DON CAMILO
¡BEATO SÚBITO!
ORACIÓN PARA LA DEVOCIÓN PRIVADA
Señor, tu que suscitaste a tu siervo Camilo:
a) para que implorase cual remozado Salmista: ¡Levántate, Señor! ¡Sálvame, Dios mío! Tú golpearás en la cara a mis enemigos; ¡les romperás los dientes a los malvados! (Salmo 3,7);
b) para que fuera intérprete literaliter del parresíaco mandato neotestamentario, según el cual, “es preferible dar que recibir” (Hechos 20, 25);
c) para que pusiera en acto el magisterio infalible del Santo Padre Francisco, quien ha dicho: ”Si alguien insulta a mi madre puede esperarse un puñetazo”(Declaración del 15/12/2015), tanto más, si análogamente refiere el críptico texto petrino a la Madre Iglesia.
d) para que, encarnando el espíritu paulino, hiciera realidad la justiciera amenaza del Apóstol al malvado Ananías: “A tí te golpeará Dios, muro blanqueado!” (Hechos 23,3).
e) para que reeditara el ciclópeo mamporro e inspirado soplamocos de San Nicolás de Bari al heresiarca Arrio;
f) para que no dejara caer en el olvido la sentencia conminatoria del Crisóstomo, referida a los protervos: “rómpele la boca, santificando así vuestras manos”, como en inolvidable moraleja nos alecciona San Luis María Grignion de Monfort(cfr. Obras Ascéticas, vol. II, Madrid, BAC, 1954, p. 529);
g) para que rememorara e hiciera patente y vigente el viejo e hidalgo ritual medieval de la colafización; palabra que hunde su raíz etimológica en el griego, pasando después por el latin: colaphizo, y que en principio y simplificando significa propinar una reverenda y doble cachetada.
h) para que se prestara atención debida al pedido del futuro Juan Pablo I, quien en epístola de 1972, propuso este canon: “Quien golpeare moderadamente a un clérigo que habitualmente descuida la catequesis, no incurre en excomunión, antes bien merece alabanza. Porque tales golpes serían dados a instigación no del diablo, sino del ángel”.
Para que, al fin, nos inspirara en la batalla terrena anticipo de la celeste; te pedimos, Oh Señor de los Ejércitos, que eleves súbitamente a tu siervo Don Camilo a la condición de beato. Que sea tenida por festividad suya, propiamente el 21 de diciembre, tomándose por milagro probado la manifestación pugilística en la mentada fecha de un cura másculo, converso de los Islamitas, según las Crónicas refieren. Que, al fin, y hasta que la Congregatio de Causis Sanctorum se expida, se celebren en el precitado fasto, y en todos los templos y oratorios de la patria -por presbíteros de Catecismo Romano sabido que oficien en ellos- la Misa Votiva Coram Deo, con ornamentos de color encarnado, en memoria de que los sacerdotes, incluso, tienen sangre en las venas, y cuando así sucede son dechados, arbotantes y arquetipos para los laicos y gloria inmensa para el Altísimo.
¡Señor!: te lo pide, impetra y ruega y suplica con nos, el mismísimo Don Pepone. Y en señal de devoción, rezamos a continuación:
Tres Avemarías, Paternoster y Gloria.
Antonio Caponnetto, Anagni, Adviento de 2020.
El celo por tu casa me consumirá.
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