miércoles, 14 de abril de 2021

Un vistazo a la música sacra y liturgia de la Archibasílica de Letrán en 1941

Un raro vistazo a la música de la Semana Santa y las liturgias de Pascua desde la Archibasílica de Letrán en 1941


 (Liturgical Arts Journal) Gracias a nuestros buenos amigos de la  Fundación Domenico Bartolucci tenemos este maravilloso vistazo al pasado, un vistazo inestimable a la solemnidad y belleza de las liturgias en Roma en los años inmediatamente anteriores a los cambios de la revolución de los sesenta. Las imágenes son del programa oficial de música sacra de la Archibasílica de Letrán desde la Semana Santa y la Pascua de 1941. Entre los músicos figuraban algunos contemporáneos que aún vivían en la época como Don Lorenzo Perosi. Algunos de los otros nombres más prominentes incluyen Palestrina, Vittoria, Virgili, Casimiri, Vecchi, Meluzzi, Anesio, Viadana y más, sin mencionar el canto gregoriano.  

Este folleto plegable único fue descubierto entre los documentos de los archivos personales de Domenico Cardinal Barolucci (1917-2013), un viejo amigo mío cuando vivía en Roma. P. Bartolucci recibió este programa con una carta fechada el 31 de marzo de 1941 que le envió Mons. Lavinio Virgili, director en aquellos años del coro de la Basílica de Letrán. Esta joya ofrece una visión fascinante del programa musical, mostrando un tesoro de himnos litúrgicos que abren la puerta a formas superiores de realidad espiritual. Esta música nunca debe olvidarse, especialmente porque hemos caído en un estado en el que los católicos son analfabetos musicalmente y la música profesional como esta hoy solo la escuchan personas esotéricas en salas de conciertos seculares, comúnmente divorciadas de la liturgia divina para la que fue escrita.    

Se ha dicho una y otra vez cómo la liturgia católica del pasado estaba excepcionalmente bien provista de vías de acceso a las realidades espirituales que se han perdido en el mundo moderno. Lamentablemente, en los años transcurridos desde 1941, los canales de música de buen gusto en la iglesia, como esta exhibición, se han cerrado con demasiada frecuencia por la incredulidad o sofocados por la ignorancia y los prejuicios, de modo que las liturgias modernas se han visto privadas de sus poderosos medios de expresión universal y capacidad artística superior. Es tarea del liderazgo católico de la actualidad recuperar estos canales de adoración perdidos y restaurar esta herencia a la sociedad moderna.  

Así, la auténtica música litúrgica como esta evidencia una cultura muy rica y amplia: más rica que la cultura secular moderna, porque tiene una mayor profundidad espiritual y no se limita a un solo nivel de realidad; y más amplio que el de las religiones orientales porque es más universal y multifacético. Para el hombre moderno promedio, sin embargo, es más o menos un mundo perdido y uno del cual incluso el católico moderno se ha alejado parcialmente de su ambiente secular y ha roto con tradiciones válidas de culto.

En consecuencia, los católicos de hoy tienen una doble tarea: primero, recuperar su propia herencia cultural de la música litúrgica, y segundo, comunicarla a un mundo subreligioso y neopagano. Este desafío no es tan difícil como parece a primera vista, porque muchas personas se están volviendo cada vez más conscientes de que algo falta en su mundo sin Dios y hay muchos que todavía están lejos de la creencia religiosa positiva pero que poseen una gran cantidad de conocimientos intelectuales, curiosidad por la religión y la música clásica que puede convertirse en la semilla de algo más, por la gracia de Dios. Mientras tanto, los católicos deben aceptar su posición minoritaria (de todas las clases y niveles intelectuales) y estar decididos a buscar música litúrgica de calidad en lugar de cantidad.  





¿Anti-Covid y Anti-Vacunas?

Para el que no los leyó, dejo aquí abajo los enlaces de buenos y recientes artículos para los que quieran tener una visión alternativa al tema de la pandemia y la vacuna. Dedicado especialmente para los que sientan (o les quieran hacer sentir) que para ser católico tradicional, se debe ser anticovid y antivacunas y antiremedios. Y tener que aceptar la conspiración tal como es concebida por el grupo. Uno no debe ningún carnet de católico tradicional, ni se separa de la comunión de la Iglesia, ni cae en cisma o herejía, ni se va a condenar, por no creerle, poner en duda o no escuchar en este tema a cualquier conspiranoico. Ni mucho menos. Sea libre. 

En continuidad con el excelente artículo que reprodujéramos aquí del Padre Arnaud Sélégny (FSSPX), ¿Es moralmente segura la vacuna contra el Covid-19? , ahora con la misma visión del tema, vía el blog Wanderer llegamos al equilibrado  y buen escrito del español De la Cigoña titulado Los negacionistas , y a los buenos argumentos de Roberto de Mattei en  El debate sobre la vacunación COVID-19: El profesor De Mattei responde a los críticos con 10 preguntas. Como corolario, el excelente escrito de Wanderer en Algunas aclaraciones y una reflexión: muy bueno.  


sábado, 10 de abril de 2021

Un Sábado de Gloria por la mañana

Mañana es Domínica in albis o de Quasimodo o I de Pascua o después de Pascua, Octava de Pascua. Sin embargo no nos referiremos a ello. Sino al hecho que hasta no hace muchos años los ritos litúrgicos mayores de semana santa  se hacían de mañana, así también la Vigilia Pascual se rezaba a la mañana del "Sábado de Gloria". Aún hoy hay Institutos que nada quieren en común con Bugnini ni con la Reforma de la Semana Santa que se dio bajo Pío XII. Es que da para pensar que si Pío XII hubiese visto en que terminaron los cambios litúrgicos entonces incipientes, los hubiere aprobado. 

Hoy, una semana después, es sábado de Pascua (o in albis), y los que habían sido bautizados en la Vigilia Pascual, usaban sus por ultima vez las vestiduras blancas- En Roma, por ejemplo, iban a Misa en san Juan de Letrán, donde el Papa les dirigía una meditación durante la tarde. 

