jueves, 15 de abril de 2021

Beato Lorenzino Sossio de Marostica, Mártir asesinado por los judíos

Republicado

En honor del Beato Lorenzino mártir, asesinado por judíos por odio a la fe cristiana



Beato Lorencito Sossio de Marostica, Mártir (1480-1485).

Beatus Laurentinus Sossius Marosticensis, Martyr (1480-1485).

Diócesis de Vicenza (Italia).

Este niño de cinco años fue víctima de un infanticidio ritual atribuido a los hebreos de Bassano y tal acusación llevó a la expulsión de los hebreos de Vicenza y de su territorio, decretada por el Dux (Lider) Marco Barbarino el 21 de abril de 1486.

Oración

"Oh Dios, restaurador de la inocencia, por cuyo nombre, el Beato inocente Lorenzo fue masacrado por los pérfidos judíos con el suplicio de una muerte cruel, concédenos, Te rogamos, que por la intercesión de Sus méritos, después de esta vida, podamos alcanzar la Patria celestial" (Oración de la Santa Misa).





La historia milagrosa del beato Lorenzino

El Beato Lorenzo Sossio (o Fossa o Fosser o De Lorenzoni) nació en la localidad de Valrovina (fracción de Bassano del Grappa) en 1480. Su padre, Giorgio Sossio, soldado de la Serenísima República Veneciana, después de una sola noche de matrimonio, fue obligado a partir a la guerra; regresando nueve meses después encontró a su mujer, María dei Rosa, con un neoanto de apenas diez días en sus brazos. Creyéndose traicionado y ciego de improvisa celosía, desenvainó la espada y amenazó con matar a su esposa, que, devota de la Santísima Virgen, invocó protección en el peligro. Y he aquí el primer milagro: el infante de solos diez días se interpuso, aferró con sus manos la espada del padre, y le dijo: “Detente, padre mío, yo soy tu hijo”.

Cinco años después, el 5 de Abril de 1485, este niño de preclaras gracias, fue llevado a una localidad aislada (Caluga) por algunos individuos (judíos), que lo traspasaron con largos clavos de hierro para extraer su sangre y lo circuncidaron; cumplido el malvado crimen fueron acompañados por un eremita mientras se alejaban del sitio luego de haber intentado ocultar el cadáver bajo un montón de piedras; no obstante todos sus esfuerzos, siempre quedaba aún descubierta cualquier parte del cuerpo ensangrentado.

Dada la alarma, entre la angustia de sus padres, le fue dada una primera sepultura en la tierra, supuesto que que, prudentemente, no daba entonces por descontado el tratarse del martirio. Pero, en la noche, el cuerpo del pequeño Beato emanaba rayos de luz y perfume de flores fragantes mientras que de la tierra surgía el bracito con la mano derecha levantada hacia el cielo; eventos que maravillaron a la población y a las autoridades.

Se decidió por tanto darle sepultura en la iglesia. Pero habiendo surgido una disputa entre los habitantes de Bassano y los de Marostica, donde se encontraron los despojos, se acordó colocar el pequeño ataúd sobre un carro, tirado por dos novillas y dejar que fuese la Providencia quien indicase con alguna señal especial la ciudad escogida. A la altura de la encrucijada entre Bassano y Marostica las novillas espontáneamente se dirigieron hacia Marostica, deteniéndose solamente al llegar a la escalinata que hoy conduce al convento de San Sebastián y donde un capitel recorda al beato inocente.



En torno a las reliquias incorruptas del Beato, florecieron enseguida gracias y milagros; especialmente las uñas de las manos y de los pies y los cabellos rubios del pequeño Mártir continuaron creciendo por años, hasta cuando la madre, única que tenía el privilegio de cortárselos, y que entonces había quedado viuda, no se volvió a casar.

Después de diversas traslaciones, a causa de las supresiones napoleónicas, los restos del Beato Lorenzino encontraron reposo en la actual iglesia parroquial de Santa María de la Asunción. Durante el último conflicto mundial, por manos del párroco Don Casto Poletto, los marosticenses hicieron voto solemne de erigir en su honor una capilla si su ciudad escapaba de la destrucción. Atendidos, los marosticenses cumplieron su voto inaugurando solemnísimamente la construcción, en Abril de 1947, en presencia de los obispos de Reggio Emilia (Mons. Socche) y de Vicenza (Mons. C. Zinato).


