"Amados, al contemplar a Jesús levantado en la cruz, no os limitéis a ver en Él lo que veían los impíos, a quienes Moisés dice: Tu vida estará como suspendida ante tus ojos, y temerás día y noche, y no creerás en tu vida. Jesús crucificado no podía suscitar en ellos más que el pensamiento de su propio crimen; por esto, al verle, temblaron, mas no con el temor que justifica a los creyentes, sino con el que atormenta a las conciencias culpables.
Nosotros, empero, iluminados por el espíritu de verdad, abrazamos con libertad y pureza de corazón a la Cruz, que resplandece en el cielo y en la tierra, y sólo atendemos al misterio que el Señor, refiriéndose a su Pasión, del cual decía: Ahora va a ser juzgado todo el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y Yo, cuando fuere levantado sobre la tierra, atraeré a mí todas las cosas.
¡Oh admirable virtud de la Santa Cruz! ¡Oh inefable gloria de la Pasión, en que podemos considerar el tribunal del Señor, el juicio del mundo y el poder del Crucificado! Atrajiste a ti todas las cosas, Señor, cuando teniendo extendidas todo el día tus manos hacia un pueblo incrédulo y rebelde, el mundo entero supo que debía rendirte homenaje.
Atrajiste a ti todas las cosas cuando todos los elementos unidos en una sola voz para condenar la injusticia de los judíos, y obscurecidos los astros, trocándose en tinieblas la luz del día, la tierra fue conmovida por sacudidas y toda la creación se negó a servir a aquellos impíos. Todo lo atrajiste a ti porque, al rasgarse el velo del templo, el Santo de los santos rechazó a sus indignos pontífices, indicando que la figura se convertía en realidad, la profecía en revelación manifiesta, la ley en Evangelio.
Atrajiste a ti, Señor, todas las cosas para que la piedad de todas las naciones celebrase, como un misterio libre de todo velo, lo que Tú tenías oculto en un templo de Judea, a la sombra de las figuras. Ahora, pues, el orden de los levitas brilla más, la dignidad sacerdotal tiene mayor grandeza, y la unción de los pontífices mayor santidad.
Y esto porque la fuente de toda bendición y el principio de todas las gracias están en tu Cruz, la cual cambia a los creyentes de la debilidad a la fuerza, del oprobio a la gloria, de la muerte a la vida. Ahora, abolidos ya los sacrificios de animales, sólo la oblación de tu cuerpo y sangre ocupa el lugar de todas las víctimas. Porque Tú eres “el Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo; y todos los misterios se cumplen en ti, así como las Hostias que se te ofrecen no son más que un solo Sacrificio, todas las naciones no forman más que un solo reino."
(San León, Papa - Breviario Romano)
V. Este es el signo de la Cruz que aparecerá en el cielo.R. Cuando el Señor venga a juzgar.
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