Como anécdota los monjes franciscanos custodios de Tierra Santa celebran la Vigilia Pascual a la mañana. Eso si, novus ordo... 

Estando místicamente aún hoy en el propio día de la Pascua, a este Sábado de hoy (in albis) le seguirá mañana el Domingo in albis (por in albis deponendis, sacarse las vestiduras blancas).

Lo siguiente, tomado de aquí, es la narración de un fiel sobre los Sábados de Gloria tradicionales y sus gloriosas Vigilias Pascuales, precedidos de unas fotografías de una Vigilia de la década de 1940 a modo de ilustración: 

Capturas de la Vigilia Pascual de 1948 en Santiago de Chile



Letanía de los Santos. El retablo cubierto, flores en el suelo y las dimensiones del cirio pascual

Los altares están con los manteles, candeleros y cruz descubierta. Las imágenes están cubiertas con velos morados.

  En la puerta de la Iglesia, frente al brasero con el fuego esperamos a que venga el sacerdote. Ya vienen cubiertos el celebrante y diácono, con capa pluvial morada el primero y el segundo con planeta, el subdiácono con la cruz, revestido con la planeta morada, delante el turiferario con el turíbulo vacío y dos acólitos que llevan el acetre y la bandeja con los granos de incienso. El subdiácono se coloca de espaldas a la puerta y con la cruz vuelta hacia el celebrante, los acólitos a la derecha de este y el diacono a la izquierda.  Reza, sin cantar, el dominus vobiscum y las tres oraciones de bendición del fuego. Bendice los granos de incienso con la oración correspondiente. Del fuego bendito introducen  carbones en el turíbulo. El celebrante pone incienso con la bendición de costumbre, toma el hisopo, todo con los ósculos correspondientes, que lio de besos, rocía primero los granos de incienso  mientras reza en voz baja la antífona Aspergesme, Domine y después el fuego e inciensa en el mismo orden.

El diácono se quita la planeta morada y viste la dalmática blanca con el manípulo del mismo color y el subdiácono el manipulo morado. Comienza la procesión de entrada en la Iglesia, primero el turiferario y acólito que lleva los granos de incienso, después el subdiácono con la cruz, le siguen algunos sacerdotes mayores, detrás el diácono con la caña y un acólito que lleva una candela encendida al final el celebrante. En la puerta de la Iglesia el acólito enciende una vela de la caña, se arrodilla y todos con el , menos el sudiácono, y canta el Lumen Christi mirando al celebrante, respondiendo el coro Deo Gratias, esto se hace por dos veces más , en el medio y en el altar mayor, encendiendo en el trascurso las velas restantes de la caña.

Al llegar al altar mayor, el celebrante lo besa y se dirige al lado de la epístola, donde estará arrodillado en la tarima el diácono, que habrá dejado la caña cerca del cirio pascual, donde le pide la bendición para cantar el Exsultet, Iube domne, etc, Dominus sit in corde tuo etc. El diácono se dirige al atril que esta en el lado del evangelio, inciensa el libro y canta el exsultet. Después de las palabras Curva Imperia, el diácono fija los granos benditos de incienso en el cirio en forma de cruz. Al llegar a las palabras rutilans ignis accendit, el acólito enciende el cirio con una de las velas de la caña, inclinando está, y después las del altar mayor y luces de la Iglesia. Como verán el Exsultet es un canto vivo, las palabras cobran vida con los gestos.

El celebrante con casulla morada y manípulo, los ministros con planeta del mismo color, rezan sumissa voce las doce profecias, mientras un tenor lector estupendo las canta, están como en el introito de la Misa. El diácono canta el Flextamus genua y el subdiacno el levate.

Terminadas estas se dirigen al Baptisterio, con toda solemnidad, cruz cirios etc, revestido de pluvial morado el celebrante y los ministros con planeta sin manípulos. En la puerta de la capilla el celebrante canta el Dominus vobiscum, la oración Dominus sempiterne Deus, entran en el baptisterio y puesto de frente a la cruz , quedando la fuente en el medio, canta el dominus vobiscum y la oración, a modo de prefacio. Dividida el agua en forma de cruz con la mano derecha extendida después de las palabras Gratiam de Spiritu Sancto. Al Per Deum vivum, forma tres cuces in aere sobre la fuente. Después a las palabras Cuius Spiritus super te ferebatus, derrama un poco de agua fuera de la fuente, hacia las cuatro partes del mundo. Las palabras Haec nobis praecepta las dice el celebrante en voz alta sin canto y hace tres cruces con el aliento sobre el agua. Toma después el cirio y mientras canta en tono prefacio, a las palabras descendat in hanc plenitudinem, lo introduce por tres veces en el agua. En la última vez que lo introduce, sin sacarlo, sopla en forma de cruz en el agua. Después un acólito llena el hisopo de esta agua y las pilas de la entrada. Hecha el celebrante , en forma de cruz, en el agua el Oleo de los Catecúmenos diciendo en voz alta Sanctificetur etc y el Santo Crisma diciendo Infussio.

Se entonan las Letanias de los Santos, se dirigen al altar mayor, se quitan el pluvial el celebrante y los ministros las planetas. Se postran en tierra durante el resto de las letanías. Al peccatores se levantan y se revisten con ornamentos blancos para la Misa que se desarrolla more sólito.

Las imágenes se descubren durante el Gloria de la Misa.

miércoles, 7 de abril de 2021

¿Es moralmente segura la vacuna contra el Covid-19?

Intro S.I.M.: Pareciera que los más fervorosos tradicionalistas combaten hoy también, en el nivel de una bandera legítima cuasi de fe, la inexistencia del covid o que su existencia no es riesgosa, y más aún, que las vacunas son inmorales, abortistas, asesinas por lo menos... (también se afirma que son la marca de la bestia, etc). Y se la vincula al llamado "gran reinicio", etc. Se ha aplicado todas las categorías parusíacas  y apocalípticas a la vacuna del covid. En este blog también hemos publicado colaboraciones afines de personas que admiramos. Pero no nos termina de cerrar que la lucha del tradicionalismo católico sea la lucha contra una vacuna. Al menos hoy. Y eso nos lleva a un sacerdote tradicionalista que trata la cuestión moral de las vacunas contra el covid, cuyo artículo reproducimos. Y esperamos ganarnos muchísimos amigos...!

