es mi hijo amado, en quien me he complacido. Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo Y, tras haber ayunado por espacio de cuarenta días, sintió hambre. Nosotros, en cambio, ayunamos con quienes van a ser bautizados en las fechas anteriores a su bautismo, que tiene lugar al comienzo del día de Pascua, después del cual suspendemos los ayunos durante cincuenta días. Lo cual podría producir turbación si sólo fuera lícito administrar y recibir el bautismo en la solemnidad de Pascua. Pero como, por la gracia de Dios, que nos otorgó el poder ser hijos suyos, en cualquier época del año está permitido recibirlo, quedando a merced de la necesidad o voluntad de cada uno, y, por otra parte, la celebración anual de la pasión del Señor sólo está permitido celebrarla en un día que recibe el nombre de Pascua, sin duda alguna hay que distinguir el sacramento del bautismo de la Pascua. El bautismo puede recibirse en cualquier fecha; la Pascua sólo es lícito celebrarla en una y precisa. Aquél se confiere para otorgar una nueva vida; ésta se recomienda para perpetuar el recuerdo de los misterios de la religión. Pero el hecho de que en ese día concurra un número considerablemente mayor de candidatos al bautismo no se debe a que en él la gracia salvadora sea más abundante, sino a que la mayor alegría de la fiesta invita a ello.

sábado, 2 de enero de 2021

El Santísimo Nombre de Jesús

Addenda: El excelente libro LAS MARAVILLAS DEL SANTO NOMBRE, escrito por el Rvdo. Paul O`Sullivan, O.P. (Irlanda, 1871-Portugal, 1958) puede leerse AQUÍ
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Sanctissimi Nominis Jesu

En aquel tiempo: Llegado el día octavo, en que debía ser circuncidado el Niño, le fue puesto por nombre Jesús. Lc 2, 21 

 ¡Admirable y grande misterio! El niño es circuncidado, y se le da el nombre de Jesús. ¿Qué significa esta conexión? Pues la circuncisión más propia parece del que ha de ser salvado que del Salvador, y más propio es que el Salvador circuncide que no que sea circuncidado. Mas, reconoce al mediador de Dios y de los hombres, el cual desde el principio de su natividad junta lo humano con lo divino, lo ínfimo con lo más excelso. Nace de mujer, pero de suerte que el fruto de la fecundidad no la prive de la flor de la virginidad. Es envuelto en pañales, pero éstos son honrados con alabanzas angélicas. Se esconde en el pesebre, pero es descubierto por los rayos de una celestial estrella. Así la circuncisión prueba la verdad de la naturaleza humana, y el nombre, superior a todo nombre, manifiesta la gloria de la majestad. Es circuncidado como verdadero hijo de Abrahán; llamado Jesús porque por naturaleza es verdadero Hijo de Dios.

Nuestro Jesús no lleva el nombre vanamente o sin sentido como los que le precedieron. No hay en él la sombra de un gran nombre, sino la verdad. Ya que, según el Evangelista, su nombre le fue impuesto por el cielo, y con él fue llamado por el Ángel antes de ser concebido. Considera la profundidad de la palabra: Después que nació Jesús. Jesús es llamado por los hombres, y así fue llamado por el Ángel, antes de ser concebido. Él es el Salvador del Ángel y del hombre. Del hombre desde su encarnación, del Ángel desde el principio de la creación. Dice que le fue puesto el nombre de Jesús, nombre que le puso el Ángel. Por lo tanto en la palabra de dos o tres testigos se halla toda verdad, y la misma palabra de Dios que según el Profeta fue abreviada, más claramente se lee en el Evangelio que fue hecho carne. 1 

Muy propiamente al ser circuncidado el Niño nacido para nosotros, se le da el nombre de Salvador, por lo mismo que desde aquel instante empezó a realizar nuestra salud, derramando por nosotros su sangre inmaculada. Y así, no deben preguntar ya los cristianos por qué haya querido Cristo ser circuncidado. Fue circuncidado por el mismo fin por que nació y por el que padeció. Nada de esto por su causa, sino que todo fue en bien de los elegidos. Ni nació en pecado; ni fue circuncidado por el pecado, ni murió por sus pecados, sino por nuestros delitos. El nombre fue, dice, pronunciado por el Ángel antes de ser concebido. Con toda propiedad, se dice que fue llamado, no que le fuera impuesto, pues este nombre le es propio desde la eternidad. Por su misma naturaleza le es propio el ser Salvador. Éste nombre le es innato, no lo debe a criatura alguna humana o angélica. 2

No en vano el Espíritu Santo compara el nombre del Esposo al óleo, cuando así enseña a la esposa que llame al Esposo: Óleo derramado es tu nombre. Pues el óleo ilumina, esfuerza y unge. Mantiene el fuego, alimenta la carne y suaviza el dolor. Es luz, manjar, medicina. Todo esto se realiza en el nombre del Esposo. Ilumina predicado, alimenta meditado, invocado alivia y unge. Si no, consideremos esto por partes. ¿De dónde piensas que en todo el orbe se propagó tan grande y tan rápida la luz de la fe, sino a causa de la predicación del nombre de Jesús? ¿No fuimos llamados por Dios a su admirable luz por la luz de este nombre, con la cual esclarecidos y viendo la luz con esta luz, diga con verdad Pablo: Fuisteis alguna vez tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor?

