Lo que fue un año muy pesado y desafiante para muchos ha llegado a su fin. Dios permite el mal para nuestra santificación, así que no hay motivo para estar menos agradecido por el 2020 que por cualquier otro año. De hecho, deberíamos estar aún más agradecidos porque toda adversidad es una oportunidad para la práctica de la virtud; es una oportunidad para demostrar, aunque solo sea a nosotros mismos, que realmente amamos a Cristo:
Y el que no carga su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. (Lucas 14:27)
Porque el Señor al que ama, castiga; y azota a todo el que recibe por hijo. (Hebreos 12: 6)
Porque considero que los sufrimientos de este tiempo no son dignos de ser comparados con la gloria venidera que se revelará en nosotros. (Romanos 8:18)
Al mismo tiempo, también es legítimo disfrutar un poco de humor sano y bromas ligeras de vez en cuando. De hecho, es importante hacerlo, no sea que las luchas, los dolores y las decepciones de la vida nos abrumen. Con ese fin, incluso la “Iglesia de la Alegría” del Vaticano II puede contribuir, aunque sin saberlo.
El siguiente videoclip muestra lo que quizás sea uno de los contratiempos más divertidos que jamás haya visto. Solo dura 20 segundos y no se necesitan palabras:
Para aquellos que no pueden reproducir el video por una razón u otra, esto es lo que muestra: Un obispo anciano del Novus Ordo habla a la multitud usando un micrófono estándar. Cuando termina, quiere rociar a todos con agua bendita y confunde el micrófono con el aspersorio, es decir, el dispositivo de aspersión que se usa para dispensar agua bendita. Mientras intenta sumergir el micrófono en el balde de agua bendita, se escucha una respuesta audible, y uno de sus asistentes se lo quita y le da el aspersorio real. El clérigo se da cuenta de su error, sonríe y procede con normalidad. El clip también incluye una divertida voz en off en alemán. El orador dice: "El padre Bacterius es simplemente demasiado viejo para la tecnología ... de la década de 1930".
Sea lo que sea lo que depare el año nuevo, habrá muchas oportunidades para cada uno de nosotros para que obremos “con temor y temblor nuestra salvación” (Filipenses 2:12). El sufrimiento, si se abraza con el espíritu sobrenatural correcto, es el camino que conduce al cielo. Si queremos resucitar con Cristo a la felicidad eterna, también debemos hacer nuestro su doloroso camino al Calvario. No hay resurrección sin cruz.
Que Dios conceda que 2021 sea un año en el que más almas se conviertan a Él y a Su santa Iglesia Católica, la única Arca de Salvación. Y que aquellos que ya están convertidos, sean más fervientes en su amor a Dios y al prójimo, y aumenten en devoción y celo por Su gloria.
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