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¿Es moralmente segura la vacuna contra el Covid-19?

Padre Arnaud Sélégny (FSSPX)


San Luis cuidando a las víctimas de la peste, Louis Testelin el Viejo

Ahora que varios fabricantes han anunciado la elaboración inminente de una vacuna contra el Covid-19, han comenzado a circular diversos rumores en torno a estos productos afirmando la imposibilidad moral de utilizarlos.

La situación farmacéutica es extremadamente compleja y cambiante. Hasta la fecha, hay por lo menos 32 vacunas diferentes en fase de desarrollo, basadas en 4 métodos de diseño distintos.

El presente artículo se ocupa exclusivamente de la respuesta a esta cuestión moral: tomando como base concreta el funcionamiento de una vacuna y la manera en que es elaborada, ¿es posible utilizar cualquiera de estas vacunas sin cometer pecado?

Cada quien es libre de opinar sobre el origen del Covid-19, sobre la forma en que se ha manejado en tal o cual parte, sobre la política de vacunación de un país determinado, sobre la vacunación en general; pero ninguno de estos elementos modifica la conclusión moral proporcionada aquí.

Este artículo está conformado por tres partes, necesarias para comprender el juicio moral realizado.

San Sebastián atendido por Santa Irene, Georges de La Tour

martes, 6 de abril de 2021

El apóstol del infierno llamado a juicio: muere Hans Küng

Hoy martes de Pascua: uno de los apóstatas más peligrosos, notorios y prolíficos del mundo ha sido llamado a juicio.

Estamos hablando del teólogo suizo P. Hans Küng. Según los informes , el famoso "crítico de la iglesia" murió mientras dormía el 6 de abril de 2021 en su casa de Tübingen, Alemania.

Nacido el 19 de marzo de 1928, Kung fue ordenado sacerdote para la diócesis de Basilea, Suiza, el 10 de octubre de 1954, claramente uno de los errores más fatídicos de la historia eclesiástica.

El Santo Oficio bajo el Papa Pío XII se dio cuenta de Kung de inmediato. Aunque su negación de la Fe se hizo más tarde manifiesta y tenaz, Kung siempre fue un sacerdote en buena posición con su diócesis. Enseñó “teología” en la Universidad de Tübingen desde 1960.

Junto con el P. Joseph Ratzinger ( el p. Kung fue uno de esos “expertos en teología” vestidos con traje y corbata en el Concilio Vaticano II Modernista  (1962-65) , llamado a su papel de asesor como un “teólogo católico” competente por el “Papa” Juan XXIII . Por el contrario, la entonces ortodoxa Universidad Católica de América emitió un interdicto contra Kung en 1963 por su conferencia "La Iglesia y la Libertad". Aunque Ratzinger y Kung siguieron caminos teológicos separados, Ratzinger prefirió un Modernismo más moderado (que, siendo moderado y por lo tanto no tan fácilmente identificable, es en realidad  más peligroso, como lo muestra el P. Felix Sarda en  Liberalismo es pecado), mientras que Kung decidió ir a toda máquina y razonar los principios modernistas hasta sus conclusiones lógicas.

Debido a su actuación en el consejo, Mons. Joseph Fenton llamó a Küng "el rey de los frutos secos" en su diario personal . Pero Fenton también habló en público contra Kung, como en este artículo:

“La Curia Romana y el Concilio Ecuménico” por Mons. Joseph Clifford Fenton (1963)

A principios de la década de 1970, Kung se había convertido en un notorio negacionista del dogma de la infalibilidad papal tal como se definió en el Concilio Vaticano I en 1870. Su libro de 1971 ¿Infalible? Una investigación, generó una controversia incalculable. Después de numerosas disputas con la  Congregación para la Destrucción de la Fe , el 15 de diciembre de 1979, el Prefecto de la Congregación, el "Cardenal" Francis Seper, declaró que varios de los libros de Kung contenían errores incompatibles con los católicos, ¡incluso del Novus Ordo! - enseñando y anunció que a Kung ya no se le permitía enseñar teología bajo el nombre de “católico” y no podía ser considerado un teólogo católico (ver Novus Ordo  “Acta Apostolicae Sedis”  72 [1980], pp. 90-92).

A pesar de sus claras herejías y la peligrosa influencia que tenía como profesor universitario activo, el Vaticano nunca excomulgó a Kung, no lo suspendió y ni siquiera le quitó sus facultades sacerdotales. El efecto fue que Kung continuó enseñando como antes en la misma universidad, aunque ya no como parte de la facultad "católica". En cambio, se convirtió en profesor de teología "ecuménica". El mundo secular lo ha aclamado durante mucho tiempo como un valiente “católico rebelde” y con frecuencia lo ha consultado sobre cuestiones católicas “controvertidas” como una “voz crítica de la razón” contra (lo que ellos percibían) el Vaticano de línea dura militante.

El 26 de septiembre de 2005, un “Papa” recién elegido Benedicto XVI (Ratzinger) se reunió con Kung en el Vaticano para una charla, y una charla es realmente todo lo que fue. Kung describió la reunión como "muy alegre" y sin "reproches, sin polémicas" de Ratzinger (ver la cobertura de la reunión de John Allen  aquí ). Esto no sorprendió a quienes conocían al verdadero Joseph Ratzinger, a diferencia del rostro pseudo-tradicionalista que le pusieron sus porristas en  The Remnant  & Co., porque en su libro Salt of the Earth de 1996 Ratzinger ya había dicho sobre Kung: “Respeto su camino, que toma de acuerdo con su conciencia…” (Ignatius Press, p. 96). Con "su camino", Ratzinger se refería precisamente a los puntos de vista teológicos que Kung había desarrollado contra la doctrina católica (incluso el Novus Ordo) (véanse las págs. 95-96).