Al mismo Apóstol se le encargó predicar este nombre delante de los reyes, de las naciones y de los hijos de Israel. Y llevaba este nombre como una antorcha, y con él iluminaba su patria y clamaba en todas partes: La noche está ya muy avanzada, y va a llegar el día. Dejemos, pues, las obras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz, andemos con decencia, como se suele andar durante el día. Y a todos mostraba la antorcha sobre el candelero, anunciando en todas partes a Jesús, y a éste crucificado. ¿Acaso esta luz no alumbró los ojos de cuantos oyeron este nombre saliendo de la boca de Pedro como un rayo, dando fuerza y vigor al que había sido cojo, e iluminando a muchos ciegos de espíritu, y no esparció fuego, diciendo: En nombre de Jesucristo Nazareno, levántate y anda?

El nombre de Jesús no es sólo luz, es también manjar. ¿Acaso no te sientes confortado cuantas veces le recuerdas? ¿Qué otro alimento como él sacia la mente del que medita? ¿Qué otro manjar así repara los sentidos fatigados, esfuerza las virtudes, vigoriza las buenas costumbres, y fomenta los castos afectos? Todo alimento del alma es árido, si con este óleo no está sazonado; insípido si no es sazonado; lo que escribes no me deleita, sino leo el nombre de Jesús; si conversas, no me place, si no oigo el nombre de Jesús, cuyo nombre es miel en la boca, melodía en los oídos, alegría en el corazón. ¿Está triste alguno? Venga a su corazón Jesús, de allí salga a la boca. Y he aquí que apenas aparece el resplandor de este nombre, desaparecen todas las nubes, y todo queda sereno. ¿Ha caído alguno en algún crimen, y está próximo a la desesperación? ¿Por ventura si invoca el nombre de la vida, no respirará al instante confiadamente? 3

San Bernardo, Abad
(Breviario Romano)

1 - Sermón 1 de la Circuncisión
2 - Sermón 2 de la Circuncisión
3 - Sermón 15 sobre el Cantar, cerca del medio.

jueves, 24 de diciembre de 2020

La Navidad es un llamado a la Alegría para todos sin excepciones

 
La Natividad - El Greco, 1605 - Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, Illescas, España

Nuestro Salvador, carísimos, hoy ha nacido: alegrémonos. No es en verdad justo que nos entristezcamos en el día en que nace la vida, la cual dando fin a todo temor de muerte, nos alegra con la promesa de la eternidad. Esta alegría es para todos, y ninguno se debe creer excluido de ella. Una misma es la causa de la común alegría. 

Y es que siendo nuestro Señor el que ha venido para destruir el pecado y la muerte, así como a ninguno halló libre de culpa, así ha venido para librarnos a todos. Por lo mismo, gócese el santo porque se acerca a la corona; alégrese el pecador, porque se le invita al perdón; anímese el gentil, porque es llamado a la vida... 

Reconoce, oh cristiano, tu dignidad, y constituido participante de la naturaleza divina, no quieras rebajarte volviendo a la antigua degeneración. Acuérdate de qué cabeza y de qué cuerpo eres miembro. Ten presente que libre del poder de las tinieblas, has sido trasladado al reino y resplandor de Dios.

San León, Papa

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SANTA IGLESIA MILITANTE LES DESEA UNA SANTA Y FELIZ NAVIDAD PARA TODOS SUS LECTORES Y VISITANTES

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domingo, 22 de noviembre de 2020

"Si vemos el error en la Iglesia presentarse como una doctrina divina, debemos dejar la perversidad judía" (San Jerónimo - Último domingo después de Pentecostés)

Dominica XXIV et Ultima Post Pentecosten - Último domingo después de Pentecostés 

El asedio y destrucción de Jerusalén por los romanos bajo el mando de Tito, 70 d.C.
David Roberts - 1850

†     Sequéntia sancti Evangélii secúundum Matthæum ( Matthew XXIV: 15-35)

Del Evangelio según san Mateo:

«En aquel  tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que entienda), entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; el que esté en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa; y el que esté en el campo, no regrese en busca de su manto. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día de sábado. Porque habrá entonces una gran tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla. Y si aquellos días no se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos días. «Entonces, si alguno os dice: «Mirad, el Cristo está aquí o allí , no lo creáis. Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes señales y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. ¡Mirad que os lo he predicho! «Así que si os dicen: «Está en el desierto», no salgáis; «Está en los aposentos», no lo creáis. Porque como el relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente, así será la venida del Hijo del hombre. Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres. «Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. El enviará a sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán de los cuatro vientos a sus elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el otro. «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que El está cerca, a las puertas. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.»