Las fuentes históricas más antiguas

El processo contra los responsables fue muy lejos y las actas fueron sin embargo quemados en el incendio de la Torre de Marostica de 1509; que las autoridades venecianas consideraron como cierta la matriz hebraica en odio a la fe cristiana, análogamente a episodios similares de homicidio ritual que ya habían sucedido en otros lugares (el caso del Beato Simón en Trento, el del Beato Andrés de Rinn cerca a Bressanone, el del Beato Sebastián en Portobuffolé cerca a Treviso, todos a breve distancia de tiempo) es confirmado por el bando de expulsión que en 1489 golpeó a los judíos de Vemecia, aparte de las consuetudinarias usuras, también por el asesinato del pequeño Lorenzo. Marino Sanuto el Joven, historiador de la República, en sus Diárii, anota en el 28 de Abril de 1500 deberse buscar a un Marcuccio, judío prestamista de Bassano, como determinador del delito, agregando: “e se si prendesse uno Marcuzzo, zudeo, si saperia qualcosa”.
   
En 1488 el Obispo Pietro Barozzi llega a Marostica: prudentemente, para evitar revueltas antijudías a causa del horrendo delito, que él mismo, en su relación, les atribuye, prohíbe el culto público, no así el privado, del Mártir y deja la urna sobre el altar, junto a los exvotos, lo que equivale a una tácita aprobación del hecho y de su carácter de verídico; examina el cadáver y observa que está incorrupto y de la estatura de casi tres años; que el niño, del cual es incierto el apellido, estaba circuncidado; nota aparte el fenómeno de las uñas y de los cabellos, que le parece todavía un evento natural.

También el Senador veneciano Flaminio Cornaro y el obispo regente Mons. Pietro Bruti, mencionan el suceso del niño de Valrovina. El padre Francesco Barbarano en 1652 transcribe de documentos originales conservados en el monasterio de San Sebastiáno en Marostica y que se remontan al año 1487, las numerosísimas gracias debidas a la intercesión del Beato Lorenzino, con indicación de los beneficiarios de los milagros, de los testigos y de los respectivos lugares de proveniencia. Las fuentes sucesivas, una tras otra, no hacen sino confirmar y acrecentar la fama de santidad.

     
El culto ab immemorábili prestado al Beato y el pronunciamiento de las supremas autoridades eclesiásticas

El Beato Lorenzino recibió por tanto un culto inmemorial, ultracentenario antes de 1634, como es pedido por los decretos del Papa Urbano VIII, gracias a la ininterrumpida aprobación de los obispos de Padua y de Vicenza bajo los cuales alternativamente fue puesta Marostica. Ininterrumpida, ya que, como se evidencia en el debate del 31 de Agosto de 1867 en Roma, ante la Sagrada Congregación de Ritos, debate que precedió el decreto de la misma Congregación y del Papa Pío IX (5 de Septiembre de 1867) confirmando el culto del Beato Lorenzino, la antigua decisión del obispo Pietro Barozzi de prohibir el culto público en aquel lejano 1488, fue considerada forzada, asumida con el solo objetivo de impedir turbaciones del orden público.
   


En efecto, ya en 1602 el obispo de Padua, Mons. Marco Corner, había introducido en Roma la causa de beatificación, pero la muerte del obispo hizo que la causa fuese interrumpida y en seguida las actas se perdieron, junto con manuscritos, exvotos y cuadros, por un incendio propiciado en un rapto de locura por el sacristán del convento de San Sebastián, donde estaban depositados los originales. Uno solo de estos cuadros arrojados a las llamas documentaba veintidós gracias obtenidas por intercesión del Beato en el espacio de un solo año.
   
Entre los muchos obispos que permitieron el culto del Beato, se anotan el Beato Gregorio Barbarigo y el Card. Carlo Rezzonico, posterior Papa Clemente XIII.
   