Cuando Jorge Bergoglio se convirtió en "Papa Francisco" en 2013, Kung rápidamente reconoció un espíritu afín en el nuevo "Santo Padre". Respaldó la primera exhortación de Francisco, Evangelii Gaudium , y dijo que ya no había razón para ser un "crítico del Papa" ahora:

Hans Kung respalda al “Papa Francisco” - 'Nuff Said! (2013)

Hans Kung da la bienvenida a Francisco “Evangelii Gaudium” (2013)

Hans Kung ya no es el "Papa crítico", encuentra a Francisco asombroso (2014)

No es de extrañar que Francisco, él mismo un apóstata, le diera a Küng un "permiso" explícito para disputar libremente el dogma católico de la infalibilidad papal:

Hans Küng: Francisco permite una discusión libre sobre el dogma de la infalibilidad (2016)

En diciembre de 2013, la revista alemana Der Spiegel  entrevistó a Kung y le preguntó si iba al cielo, considerando que tiene fama de hereje. La respuesta de Kung fue presuntuosa de su salvación eterna, negó la existencia del infierno y, por supuesto , rechazó la idea de que es un hereje:

SPIEGEL: Profesor Küng, ¿irá al cielo?

Küng: Bueno, ciertamente eso espero. [Alemán: "Das hoffe ich doch sehr". Comentario de NOW: La forma en que está redactada la respuesta en alemán sugiere no la virtud teológica de la esperanza, sino una presunción de que él es merecedor del cielo y sería una afrenta para él si no fuera admitido. ]

SPIEGEL: Lo que indicaría que irá al infierno [en su lugar] es que es un hereje a los ojos de la Iglesia.

Küng: No soy un hereje, sino un teólogo reformista crítico que, a diferencia de muchos de sus críticos, no usa la teología, la liturgia y el derecho canónico medievales como estándar, sino el Evangelio.

SPIEGEL: ¿Existe siquiera el infierno?

Küng: Toda la charla sobre el infierno es una advertencia de que un hombre puede perder por completo el significado de su vida. No creo en un infierno eterno.

SPIEGEL: Si el infierno significa perder el sentido de la vida, entonces esa es una concepción bastante terrenal.

Küng: Sartre dice que el infierno son otras personas. Los hombres hacen su propio infierno, por ejemplo en guerras como en Siria o también en un capitalismo sin escrúpulos.

(Hans Kung,  "Ich hänge nicht an diesem Leben " ,  Der Spiegel , 9 de diciembre de 2013; subrayado agregado; nuestra traducción).

Hacia el final de su vida, Kung estaba pensando en suicidarse, ya que gradualmente se estaba quedando ciego y ya no podía leer y escribir correctamente:

El apóstata Hans Kung se queda ciego y reflexiona sobre el suicidio por eutanasia

La muerte de Küng es un recordatorio importante para todos nosotros que no importa cómo “sin fin” e incluso la carrera de alguien con éxito de la apostasía parece ser, con el tiempo se hace final. Todo lo terrenal debe terminar, y así como Kung ahora ha muerto después de 93 años en esta tierra, la Secta Novus Ordo un día colapsará y todas sus herejías y blasfemias dejarán de existir.

Así también para cada uno de nosotros. Todos nos encontraremos, tarde o temprano, ante el Juez todo justo: “Por tanto, cada uno de nosotros rendirá cuentas a Dios por sí mismo” (Rom 14, 12).

Cuán aleccionadoras son las palabras de la secuencia Dies Irae que la Santa Madre Iglesia recita en las Misas de Réquiem :

¿Qué debo suplicar, hombre frágil?

¿Quién intercede por mí,

cuando hasta los justos necesitan misericordia?

Fuente : Novus Ordo Watch

¿'Iglesia de Judas'? ¿'Iglesia de Satanás'?

Ver el reciente post previo relacionado: ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!
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¿'Iglesia de Judas' o 'Iglesia de Satanás'?

El periódico de la Santa Sede, L'Osservatore Romano , dedicó las tres primeras páginas de su edición del Jueves Santo a elogiar a Judas Iscariote.

En un editorial de primera página, titulado "Judas y el escándalo de la misericordia", Andrea Monda explica que el órgano del Vaticano decidió este año honrar la figura "más trágica e inquietante" del Evangelio.

El editor, probablemente obedeciendo una orden del Papa Francisco, optó por publicar en su primera página la reproducción de una imagen, arriba y abajo de la primera fila , que presenta a un Jesús desnudo inclinado y ministrando tiernamente a un Judas muerto.

Monda explica que el autor de esta pintura es un católico francés que quedó impresionado por las palabras de Francisco alabando al Traidor en su libro When You Pray. El artista imagina que después de que Jesús fue crucificado, Él habría vuelto a la vida inmediatamente, habría ido a la higuera, bajó el cuerpo de Judas y lo ministró. Morsa también informa que Francisco amaba tanto esta pintura que la ha colocado en la pared detrás de su escritorio junto con otra que representa a Judas.

Las páginas interiores del periódico del Vaticano cuentan con un sermón del P. Primo Mazzolari diciendo que cree que Judas fue perdonado por Nuestro Señor; un breve comentario del Card. Carlo Maria Martini sobre el sermón de Mazzolari, diciendo que cada uno de nosotros puede tener un Judas dentro de sí mismo; un texto de Giovanni Papini que sostiene que Judas debe haber tenido un motivo oculto para traicionar a Cristo porque 30 monedas de plata no valían tanto; y un texto de Giuseppe Berto personificando a Judas que afirma que Jesús le debe su glorificación.

En las últimas décadas, esta es la primera vez, hasta donde sabemos, que L'Osservatore Romano ha promocionado a Judas Iscariote en sus tres primeras páginas. Parece la inauguración de un nuevo santo y el lanzamiento oficial de la "Iglesia de Judas" un Viernes Santo, el día (de la consumación) de su traición ...