Juicio Final 

Homilía de San Jerónimo, Presbítero.

Com. sobre S. Mateo, libro 4.

La invitación a comprender, indica que la profecía no carece de misterio. Dice Daniel: “Y a la mitad de esta semana cesarán las hostias y los sacrificios, y estará en el Templo la abominación de la desolación, y durará la desolación hasta la consumación y el fin del mundo”. Y el Apóstol: “Y el hombre del pecado, y de la oposición, se opondrá a Dios, y se alzará contra todo lo que se llama Dios, o se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios, dando a entender que es Dios”. Y vendrá acompañado del poder de Satanás, para hacer perecer e inducir a apartarse de Dios a los que lo acojan.

 Esto puede entenderse, o del Anticristo, o de la imagen del César que Pilatos hizo colocar en el templo, o de la estatua ecuestre de Adriano, aún hoy emplazada en el Santo de los Santos. Como en el Antiguo Testamento la palabra abominación significa ídolo, por esto se añade “abominación de la desolación”, ya que el ídolo fue colocado en el Templo arruinado y destruido.

“Abominación de la desolación” puede significar doctrina perversa. Si vemos el error en el lugar santo, en la Iglesia, presentarse como una doctrina divina, debemos huir de Judea a las montañas, esto es, dejar “la letra que mata” y la perversidad judía, acercándonos a las colinas eternas, y mantenernos sobre el techo y sobre la azotea, adonde no pueden llegar los dardos inflamados del demonio; no bajar a recoger nada de la casa de nuestra vida primera; antes bien, sembrar en el campo de las Sagradas Escrituras a fin de recoger sus frutos; no recoger una segunda túnica, ya que a los Apóstoles les está prohibido poseerla.

(Breviario Romano) 

jueves, 16 de julio de 2020

Pentecostés, los Profetas Elías y Eliseo, y la Fiesta de la Virgen del Carmen

Beatæ Mariæ Virginis de Monte Carmelo - 16 de Julio - Nuestra Señora del Monte Carmelo

Gaude, María Virgo: cunctas hǽreses sola interemísti in universo mundo.
Alégrate, Virgen María; Tú sola has destruido todas las herejías en todo el universo.


En el santo día de Pentecostés, oyendo a los Apóstoles hablar por inspiración divina varias lenguas, y viéndoles realizar muchos milagros a la invocación del excelso nombre de Jesús, algunos hombres que habían seguido los vestigios de los santos Profetas Elías y Eliseo, y preparados por la predicación de Juan Bautista al advenimiento de Cristo, comprobaron, según se refiere, que se hallaban en presencia de la verdad, y abrazaron la fe del Evangelio. Llevados por singular amor a la bienaventurada Virgen María, de cuya conversación y familiaridad habían podido disfrutar, comenzaron a honrarla con veneración. Fueron los primeros cristianos que edificaron un santuario en honor de la Virgen purísima, en el monte Carmelo, donde Elías había visto levantarse una nube, figura de la Virgen.

sábado, 30 de mayo de 2020

El Espíritu Santo en nosotros, invisiblemente visible

PENTECOSTÉS 2.020

Comentario del Evangelio según san Juan 14,15-17 ["En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Si me amáis, guardad mis preceptos. Y yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito"] - Homilía de san Agustín, obispo y Doctor de la Iglesia. 


El amor y el Espíritu Santo


1. Cuando se leía el evangelio, hermanos, hemos escuchado al Señor decir: Si me queréis, guardad mis mandatos, y yo rogaré al Padre, y os dará otro paráclito, para que permanezca con vosotros por la eternidad, el Espíritu de la verdad, al que el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Vosotros, en cambio, lo conoceréis, porque junto a vosotros permanecerá y en vosotros estará. Muchas son las cosas que investigar en estas pocas palabras del Señor; pero es mucho para nosotros buscar todo lo que aquí ha de buscarse, o hallar todo lo que aquí buscamos. No obstante, en la medida en que el Señor se digne donarnos según la capacidad mía y vuestra, atentos a qué debo decir y a qué debéis escuchar, recibid, carísimos, mediante mí lo que puedo, y pedidle lo que no puedo.