En 1867 cupo al Obispo de Vicenza, Mons. Giovanni Antonio Farina, el honor de promover en Roma la causa de confirmación del culto del Mártir Lorenzino, triunfalmente concluida con el citado decreto de la Sagrada Congregación de Ritos, aprobado por Pío IX.
  
El 5 de Mayo de 1889 el entonces Obispo de Vicenza, Mons. Antonio María de Pol celebró solemnemente la Santa Misa en honor del Beato en la iglesia de Marostica, pronunciando en la ocasión una memorable homilía, en donde llamaba afortunados a los marosticenses: aludiendo al Beato Lorenzino, “vosotros poseéis”, declaraba el Obispo, “un tesoro, envidiado con razón por otras tierras; poseéis una prenda preciosa del amor divino. ¡Ah! Habéis de guardarlo vosotros, vuestros hijos y vuestros nietos dignos de tanto honor y de tanta gloria. Y lo haréis ciertamente, si ponéis todo cuidado en el defender y custodiar inalterada la fe de los antiguos, que es la fe Católica [...]”. Y refiriéndose a la masonería, ya en el poder a través de la revolución francesa y el denominado “Risorgimento”, también en la Italia católica, proseguía: “Lo haréis si con aquella fuerza que viene de Dios y que os intercederá el glorioso Lorenzino, resistís con denuedo a las falsas doctrinas de los secuaces de la judaica superstición, cualquiera que sea el nombre y la forma que tome hoy en día. [...] Sí, es bueno que lo sepáis de la boca de vuestro Obispo, que una secta perversa continúa actualmente las supersticiones y las impiedades judías, muy probablemente animada, sostenida y en parte engañada por los obstinados descendientes de los crucificadores de Cristo y asesinos de nuestro Lorenzino; secta de hombres réprobos, que aspiran no tanto a matar a un cristiano, sino a matar al mismo Cristianismo”.
   
En 1885, en ocasión del IV centenario del martirio del Beato Lorenzino, estuvo presente en la solemne funzione, según escribió Don Igino Milan, en su obra Il Beato Lorenzino da Marostica nella storia e nel culto, el mismo Patriarca de Venecia, el Cardenal Domenico Agostini.
  
Entre el 7 y el 9 de Abril de 1910, estando presente el entonces obispo de Vicenza, Mons. Antonio Feruglio, tuvo lugar una de las tantas solemnes traslaciones de la urna del Beato; el mismo prelado en 1908 se congratulaba con el polemista católico Don Ottavio Ronconi, por haber “sabido defender el honor [...] de tres Beatos, uno de los cuales es nuestro Beato Lorenzino de Marostica, rebatiendo victoriosamente las gratuitas insinuaciones donde algunos se esfuerzan en exonerar a los judíos del horrible delito de haber sido sus verdugos”.

  
La Misa propia del Beato, sus reliquias, e iconografía

En 1870 Pío IX, concedió el oficio propio del Beato, en honor de Lorenzino Sossio y a beneficio del clero de Padua y de Vicenza, fijando a 15 de Abril su fiesta litúrgica y la fiesta externa en Marostica el segundo Domingo después de Pascua.
  
El brazo y la mano derecha del Beato se conservan todavía expuestos al culto y a la devoción en un altar lateral de la iglesia de San Ambrosio en Valrovina, lugar de nacimiento de Lorenzino.




En la parroquia de Santa María de la Asunción, en Marostica, permanece la gran capilla lateral en honor de Lorenzino, con su urna y las pinturas (incruenta); la fuerte devoción popular deja todavía flores y velas ante su altar. También en el techo de la parroquial se ve retratado el Beato Lorenzino. Allí permanece hasta el día de hoy la vía que flanquea la iglesia y una escuela materna, hasta 1974 dirigida por monjas. Permanece el capitel en la calle a él dedicada.
  
También en el pueblo natal, Valrovina, la vía principal conserva el nombre del Beato Lorenzino; cuadros (incruentos) que lo representan en la iglesia de San Ambrosio, especialmente en el techo; un templete en el monte de la iglesia está dedicado al pequeño mártir y en él un cuadro recuerda el primer milagro de la palabra, a los solamente diez días de edad.