La defensa de Judas se ha hecho en nombre del abismo de la misericordia de Dios. Entonces vemos que ahora la Divina Misericordia, contra toda la evidencia bíblica, también se aplica al criminal más infame de la Historia.

¿Estamos lejos del día en que se aplicará la misma misericordia a otro Gran Traidor, Satanás? ¿No parece que el lanzamiento semioficial por parte del Vaticano de la "Iglesia de Judas" es el preludio de la próxima "Iglesia de Satanás"?


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Fuente: T.I.A.

sábado, 3 de abril de 2021

viernes, 2 de abril de 2021

Todo está cumplido


 * * * * * * *

De San Agustín: 

1 - "Me protegisteis, Dios mío, contra la conspiración de los malvados y contra la multitud de los que obran la iniquidad”. Contemplemos ahora al que es nuestra Cabeza. Muchos mártires padecieron también tormentos semejantes; pero sobre todos resplandece el que es la cabeza de los mártires. En Él vemos mejor lo que ellos padecieron. Fue protegido contra la multitud de los perversos; protegióse Dios a sí mismo, protegiendo a su propia carne y a la humanidad que había asumido, porque es juntamente Hijo del Hombre, e Hijo de Dios. Hijo de Dios por la naturaleza divina; Hijo del hombre por la naturaleza de siervo, teniendo poder para dar su vida, y para volverla a tomar. ¿Qué le pudieron hacer los enemigos? Le quitaron la vida del cuerpo, pero no la del alma. Consideradlo bien; habría sido poco para el Señor exhortar a los mártires de palabra, si no les hubiese fortalecido con el ejemplo.

R. Como a un ladrón, salisteis a prenderme con espadas y palos.

* Cada día estaba entre vosotros en el templo, y no me prendisteis y he aquí que, azotado, me lleváis a crucificar.

V. Y como hubiesen prendido a Jesús, y le detuvieran, les dijo.

R. Cada día estaba entre vosotros en el templo, y no me prendisteis y he aquí que, azotado, me lleváis a crucificar.

2 - Sabéis ya cuál era la conspiración de los malignos Judíos, y cuál era la multitud de los que obran la iniquidad. ¿Qué iniquidad? No otra sino la de querer dar la muerte a nuestro Señor Jesucristo. “Tantas obras buenas, les dijo, os he mostrado: ¿por cuál de ellas queréis darme la muerte?”. Acogió con paciencia a todos sus enfermos, curó a todos sus dolientes, les predicó el reino de los cielos, no guardó silencio sobre sus vicios, a fin de inspirarles el horror de estos vicios y no el odio del médico que les curaba. Pero, desagradecidos a todas estas curaciones del Señor, frenéticos como en un exceso de fiebre, delirando contra el médico que había venido a curarles, maquinaron el medio de perderle; como queriendo probar de este modo si era realmente hombre que pudiese morir, o si en Él había algo superior al hombre, que le eximiese de la muerte. Por el libro de la Sabiduría de Salomón conocemos su palabra: “Condenémosle, dicen, a la muerte más afrentosa, pues que según sus palabras será Él atendido. Si en verdad es el Hijo de Dios, éste le librará”.

R. Después que los Judíos crucificaron a Jesús, sobrevinieron densas tinieblas; y cerca de la hora nona Jesús exclamó con gran voz: Dios mío, ¿por qué me habéis desamparado?

* Y habiendo inclinado la cabeza, exhaló el espíritu.

V. Clamando Jesús con gran voz, dijo: Padre, encomiendo mi espíritu en tus manos.

R. Y habiendo inclinado la cabeza, exhaló el espíritu.

3 - "Afilaron sus lenguas como una espada”. No digan los judíos: “No dimos la muerte a Cristo”. Le entregaron al juez Pilato para significar que no eran responsables de su muerte. Al decir Pilato: “Quitadle vosotros la vida", respondieron: “A nosotros no nos es lícito matar a nadie”. Querían que se imputase la atrocidad de su delito al juez; pero ¿engañaban a Dios que también es juez? Pilato fue cómplice, pero mucho menos culpable que los judíos. Insistió cuanto pudo para librarle de sus manos; por esto, después de azotarle, le puso a la vista de ellos. No mandó azotar al Señor para atormentarle, sino para satisfacer el furor de los Judíos, para que viéndole azotado, se aplacasen, y desistiesen de pedir su muerte. Pero obstinándose ellos, se lavó las manos, y dijo que no era él quien le condenaba, y que era inocente de su muerte. Y le sentenció a muerte. Si él fue reo, porque le condenó, aunque con repugnancia ¿serán inocentes los que le obligaron a hacerlo? De ningún modo. Pilato sentenció a Jesús, y le mandó crucificar, y se puede decir que le dio muerte. Pero vosotros, judíos, le disteis la muerte. Y ¿cómo le matasteis? Con la espada de la lengua, ya que afilasteis vuestras lenguas. ¿y cuándo le heristeis, sino cuando clamasteis: Crucifícale, crucifícale?

R. Entregué mi alma muy amada en poder de los inicuos; y el pueblo que era mi heredad, fue para mí como un león en la selva, el enemigo dio voces contra mí, diciendo: Juntaos, y apresuraos a devorarle; me pusieron en un desierto solitario, y lloró por mí toda la tierra;

* Porque no se halló quien quisiera reconocerme y ampararme.

V. Se levantaron contra mí hombres sin piedad, y no perdonaron mi vida.

R. Porque no se halló quien quisiera reconocerme y ampararme.

(sin Gloria)

R. Entregué mi alma muy amada en poder de los inicuos; y el pueblo que era mi heredad, fue para mí como un león en la selva, el enemigo dio voces contra mí, diciendo: Juntaos, y apresuraos a devorarle; me pusieron en un desierto solitario, y lloró por mí toda la tierra; * porque no se halló quien quisiera reconocerme y ampararme.