Cristo ha prometido a los apóstoles el Espíritu paráclito; ahora bien, advirtamos de qué modo lo ha prometido. Si me queréis, afirma, guardad mis mandatos, y yo rogaré al Padre, y os dará otro paráclito, para que permanezca cerca de vosotros por la eternidad, el Espíritu de la verdad. Evidentemente, en la Trinidad está este Espíritu Santo al que la fe católica confiesa consustancial y coeterno con el Padre y el Hijo; ese mismo es de quien dice el Apóstol: La caridad de Dios ha sido derramada en nuestros corazones mediante el Espíritu Santo que nos ha sido dado. ¿Cómo, pues, dice el Señor: «Si me queréis, guardad mis mandatos, y yo rogaré al Padre, y os dará otro paráclito», siendo así que lo dice del Espíritu Santo, sin tener al cual no podemos querer a Dios ni guardar sus mandatos? ¿Cómo le querremos para recibir a ese a quien no somos capaces de querer si no lo tenemos? O ¿cómo guardaremos sus mandatos para recibir a ese sin tener al cual no podemos guardar los mandatos? ¿Quizá la caridad con que queremos a Cristo precede en nosotros para que, queriendo a Cristo y cumpliendo sus mandatos, merezcamos recibir el Espíritu Santo a fin de que, mediante el Espíritu Santo que nos ha sido dado, se derrame en nuestros corazones no la caridad de Cristo, la cual ya había precedido, sino la de Dios Padre? Perverso es este parecer. En efecto, quien cree que quiere al Hijo, mas no quiere al Padre, en realidad no quiere tampoco al Hijo, sino lo que él mismo se ha fabricado.

Finalmente, es frase apostólica «Nadie dice “Jesús es Señor”, sino en el Espíritu Santo»; y ¿quién, sino quien le quiere, dice que Jesús es Señor, si lo dice de este modo en que el Apóstol quiso ser entendido? Muchos, en efecto, lo dicen con la voz; en cambio, lo niegan con el corazón y con los hechos, como asevera de individuos tales: Pues confiesan que conocen a Dios; en cambio, con los hechos lo niegan. Si se niega con los hechos, sin duda se dice también con los hechos. Así pues, «Jesús es Señor» nadie lo dice con el ánimo, con la palabra, con el hecho, con el corazón, con la boca, con la obra; nadie dice «Jesús es Señor», sino en el Espíritu Santo, y nadie lo dice así, sino quien le quiere. Así pues, los apóstoles decían ya «Jesús es Señor»; y, si lo decían de modo que no lo dijeran ficticiamente —al confesar con la boca y negar con el corazón y con los hechos—, en suma, si lo decían verazmente, sin duda le querían. Así pues, ¿cómo le querían sino en el Espíritu Santo? Y empero se les ordena primero que le quieran y conserven sus mandatos para recibir el Espíritu Santo, sin tener al cual no pueden en realidad quererle ni guardar los mandatos.

Recibir el Espíritu Santo por etapas



2. Queda, pues, que entendamos que tiene el Espíritu Santo quien ama, y que teniéndolo merece tenerlo más, y que teniéndolo más ama más. Así pues, los discípulos tenían ya el Espíritu que el Señor prometía, sin el cual no lo llamaban Señor, y empero no lo tenían aún como el Señor lo prometía. Lo tenían, pues, y no lo tenían quienes aún no lo tenían en la medida en que había que tenerlo. Así pues, lo tenían menos, había de serles dado más; lo tenían ocultamente, iban a recibirlo manifiestamente, porque al don mayor del Espíritu Santo pertenecía esto: que se les diera a conocer lo que tenían. Al hablar de esta dádiva, asevera el Apóstol: Nosotros, por nuestra parte, hemos recibido no el espíritu de este mundo, sino el Espíritu que procede de Dios, para que sepamos lo que nos ha sido donado por Dios.

En cuanto a esa impartición manifiesta del Espíritu Santo, el Señor la hizo no una sola vez, sino en número de dos. En efecto, luego que resucitó de entre los muertos, tras soplar aseveró: Recibid el Espíritu Santo. Por tanto, ¿acaso precisamente por haberlo dado entonces no envió también después al que prometió? ¿O ese Espíritu Santo no es el mismo que entonces fue insuflado por él y por él fue después enviado del cielo? Por eso, es otra cuestión por qué esa misma donación suya que aconteció evidentemente, aconteció dos veces. En efecto, esta doble donación suya aconteció de forma manifiesta, tal vez por los dos preceptos de la dilección, esto es, la del prójimo y la de Dios, para que se pusiera de relieve que al Espíritu Santo pertenece la dilección. Mas, si ha de buscarse otra causa, en su investigación no ha de prolongarse ahora este sermón de modo más largo de lo que conviene, mientras empero conste que sin el Espíritu Santo no podemos querer a Cristo ni guardar sus mandatos, y que nosotros lo podemos y hacemos tanto menos cuanto menos lo recibimos y, en cambio, tanto más cuanto más lo recibimos. Por ende, no en vano se promete no sólo a quien no lo tiene, sino también a quien lo tiene: por cierto, a quien no lo tiene, para que lo tenga; en cambio, a quien lo tiene, para que lo tenga más. De hecho, si uno no lo tuviera menos y otro más, san Eliseo no diría a san Elías: El espíritu que está en ti, esté en mí el doble.

