viernes, 30 de abril de 2021

De santa Catalina, a los obispos cómplices y silenciosos

Que la severa palabra de la Verdad no sea dirigida a ti cuando dijo: 'Maldito seas porque has guardado silencio' 

Desde lo más profundo de los siglos el grito de santa Catalina dirigido a los obispos y cardenales que asisten en silencio a la destrucción de las almas que se perpetra hoy con su silencio cómplice...

[…] ¡Pobre de mí! ¡Pobre de mí! ¡Mi alma desgraciada! Abre los ojos y mira bien la perversidad de la muerte que ha entrado en el mundo y, especialmente, en la santa Iglesia, cuerpo místico de Jesús.

¡Pobre de mí! ¡Rompiste tu corazón y tu alma al ver tantas ofensas cometidas contra Dios! Ves, padre, que el diablo, un lobo infernal, secuestra a los hombres, las ovejas que pastan en el huerto de la santa Iglesia; y no hay quien se mueva y se las arrebate de la boca. Los pastores duermen en su amor propio, en la misma codicia e inmundicia; y están tan ebrios de orgullo que duermen y ni siquiera se sienten, aunque ven que el diablo, el lobo del infierno, les quita la vida de gracia y también a las personas que les son confiadas. No les importa: y todo esto se debe a la perversidad de su amor propio. ¡Qué peligroso es el amor propio en los obispos, en los sacerdotes y en el pueblo que se les ha confiado!

Eres obispo; si tienes amor propio, no corriges el defecto que ves en las personas que te han confiado: porque si te amas a ti mismo, caes en el respeto humano, y por eso no intervienes para corregirlo. Si te amaras a ti mismo por Dios, por el contrario, no temerías al respeto humano; valientemente, con corazón fuerte, corregirías los defectos, y no te callarías, ni fingirías no ver.

Querido Padre, quiero que estés libre de amor propio. Por favor, vive para que esa palabra severa, con reproche, de la Verdad, no te sea dirigida cuando él dijo: "Maldito seas, porque permaneciste en silencio".

¡Pobre de mí! ¡No guardes más silencio! ¡Grita con cien mil lenguas! Veo que, con el silencio, el mundo está en ruinas, y la santa Iglesia, la Esposa de Jesús, se ha puesto toda pálida y ya no tiene su color, porque de ella ha sido chupada la sangre: la sangre de Jesús, entregada a nosotros por gracia y no para saldar una deuda, los malos pastores la roban con orgullo para su propio beneficio, quitando la gloria que debe pertenecer a Dios, y entregándosela a sí mismos. Roban con simonía, vendiendo los dones y las gracias que nos da la gracia, al precio de la sangre del Hijo de Dios. [...]

Santa Catalina de Siena, Carta 16, A un obispo

 Santa Catalina, ¡intercede por nosotros!

1 comentario:

  1. Que fuertes palabras para los cristianos de hoy!...y que compromiso sugiere porque el que no pierde nada y tiene los ojos en las prebendas del siglo,prefiere callar...es cosa de curas.El problema que son ellos los que callan favoreciendo caminos donde las verdades evangelicas quedan trastocadas y convenientemente presentadas parecen verdades faciles de creer.Admiro al que se rebela con la sana doctrina en la mano..todo lo que pierda Dios se lo compensara

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