(Del Oficio de Tinieblas - Viernes Santo - Breviario Romano)

jueves, 1 de abril de 2021

VELAD Y ORAD

 Entonces les dijo: «Mi alma siente una tristeza de muerte. 

Quédense aquí, velando conmigo».

Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: «Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya».

Después volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo. Jesús dijo a Pedro: «¿Es posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera una hora?

Estén prevenidos y oren para no caer en tentación, 

porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil».

(S.Mt.26, 38-41)


R. Una hora non potuístis vigiláre mecum, qui exhortabámini mori pro me?
* Vel Judam non vidétis, quómodo non dormit, sed festínat trádere me Judǽis.
V. Quid dormítis? súrgite, et oráte, ne intrétis in tentatiónem.
R. Vel Judam non vidétis, quómodo non dormit, sed festínat trádere me Judǽis.


R. ¿No pudisteis velar una hora conmigo, 
vosotros que os exhortabais a morir por mí?
* ¿Acaso no veis a Judas cómo no duerme, 
sino que se apresura a entregarme a los Judíos?
V. ¿Por qué dormís? Levantaos y orad, 
para que no sucumbáis a la tentación.
R. ¿Acaso no veis a Judas cómo no duerme, 
sino que se apresura a entregarme a los Judíos?

(Responsorio Jueves Santo - Breviario Romano)

SOBRE EL DEICIDIO

Repost 

«Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: “Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de vosotros”. Y TODO el pueblo respondió: “Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos”». (San Mateo, XXVII: 24-25) 


San Alfonso María de Ligorio escribió sobre este pasaje de la Pasión de Cristo: 


«Cuando un inocente es condenado, no hay límites al castigo; sino que lo dejan en manos de sus enemigos, para que puedan hacerlo sufrir y morir como les plazca. ¡Pobres judíos! Vosotros atrajisteis una terrible maldición sobre vuestras cabezas al decir: “Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos”, y esa maldición, raza miserable, la lleváis hasta el día de hoy, y al Final de los Tiempos recibiréis el castigo de esa sangre inocente. ¡Oh, Jesús mío! Ten misericordia de mí, que por mis pecados he sido también la causa de tu muerte. Yo no seré obstinado como los judíos; sino que lloraré el mal trato que Te he dado. ¡Yo te amaré, por siempre, por siempre, por siempre!». (La Pasión y Muerte de Jesucristo, Meditación octava, parte II). 

* * * * * * *


El Concilio, queriendo extender su idea ecuménica a todas las religiones, e incluso al judaísmo, ha rechazado toda la Tradición eclesiástica.

Pero para poder hacerlo, ha falsificado la Sagrada Escritura.

 
En lo referente a los judíos, la falsificación de la Revelación y el rechazo de la Tradición se refieren a tres puntos esenciales: la alianza, el deicidio y el llamado antisemitismo.

Para poder comprender bien lo que se ha hecho, conviene ante todo hacer una distinción respecto al pueblo judío.

“Israel” puede entenderse en dos sentidos:

1) el Israel Espiritual, pueblo de Dios del Antiguo Testamento hasta el tiempo de Nuestro Señor Jesucristo. Su misión era preparar la venida del Mesías, en quien hallaría su perfeccionamiento.

De éste Israel, es continuación la Iglesia de Jesucristo, única heredera legítima y exclusiva de su patrimonio y misión sagrados.

 2) el Israel Carnal, que materializó, carnalizó, la promesa de Dios y la noción misma del Mesías y que, por lo tanto, prevaricó, rechazándolo en su primera Venida.

En éste Israel carnal podemos distinguir, a su vez, otras dos realidades:

a – El pueblo judío a partir de Cristo, pueblo llamado a la conversión, al bautismo, como todos los demás pueblos, pero con más urgencia y con una dilección particular a causa de su patrimonio único, y con mayor cuidado a causa de su rebelión y patrimonio actual.

b – El judaismo talmúdico: la religión actual de los judíos, aquella que no sólo ha rechazado al Mesías y cometido el deicidio, sino que persigue a su Cuerpo Místico, la Iglesia, como usurpadora de su patrimonio sagrado.

Los judíos talmúdicos siguen el Talmud: interpretación rabínica de la Ley Mosaica y código civil judío.

 La Iglesia honra al Israel espiritual, puesto que le continúa y es su heredera.

La Iglesia ama al Israel carnal llamado a la conversión, busca a los hijos de ese pueblo como a sus hijos mayores, rebeldes pero aún amados.

La Iglesia defiende su propia razón de ser y sus derechos contra las pretensiones del judaismo talmúdico, contra su odio y sus persecuciones.

El Concilio quiere a todo precio, reconciliar a la Iglesia con el judaismo talmúdico. Para esto, camufló esta reconciliación asimilándola a la conversión del pueblo judío y fundamentándola sobre el reconocimiento de la herencia común con el Israel espiritual.

En otras palabras, el Concilio, sin hacer las debidas distinciones entre Israel espiritual e Israel carnal, y entre pueblo judío a convertir y judaismo farisaico y talmúdico, identifica estos dos últimos y les atribuye los beneficios espirituales del pueblo elegido (Israel espiritual), heredados por la Iglesia Católica.

De este modo, busca la unidad sobre una base religiosa común que supone aun existente, pero que de hecho, debido a la prevaricación de Israel, ya no existe.

Para ello, debe desmentir, silenciar o condenar todo aquello que niegue o se oponga a tal pretendida base religiosa común.

Juan Pablo II en su visita del 13 de abril a la sinagoga de Roma, reafirmó esta intención: los tres puntos que quiso destacar, del n.4 del documento Nostra Aetate, señalan la falsificación de la Revelación y el abandono de la Tradición respecto a la Alianza, al deicidio y al antisemitismo.

Allí dijo:

“La religión judía no nos es extrínseca, sino que en cierto modo es intrínseca a nuestra religión. Por lo tanto, sois nuestros hermanos predilectos, y en cierto modo, se podría decir, nuestros hermanos mayores.“

Más adelante:

“A los judíos, como pueblo, no se les puede imputar culpa alguna atávica o colectiva por lo que se hizo en la Pasión de Jesús…”

“Por lo tanto, resulta inconsistente toda pretendida justificación teológica de medidas discriminatorias o, peor todavía, persecutorias.”