El Espíritu Santo, en Jesús y en nosotros



3. En cambio, cuando Juan Bautista asevera: «Pues Dios no da con medida el Espíritu», hablaba del Hijo mismo de Dios, a quien el Espíritu no se le dio con medida, porque en él habita toda la plenitud de la divinidad. En efecto, Cristo Jesús hombre no es mediador de Dios y hombres sin la gracia del Espíritu Santo, porque aun él mismo dice que respecto a sí se había cumplido el dicho profético: El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ungió, me ha enviado a dar buenas noticias a pobres. En efecto, que sea Unigénito igual al Padre se debe no a la gracia, sino a la naturaleza; en cambio, que un hombre haya sido añadido a la unicidad de persona del Unigénito, se debe a la gracia, no a la naturaleza, pues el evangelio confiesa y dice: Por su parte, el niño crecía y se fortalecía lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba en él. A los demás, en cambio, se da con medida y, dado, se añade hasta que a cada uno se le colme según el modo de su perfección la propia medida. Por ende, el Apóstol amonesta también: No saber más de lo que conviene saber, sino saber con mesura, como a cada uno distribuyó Dios la medida de fe. En efecto, no se reparte el Espíritu en persona, sino mediante el Espíritu los dones, porque hay repartos de donaciones; en cambio, el Espíritu es idéntico.

Los ojos del mundo no pueden ver al Espíritu Santo



4. Lo que asevera: Rogaré al Padre, y os dará otro paráclito, en verdad muestra que también él mismo es paráclito. Paráclito, en efecto, se dice en nuestra lengua abogado y de Cristo está dicho: Como abogado ante el Padre tenemos a Jesucristo, justo. Pues bien, dijo que el mundo no puede recibir el Espíritu Santo, así como también está dicho: «La prudencia de la carne es enemiga contra Dios, pues no está sujeta a la ley de Dios, ya que ni siquiera puede», como si dijéramos: «La injusticia no puede ser justa». Por cierto, en este lugar dice «mundo» para significar a los amantes del mundo, amor que no viene del Padre. Y, por eso, al amor del mundo, en cuanto al que nos preocupamos de que en nosotros disminuya y se consuma, es contrario el amor de Dios que se derrama en nuestros corazones mediante el Espíritu Santo que nos ha sido dado. El mundo, pues, no puede recibirlo porque no lo ve ni lo conoce, ya que el amor mundano no tiene los ojos invisibles, mediante los que el Espíritu Santo no puede verse sino invisiblemente.

El Espíritu Santo en nosotros, invisiblemente visible



5. Vosotros, en cambio, afirma, lo conoceréis, porque junto a vosotros permanecerá y en vosotros estará. Estará en ellos para permanecer, no permanecerá para estar, pues estar en algún sitio es anterior a permanecer. Pero, para que no supusieran que lo que está dicho, junto a vosotros permanecerá, se dice como junto a un hombre suele permanecer visiblemente un huésped, ha expuesto por qué ha dicho «junto a vosotros permanecerá», cuando ha añadido y dicho: En vosotros estará. Se le ve, pues, invisiblemente y, si no está en nosotros, no puede estar en nosotros su conocimiento. En efecto, también así vemos en nosotros nuestra conciencia, porque vemos la faz de otro, mas no podemos ver la nuestra; en cambio, vemos nuestra conciencia, mas no vemos la de otro. Pero la conciencia nunca existe sino en nosotros; en cambio, el Espíritu Santo puede existir aun sin nosotros, pues se da para que esté también en nosotros. Pero no podemos verlo y conocerlo como ha de ser visto y conocido, si no está en nosotros.

TRATADO 74
Dictado en Hipona, probablemente el domingo 18 de enero de 420
Traductor: José Anoz Gutiérrez

martes, 24 de marzo de 2020

¡Gracias, Monseñor!

29º Aniversario Luctuoso 


Su Excelencia Monseñor Marcel Lefebvre
1991 - 25 de Marzo - 2020
“Tradidi quod et accepi” (“He transmitido lo que he recibido.” - I Cor. XV,3).