La Gloria de San Lorenzo Sossio



En Caluga, a orillas del bosque, un capitel se erige en el lugar donde el pequeño Mártir fue sacrificado. Sobre la pared de fondo algunos verdugos hebreos le están martirizando: sus rostros parecen sin embargo raspados a propósito para hacer difícilmente reconocible la escena.


Las infundadas objeciones “científicas” movidas contra el Beato Lorenzino por los anticlericales/masones y modernistas en odio a la fe católica

Infundada la acusación de una psicosis colectiva de delito ritual o de una inmensa conjura antisemita urdida por frailes fanáticos y autoridades eclesiásticas y civiles (verdaderamente prudentísimas, como se ha visto) contra los pobres judíos; infundada la superstición volterriana que ha decidido que los milagros no pueden ni deben existir; infundada, como en su tiempo demostró Mons. Umberto Benigni, la afirmación de que el sacrificio ritual talmúdico (es decir, determinado por la exigencia de buscar sangre cristiana inocente para mezclar con los panes ácimos de la Pascua hebraica) -que por otra parte es cuestión histórica y no ya de fe- habría sido excluido de las bulas de Inocencio IV o por el Cardenal Ganganelli (el cual también lo admite explícitamente en los dos casos de Trento y de Rinn); falso que dicho sacrificio ritual, como demostró en su tiempo La Civiltà Cattolica, deba perpetrarse por fuerza en la Semana Santa, tanto que ninguna relevancia tiene la circunstancia de que el 5 de Abril de 1485, fecha del martirio del Beato Lorenzino, fuese martes después de Pascua y no ya Viernes Santo. Restaría más bien acertar cuándo caía ese año la Pascua judía, también si la sangre para los ácimos, reducida en polvo, podía ser utilizada también en un largo lapso. La cuestión del sacrificio ritual va de todas maneras impuesta correctamente y con justa prudencia y solamente para los judíos observantes de los preceptos talmúdicos, esto es, posbíblicos. Por otra parte las persecuciones desencadenadas contra los católicos por parte de los judíos no constituyen una novedad: piénsese solamente en cuanto debió padecer San Pablo a manos de los israelitas, siendo flagelado y escapado de atentados, el protomártir San Esteban y más. En todo caso, es sobre el terreno religioso y no étnico o racial, y salvando la caridad, que la Iglesia siempre ha impuesto la cuestión judía.

   
Los castigos para quien se burla o blasfema de los Santos del Señor o para los escépticos que quieren complacer al mundo y a los no cristianos

El Beato Bernardino de Feltre, famoso por haber fundado los Montes de Piedad para sustraer al pueblo de la usura practicada por los judíos, muchas veces tuvo que advertirle a los incrédulos que no se burlaran de Dios y poniendo sobreaviso a los Cristianos, como se diría hoy, sobre los peligros del falso ecumenismo y de la impiedad (profetizó lamentablemente a los habitantes de Trento la muerte del Beato Simón, pero no fue escuchado sino cuando la predicción se realizó bajo sus propios ojos). ¿Qué diría hoy de toda una legión de prelados, que han perdido la Fe y que, afligidos de un meaculpismo tanto suicida como históricamente falso y escandaloso para las almas, están dispuestos a todo, incluso vender los propios Santos, como en el caso del inocente Mártir Lorenzino, para no ser odiados del mundo? ¿Qué castigo incomparablemente más grande caerá sobre ellos y sobre los desventurados que los siguen en este camino de impiedad y de apostasía? ¿Cuándo se ha visto en la historia cristiana que los ministros del Señor han cooperado con los enemigos de la Iglesia en la profanación y blasfemia (porque tal cosa es tachar de antisemitismo el culto al Mártir Lorenzino) contra la Iglesia y los Santos? Cierto que, en vista de la inevitable y cierta restauración doctrinal que pondrá fin a esta increíble crisis eclesial que estalló con el Concilio Vaticano II, responde a una secreta pedagogía divina que el mal siga su curso, que se haga más presuntuoso: mayor será el fracaso que producirá su caída, mayor será el bien que recibirán las almas.