De donde se sigue como consecuencia:

“No es lícito decir que los judíos son reprobos o malditos… “, sino que, más aun, hay que decir, citando a San Pablo, “que los judíos permanecen muy queridos por Dios, que los ha llamado a una vocación irrevocable.”

 Lo que compromete todo este hermoso andamiaje del Concilio Vaticano II es la Cruz. Importuna, comprometedora Cruz de Cristo, escándalo para los judíos.

El Concilio ha trabajado mucho para evacuarla. En su prurito de amistad judaica, ha tratado de establecer la inocencia del judaismo en este negocio.

La redacción de 1964 del documento Nostra Aetate prohibía decir que los judíos son culpables de deicidio.

Las palabras fueron retiradas de la redacción definitiva.

Ahora bien, en virtud de la unión hipostática, Aquel que ha sido crucificado en su naturaleza humana, es una Persona divina.

Hubo por lo tanto deicidio.

Entonces, hay que demostrar que no fueron los judíos.

El Concilio los lava de esta acusación en tres movimientos:

Primero, sólo algunos de entre ellos estuvieron en el Gólgota.

Segundo, no lo hicieron expresamente ni perfectamente conscientes.

Tercero, son nuestros pecados, los pecados de todos los hombres, los que han causado la muerte de Cristo, y no los judíos.

La falsificación del evento y de su misterio es increíble.

Leamos lo que dice el mismo Concilio:

“Aunque las autoridades de los judíos con sus seguidores reclamaron la muerte de Cristo, sin embargo, lo que en su Pasión se hizo no puede ser imputado, ni indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy. Y si bien la Iglesia es el nuevo pueblo de Dios, no se ha de señalar a los judíos como reprobos de Dios y malditos, como si esto se dedujera de las Sagradas Escrituras.”

Juan Pablo II dijo:

“A los judíos como pueblo no se les puede imputar culpa alguna atávica o colectiva por lo que se hizo en la Pasión de Jesús… Ni indistintamente a los judíos de aquel tiempo, ni a los que han venido después, ni a los de ahora…”

“Ni indistintamente”, es decir, no sin distinción.

Es claro que no se puede atribuir la muerte de Cristo indistintamente a todos los judíos.

Pero, ¿por qué el Concilio y el Papa no hacen las distinciones necesarias y señalan cuáles son los judíos culpables?

Por otra parte, el “indistintamente”, ¿recae también sobre los “judíos de hoy”?

Evidentemente que no. De haber querido decir eso el Concilio y Juan Pablo II tendrían que haberse expresado así: “… lo que en su pasión se hizo no puede ser indistintamente imputado ni a todos los judíos que entonces vivían ni a los judíos de hoy”.

Entonces, para el Concilio y para Juan Pablo II los judíos de hoy no son para nada culpables del deicidio.

Ya veremos que no puede ser sostenida tal doctrina.

 Una vez más, se rechaza toda la Escritura y la Tradición.

Juan Pablo II reafirmó esta mala doctrina en su discurso en la Sinagoga. Ellos lo quieren y así lo afirman; rechazan toda la enseñanza formal del Evangelio de San Juan y de las Actas de los Apóstoles.

La Sagrada Escritura atestigua bien el endurecimiento de todo este pueblo, que permanece solidario a sus autoridades que condenaron a Jesús y a la turba que aplaudía su muerte.


Lejos de arrepentirse, los judíos de ese tiempo, y todos los judíos de todos los tiempos, excepto los convertidos, han suscripto a este evento en la medida de su conocimiento.

He aquí la única distinción, ¡que el Concilio y Juan Pablo II no hacen!

Imputarles pues el deicidio, es confesar el hecho.

Veamos lo que nos dice el Evangelio de San Juan para que pueda servir como material de estudio en este tema: V, 15-18; VII, 1, 19, 25-26, 30, 44; VIII, 37, 39-40, 44, 59; X, 31-33, 39; XI, 49-50, 53; XII, 9-10; XVIII, 3, 12-14, 28, 31-32, 35; XIX, 6-7, 14-16.

Podemos ver también San Mateo XXVII, 20-26; San Lucas XXIII, 20-25; Act II, 22-23, 36; III, 13-15; IV, 8-12; V 28-32; VII, 51-53; XII, 26-29.

Leamos los textos más importantes:

Jn.XIX, 6-7:

“Luego que los pontífices y sus ministros le vieron, alzaron el grito, diciendo: Crucifícale, crucifícale. Diceles Pilato: Tomadle vosotros y crucificadle, pues yo no hallo en El crimen. Respondiéronle los judíos: Nosotros tenemos una ley, y según esta ley debe morir, porque se ha hecho Hijo de Dios.”

 

Mt. XXVII, 20-26:

“Entre tanto, los principes de los sacerdotes y los ancianos persuadieron al pueblo a que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús. Volvió a preguntarles el presidente: ¿A quién de los dos queréis que suelte? Respondieron ellos: A Barrabás. Replicoles Pilato: Pues, ¿qué mal ha hecho? Mas ellos comenzaron a gritar más, diciendo: Sea crucificado. Al ver Pilato que nada adelantaba, antes bien que cada vez crecía el tumulto, mandó traer agua agua y se lavó las manos a la vista del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de éste justo; allá os lo veáis vosotros. A lo cual respondiendo todo el pueblo, dijo: Recaiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos. Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle hecho azotar, le entregó en sus manos para que fuese crucificado.”