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"Es vital contemplar la santa misa, ver en ella a Jesús en la cruz, y ver en esa cruz la cumbre del amor de Dios.Nuestro Señor puede definirse como el amor llevado hasta el sacrificio de Sí mismo, hasta el sacrificio supremo. Nuestro Señor manifestó su amor por su Padre, su amor por el prójimo, hasta el sacrificio supremo, hasta derramar la última gota de su sangre. Este ha sido siempre el objeto principal de la contemplación de la Iglesia."

«Por la gloria de la Santísima Trinidad, por amor a Nuestro Señor Jesucristo, por devoción a la Santísima Virgen María, por amor a la Iglesia, por amor al Papa, por amor a los Obispos, a los sacerdotes y a todos los fieles, por la salvación del mundo y la salvación de las almas, ¡Guardad este testamento de Nuestro Señor Jesucristo! ¡Guardad el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo! ¡Guardad la Misa de siempre!»



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Sermón de Monseñor Lefebvre en Villa Tesei, Buenos Aires. 

24 de julio de 1977

Foto: Sermón de ordenaciones en Ecône, 29 de junio de 1977


El último día de la visita que Monseñor Lefebvre hizo a la Argentina, el 24 de julio de 1977, celebró una misa multitudinaria en la quinta "La Leonor", de Villa Tesei, partido de Hurlingham, Gran Buenos Aires. Dos días después, el diario "El Argentino" de Chascomús publicó en extenso el sermón de Monseñor en dicha misa bajo el título "Vibrante homilía de Lefebvre".

Amados hermanos: estamos felices de poder reencontrarlos hoy, procedentes de numerosas provincias del interior de su amado país, la República Argentina, y agradecemos a Dios el habernos reunido aquí para celebrar, para escuchar la santa misa, en esta propiedad privada donde sus propietarios nos acogen tan amablemente.

Agradecemos a Dios el permitirnos celebrar la misa juntos, a fin de obrar juntos, y de poder animarlos a mantener la Fe católica.

Cuando niños, nos llevaron a recibir el Bautismo en los brazos de nuestro padrino. El sacerdote nos preguntó qué era lo que íbamos a pedir a la Iglesia. El sacerdote que nos recibió en nombre de la Iglesia nos dijo: ¿qué es lo que tú pides a la Iglesia de Dios? Estas fueron las primeras palabras que un sacerdote de la Iglesia nos dirigió cuando nuestro padrino nos llevaba en sus brazos al Bautismo. ¿Cuál fue nuestra respuesta? Nuestros padrinos respondieron en nuestro nombre: Yo pido la fe, la santa fide, y el sacerdote prosiguió preguntando: ¿qué es lo que te alcanza la fe?, respondiendo nosotros, siempre por boca de nuestros padrinos: la fe nos alcanza la vida eterna. Por eso, desde nuestros primeros pasos en la Iglesia nosotros hemos pedido a la Iglesia, la fe, la fe católica. Pues bien, pienso que estas palabras que hemos pronunciado por boca de nuestros padrinos cuando éramos niños, las repetimos toda nuestra vida, por eso pedimos a la Iglesia: ¡Dadnos la fe! Porque la fe nos da la vida eterna. Pues bien, hoy, como en el pasado, como en toda nuestra vida, nosotros se la pedimos a nuestros pastores, a la Iglesia, al Papa, a nuestros obispos, a nuestros sacerdotes, a todos los que tienen la obligación de dárnosla, de comunicárnosla; les pedimos ¡dadnos la fe católica, porque la fe católica nos da la vida eterna! Nuestra fe es: que creemos en la divinidad de nuestro Señor Jesucristo. En las últimas páginas de su Evangelio, San Juan nos dice: lo que yo les he dicho, que Jesucristo es el hijo de Dios que se ha encarnado para redimirnos y darnos la vida eterna.

Eso es nuestra fe. Nuestra fe se resume pues en la divinidad de nuestro Señor ¿Qué significa esto? Esto se resume en estas palabras: Nuestro Señor Jesucristo es Dios, y por consiguiente, por el hecho que Dios ha asumido el Cuerpo de un hombre en el seno de la Santísima Virgen María, nuestro Señor Jesucristo es nuestro Salvador, nuestro único Salvador. No tenemos otro salvador aquí abajo que nuestro Señor Jesucristo, no hay otro hombre en la tierra que nos conduzca al cielo que nuestro Señor Jesucristo. Nuestro Señor Jesucristo es el único Sacerdote, el único gran Sacerdote, el único Mediador. No hay otro Sacerdote aquí abajo que nuestro Señor Jesucristo. Todo sacerdote participa en el sacerdocio de nuestro Señor Jesucristo, y Él es nuestro Rey, el único Rey Tu solus sanctíssimus, tu solus Dominus. Sólo Él nos gobierna, y sólo Él tiene autoridad sobre los Apóstoles. Y todos los otros príncipes de este mundo, sean los que sean: reyes, emperadores, presidentes; reciben su autoridad de nuestro Señor Jesucristo. No son nada más que sus lugartenientes, no tienen autoridad por ellos mismos. La realidad de ellos es te­ner fe en nuestro Señor Jesucristo, y si la propagan entonces sí son nuestros jefes, puesto que de esta manera participan a la realeza de nuestro Señor Jesucristo.

