lunes, 22 de marzo de 2021

Tiempo de Pasión


El Redentor, que ha cumplido ya

los treinta años, llegando al fin

de su vida mortal, al ofrecerse

por su libre voluntad a la Pasión,

es levantado en el árbol de la cruz

cual Cordero que va a ser inmolado.


¡Cómo languidece, abrevado con hiel:

las espinas, los clavos, la lanza,

han traspasado su delicado cuerpo;

mana agua y sangre; en qué río

son lavados la tierra, el mar,

los astros y el mundo!


¡Oh cruz fiel, único árbol

noble entre todos!, ninguna selva

produce otro semejante

en hojas, en flores y en fruto.

Dulces hierros y dulce madero

sostienen tan dulce peso.


¡Oh árbol excelso!, inclina tus ramas,

ablanda tus duras entrañas

y suavícese esa rigidez

que te dio la naturaleza;

y extiende en blando lecho

los miembros del Rey soberano.


Tú solo has sido digno de sostener

la víctima del mundo, y, cual arca

que ungió la sangre sagrada

que fluyó del cuerpo del Cordero,

fuiste digno de ofrecer

un puerto al mundo náufrago.


Gloria sempiterna sea dada

a la Trinidad Santa;

igual al Padre y al Hijo;

igual honor al Paráclito:

el universo alabe el nombre

del que es Uno y Trino.

Amén.


(Laudes - Himno)

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