   
Los responsables

La Asociación italiana para el estudio de la santidad, de los cultos y de la hagiografía (en italiano AISSCA), la Facultad de Letras y el Instituto de Historia de la Universidad de Verona, el Común de Verona, que han dado el patrocinio, y los bancos veroneses (CariVerona y Banca Popolare) que financian siempre lo que no deben, pero sobre todo la Biblioteca Capitolare y la infaltable (cuando se trata de militar contra la Iglesia Católica) Verona ex-Fedele (18/X/98): un clero infiel, rebajado a pactos con el mundo y mendigo a la puerta de los poderes fuertes, que será el juguete de los anticlericales, hasta que no se levante, retornando al Padre Celestial, por la vía obligada de la perenne doctrina de la Iglesia.



Bibliografía mínima

Decreto que confirma el culto ab immemorábili rendido a Lorenzino Sossio, con aprobación del papa Pío IX. Roma, 1867. Tipografía de la Cámara Apostólica. (Texto en latín) 
Animadversiónes Promotóris Fídei. Respónsio ad animadversiónes. En: Confirmatiónis cultus ab immemorábili témpore prestíti Servo Dei Laurentíno Sossio Mártyri quinquénni Beáto nuncupáto en Acta ex iis decérpta quæ apud Sanctam Sedem gerúntur in compéndium oppórtune redácta et illustráta… Volumen III. Roma, Imprenta Políglota de la S. C. De Propaganda Fide. Eq. Pietro Marietti ejusdem S.C. Socio Administro Edente. 1867.
La Civiltà Cattolica. Vol. VIII. Serie XI. 1881 (págs. 225-231, 344-352, 476-483, 730-738); Vol. IX, 1882 (págs. 107-113, 219-225, 472-479, 605-613, 727-738). Serie de artículos sobre el homicidio ritual talmúdico y sobre el caso del Beato Simón de Trento.
Daniele Pergola (ex Rabino): La necessità del Vangelo ovvero Gesù Cristo e Giuda Iscariotta. Tipografía Editrice G. Candeletti. Turín, 1884.
Homilía en honor del Beato Lorenzino Sossio recitada por S.E. Rev.ma Mons. Antonio Maria de Pol, Obispo de Vicenza el día 5 de Mayo de 1889 en la iglesia arciprestal de Marostica. Tipografía San Giuseppe. Vicenza, 1890.
Il pane di Pesach. En Verona Fedele, 30 de Abril de 1891.
La morale giudaica y La morale giudaica e il mistero del sangue. En La Civiltà Cattolica. Vol. V. Págs. 145-160 y 269-286. Año 1893.
Sac. Ottavio Ronconi: Per l’onore di tre Beati uno dei quali Lorenzino di Marostica. Libreria Editrice Ecclesiastica Giovanni Galla. Vicenza, 1908.
Mons. Giustino Bonaventura Pranaitis: Christiánus in Talmúde Judæórum, sive Rabbínicæ doctrínæ de Christiánis secréta. Imprenta de la Academia Imperial de Ciencias de Petrogrado. Reimpreso por Tuminelli & C. Editori. Con traducción latina e italiana. Roma-Milán, 1939.
Mons. Umberto Benigni: Storia sociale della Chiesa. Vallardi Editore. Vol. IV, Tomo I, págs. 369-387 y Vol. V, págs. 576-587. Milán, 1939.
Don Egidio Milan: Il Beato Lorenzino da Marostica nella storia e nel culto. Tipografía Ars et Religio. Vedelago (Treviso), 1954.
Andrea da Rinn, Beato. Entrada en Bibliothéca Sanctórum. Vol. I, Cols. 1148-1149. Pontificia Universidad Lateranense. Società grafica romana. Roma, 1961.
Don Giuseppe Pavani: San Domenichino Del Val Chierichetto Martire. Abadía San Juan Evangelista (Padres Benedectinos). 3a Edición. Parma, 1963.
Salomone Giuseppe Radzik: Gli ebrei ed il culto del Beato Lorenzino venerato a Marostica ed a Valrovina. Mecanografiado. Venecia, 1985. [Con reservas]
Mons. Francesco Spadafora: Cristianesimo e giudaismo. Edizioni Krinon. Caltanissetta, 1987.


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Desde agerecontra.it vía Non Possumus, traducción Caballero de la Inmaculada. Y otras fuentes. 

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