Estamos en la obligación de constatar que desde hace quince años, se toman nuevos rum­bos que van en contra de lo que les afirmé precedentemente.

Nuestro Señor es el único Salvador

Ya desde antes del Concilio, desde mucho tiempo antes, por toda la influencia del protestantismo y del liberalismo de los últimos siglos, estos privilegios de nuestro Señor, que son de su naturaleza misma, fueron atacados, y ya no se dice que nuestro Señor Jesucristo es nuestro único Salvador, sino que se ha tendido a que se crea que Buda, Lutero, Mahoma, es decir, los jefes de las otras religiones, son también salvadores. Pero nosotros recalcamos todo lo contrario: no hay otro Salvador que nuestro Señor Jesucristo, y por eso de ninguna manera tenemos que creer que podemos ser salvados por Mahoma, Buda o Lutero. Ninguna de esas personas puede salvar a nadie. El único que lo puede hacer es nuestro Señor Jesucristo.

Y esta verdad debemos reafirmarla de modo claro, lo que no implica tener desprecio para las personas que profesan las otras religiones. Nosotros les tenemos respeto a los budistas, a los musulmanes, a los protestantes; únicamente les pedimos que se conviertan y que crean en nuestro Señor Jesucristo, que se vuelvan católicos, que se encuentren sujetos a nuestro Salvador. No les tenemos desprecio, queremos dialogar con ellos, pero de ninguna manera hacerles creer que se pueden salvar en su religión -puesto que eso es engañarlos- no es ser caritativos para con ellos. La caridad pide que nosotros demos la verdad, y nosotros queremos dar la verdad.

¿Por qué el Papa mandó misioneros a estas tierras de América del Sur? ¿Por qué nos mandó al África? ‒yo estuve durante treinta años allí‒: ¡para proclamar que hay un solo Salvador en la tierra!, y que ese no es otro que nuestro Señor Jesucristo, y por ello mismo dar el mejor servicio que podemos dar a las almas. Las almas no tienen necesidad más grata que conocer a nuestro Señor Jesucristo, saber que Él es nuestro único Salvador. ¿Para qué somos misioneros?, ¿para decirles a esos budistas, protestantes o musulmanes: está muy bien, ustedes tienen una religión buena, ustedes van a salvarse en vuestra religión como nosotros en nuestra religión católica? No. Eso no es nada más que engañar a las personas, a esas pobres personas que tienen necesidad de la realidad, necesidad de salvarse. Es por eso que el ecumenismo actual es, nada más ni nada menos, que un ecumenismo falso, que engaña a las personas que necesitan a nuestro Señor Jesucristo.          

Un ejemplo de lo que les digo es el del Cardenal de Colonia, en Alemania, que dio en su Catedral una Capilla a los musulmanes para las prácticas de su culto. En la iglesia de Marsella, de Notre Dame, Monseñor Etchegaray, presidente de la Asamblea Episcopal de Francia, ha querido también dar capillas a todas las religiones; ¡el mismo templo de Nuestra Señora de Layam! Profanación contra la cual se han levantado los fieles de esta ciudad, quienes pidieron a Monseñor Etchegaray retirar tal medida profanadora contra su santuario mariano. Imagínense que aquí, en el santuario mariano de Luján, se intente dar una capilla a los budistas, a los protestantes o a los musulmanes: ¿qué harían ustedes? No queremos profanar lo que es más caro a nuestro corazón: ¡La Santísima Virgen María, la divinidad de nuestro Señor Jesucristo! Pues bien, los fieles de Marsella, aun los que no practicaban, han hecho todo lo posible para impedir que el obispo profanara su Templo. Estos ejemplos les demuestran que este falso ecumenismo está corrompiendo los espíritus de los sacerdotes y de los obispos.

Nuestro Señor es el único Sacerdote

Otro de los privilegios de nuestro Señor que es atacado es el siguiente: Él es Sacerdote. Ahora se quiere cambiar la noción de sacerdocio en nuestro Señor, queriendo que todos los fieles sean sacerdotes por su Bautismo, y esto es absolutamente falso. El fiel no es sacerdote, eso solo se entendía en sentido simbólico. Solo el sacerdote que ha recibido el carácter por el sacramento de la ordenación, es realmente sacerdote, porque, repetimos, hay un solo Sacerdote que es nuestro Señor, y es por participación con el sacerdocio de Él, que el sacerdote recibe aquel sacramento, y que por sus palabras puede hacer venir a nuestro Señor sobre el Altar. Solo él puede hacer esta acción.