 

Lc XXII, 20-25:

“Hablóles nuevamente Pilato, con deseo de libertar a Jesús. Pero ellos se pusieron a gritar, diciendo: Crucifícale, crucifícale. El, no obstante, por tercera vez les dijo: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Yo no hallo en El delito ninguno de muerte; asi que, después de castigarle, le daré por libre. Más ellos insistían con grandes clamores pidiendo que fuese crucificado; y se aumentaba la gritería. Al fin Piloto se resolvió a acceder a su demanda. En consecuencia dio libertad, como ellos pedían, al que por causa de homicidio y sedición había sido encarcelado, y a Jesús le abandonó al arbitrio de ellos.”

 

Jn.XIX, 14-16:

“Era entonces la Preparación de Pascua, cerca de la hora sexta, y dijo a los judíos: Aquí tenéis a vuestro rey. Ellos, empero, gritaban: Quita, quítale de en medio, crucifícale. Díceles Piloto: ¿A vuestro rey he de crucificar? Respondieron los pontífices: No tenemos rey sino el César. Entonces se los entregó para que le crucificasen. Apoderáronse, pues, de Jesús, y le sacaron fuera.”

 

Act. II, 22-23, 36:

“¡Oh hijos de Israel! Escuchadme ahora: A Jesús de Nazareth, hombre autorizado por Dios a vuestros ojos con los milagros, maravillas y prodigios que Dios por medio de El ha hecho entre vosotros, como como todos sabéis, a este Jesús, dejado a vuestro arbitrio por una orden expresa de la voluntad de Dios y decreto de su presciencia, vosotros le habéis hecho morir, clavándole en la cruz por mano de los impíos…” “Persuádase, pues, certisimamente toda la casa de Israel, que Dios ha constituido Señor y Cristo a éste mismo Jesús al cual vosotros habéis crucificado.”

 

La ignorancia no excusa a los judíos del deicidio. Santo Tomás de Aquino ya respondió a esta objeción hace más de 700 años (cfr. Suma Teológica, parte III, cuestión 47, art. 5, ad3)

Los judíos son deicidas, pero ¿qué judíos y en qué proporción?

En la exactitud y claridad con que sea resuelto este interrogante, se halla toda la verdad del tema que estamos analizando.

Justamente cuando se ha querido introducir el equívoco, es preciso iluminar el error con la verdad.

 

Para responder con precisión, hay que atender a la presencia y vinculación del pueblo de Israel con la causa condenatoria de Jesús.

En cuanto a la presencia, son responsables los jefes, los Pontífices, como instigadores morales, y el pueblo como nación, considerado no en cuanto a su totalidad numérica pero sí en su totalidad global y solidariamente comprometida en la iniquidad de sus jefes. (Jn XVIII, 35, XIX, 15; Mt XXVII, 25).

 

Esas mismas frases indican, además, una solidaridad nacional no sólo entre el pueblo de Israel presente y actor de los hechos, sino también con el ausente y posterior a ellos. Entre uno y otro hay una relación de continuidad moral voluntariamente aceptada, cuyo vínculo de unión es la ley de Moisés.

En virtud de la obediencia y sujeción a la Ley, todo aquel pueblo judío de entonces, representado jurídicamente por sus autoridades, estuvo moralmente unido e implicado en la responsabilidad del deicidio.

Del mismo modo, todo el pueblo judío actual que se considera unido y formando un todo con aquel en virtud de la Ley, queda comprometido en idéntica responsabilidad moral: “Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir.”

Para no caer bajo esa acusación y culpa, deben desligarse positivamente del vínculo de la Ley y repudiar lo que en virtud de ella hicieron sus mayores al condenar a muerte a Jesús.

Si el pueblo de Israel actual acata todavía esa ley (en virtud de la cual Cristo fue condenado a muerte como blasfemo), lógicamente tiene que admitir también su aplicación particular al caso de Nuestro Señor Jesucristo.

Con lo cual todos los que se consideran sujetos a la Ley son, en alguna manera, voluntariamente deicidas, aunque en muy diversa proporción (depende del conocimiento y del consentimiento).

Otra forma de ver esta vinculación nacional en el hecho del deicidio, es a través de la solidarización que se hace del pueblo judío en todo lo que puede contribuir a engrandecerle y magnificarle a los ojos del mundo. Si la revelación, la fe, la elección, la adopción, la gloria y las promesas se aplican y convienen al pueblo a quien Dios hizo la promesa, es preciso no olvidar que, por lo mismo que ha renegado de Cristo (objeto de la promesa), está sujeto a la maldición de la Ley (Gal III, 7-10) y a las maldiciones del mismo Jesús (Mt XI, 10-24; Mt XXIII, 1-36; Lc XI, 37-52).

Así como la bendición y la gloria corresponden al pueblo que se mantuvo fiel a la promesa, así la maldición y la condenación se aplican al que, todavía después de casi dos mil años, sigue aferrado a la perfidia de sus mayores.

De su error el Concilio concluye:

“Los judíos no deben ser presentados como reprobados por Dios y malditos, como si esto se siguiese de la Sagrada Escritura.”

La Iglesia siempre ha recordado que ninguna persona es maldita o reprobada aquí abajo, sino que está llamada a convertirse y entrar en la Iglesia por el bautismo.

Pero aquello que el Concilio quiere sugerir y hacer creer como la justa interpretación de las Escrituras, es otra cosa: que el judaísmo oficial y colectivo, la nación judía, la Sinagoga, ha podido cometer el crimen de deicidio, ha podido condenar a muerte a su Mesías y Dios y, sin embargo, persistir a través de los siglos en ésta perfidia sin ser objeto de reprobación y maldición, sin ser culpable de deicidio.

Esto es confundir los términos y, en este caso, mentir.

Los judíos que, por la fe en la promesa, reconocen a Cristo como Mesías y Dios, siguen siendo herederos de Abraham y verdadero pueblo de Dios.

Pero los infieles y prevaricadores, los que positiva y obstinadamente lo rechazan, como sus padres lo rechazaron, esos no son ni serán “pueblo de Dios” mientras dure su infidelidad; y, mientras tanto, son réprobos y malditos, lo cual no implica que lo sean eternamente.

 

Primera parte visto en Miles Christi - Segunda parte del padre Juan Carlos Ceriani en Radio Cristiandad