Es un gran misterio que un hombre con las sencillas palabras que pronuncia, pueda hacer bajar al Hijo de Dios sobre el Altar, como lo hizo la Santísima Virgen María cuando pronunció su Fiat. En esa oportunidad, en algún sentido Dios le obedeció. El sacerdote hace lo mismo cuando pronuncia las palabras de la consagración; hace, en algún sentido, obedecer a nuestro Señor Jesucristo, que se hace presente bajo las especies del vino y el pan. Es un privilegio increíble, inmenso. Y ahora se quiere que sea la Asamblea la que pronuncie las palabras de la consagración, bajo la falsa creencia de quienes piensan que todo el mundo es sacerdote. Esto se está haciendo en la Casa de los Padres Dominicos de Lyon en Francia, donde los fieles laicos, junto a los religiosos, están arriba del Altar y pronuncian las palabras de la consagración, diciendo que todos somos sacerdotes. Eso es una corrupción de la divinidad del Sacerdocio de nuestro Señor Jesucristo.

Nuestro Señor es el único Rey

El tercer privilegio de nuestro Señor que es atacado hoy, reside en su realeza social; el Reinado Social de nuestro Señor como lo definió perfectamente el Papa Pío XI en su Encíclica Quadragesimo Anno, la cual, debemos imperiosamente volver a leer.

Debemos constatar hoy que la misma Santa Sede pide a los Estados católicos, dejar de ser Estados católicos, que supriman en su constitución que la religión católica es la única reconocida en el Estado, es decir, que ya no se quiere más el reino de nuestro Señor Jesucristo en la sociedad.

Esto además lo podemos comprobar en la reforma de la liturgia, en la fiesta de Cristo Rey ¿Por qué razón se ha postergado la Fiesta de Cristo Rey desde el mes de octubre hasta el fin del mes de noviembre? Ello se ha hecho para mostrar que nuestro Señor reinará al fin de los tiempos, no mientras estamos aquí abajo, y que lo hará sólo cuando venga sobre las nubes del Cielo. Además, en el cambio de las palabras en la Liturgia de Cristo Rey se han suprimido dos es­trofas del himno en su honor: una sobre la familia y otra sobre la sociedad ¿Cómo se ha podido suprimir esto? Ya no se reconoce la realeza de nuestro Señor sobre las familias y la sociedad, por eso se han suprimido estas dos estrofas. Esto es un hecho, y ustedes lo pueden constatar. Basta comparar la antigua fiesta con la nueva, para darse cuenta de los cambios operados en los textos litúrgicos.

Sabemos perfectamente que ahora, la Santa Sede es favorable a la laicización de los Estados, es decir favorecen que nuestro Señor Jesucristo no reine públicamente, oficialmente, sobre los mismos. Esto es absolutamente contrario a nuestra fe católica. Repetimos que no tenemos más que un solo Rey, y eso es lo que nos debe hacer juzgar a nuestros presidentes o jefes de Estado. Ellos aceptan o no el Decálogo, aceptan o no la realeza de nuestro Señor Jesucristo. Y si ellos aceptan el Decálogo, la realeza de Cristo, entonces tienen derecho a nuestro respeto y a nuestra obediencia. En la medida que se encuentran contra del Decálogo, en la medida que legislen contra él y en la medida que ellos se crean los únicos jefes, los únicos responsables y autores de la Ley, pierden el derecho a nuestra obediencia, puesto que ellos no son los fundadores ni las fuentes del Dere­cho. Las Fuentes del Derecho están en Dios, en nuestro Señor Jesucristo, por consiguiente, en la medida que no crean en Él, y acepten únicamente los derechos del hombre, que son derechos revolucionarios, no tienen el derecho a nuestra obediencia.

Conclusión

Voy a finalizar diciendo, que nosotros debemos acatar solo la voluntad de nuestro Señor Jesucristo, quien vino a la tierra para llevarnos a la salvación. Él nos pide obedecer a sus obispos aquí abajo y ofrecer el sacrificio de la misa por intermedio de nuestros sacerdotes, y acceder a su gracia por intermedio de los Sacramentos.

Pues bien, a Él debemos someternos: a nuestro Señor Jesucristo y su Santísima Madre la Inmaculada Virgen María. A ella le pedimos, a vuestra Patrona, Nuestra Señora de Lujan, que nos haga entender quién es nuestro Señor, que nos lo haga amar y ver en Él a nuestro único Salvador.


Diario "El Argentino" de Chascomús

Martes 26 de julio de 1977

Volanta del artículo: "Durante la misa del domingo en Villa Tesei"

Fuentes: fsspx.org

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